/ miércoles 15 de marzo de 2017

Miguel Ángel y Del Piombo, una colaboración que trascendió al Renacimiento

La Galería Nacional presenta las obras del maestro del Renacimiento Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) y su cercana colaboración con Sebastiano del Piombo (1485-1547) que trascendió el siglo XVI con temas sobre la vida, la muerte y la resurrección.

Esta es la primera exposición de esta índole en el mundo sobre la obra de dos pintores que fueron amigos durante 25 años hasta que la amistad se rompió por una discordia sobre la técnica para pintar el Juicio Final en la Capilla Sixtina en El Vaticano.

El curador de la muestra, Matthias Wivel afirmó a Notimex que la muestra habla de la “colaboración y amistad entre los dos pintores. Una colaboración práctica contra el pintor Rafael”, prodigioso e influyente pintor italiano.

“Es también sobre la gran influencia de Miguel Ángel en Sebastiano, pero es más sobre la colaboración entre amigos. Sebastiano fue de gran ayuda a Miguel Ángel. Le ayudó con sus proyectos y las cartas que intercambiaron corroboran su cercana amistad”. La primera colaboración fue la Lamentación sobre el cadáver de Cristo conocida también como la Piedad de Viterbo (1512-16) que plasma la visión artística conjunta y religiosa donde por primera vez el cuerpo inerte de Cristo yace en el suelo y no en el regazo de su madre.

Como resultado de esta colaboración Sebastiano obtuvo otros dos encargos importantes que contaron con la mano prodigiosa de Miguel Ángel: La decoración de la Capilla Borgherini en Roma, y la Resurrección de Lázaro (1517-1519).

Este cuadro de gran escala aparece en una de las salas junto a un pequeño bosquejo que realizó Miguel Ángel sobre la figura de Lázaro.

Sin embargo, la pintura comisionada por el cardenal Giulio de Medici -el futuro Papa Clemente VII- es una creación atribuida principalmente a Sebastiano.

Su más cercano rival, Rafael producía al mismo tiempo la Transfiguración, lo cual puso a los artistas en una competencia directa.

La exposición cuenta con íntimas cartas que intercambiaron Sebastiano y Miguel Ángel en la que expresan su admiración por el otro, la rivalidad con el pintor Rafael y el carácter “terrible” de Miguel Ángel, según palabras del Papa Leo X.

“Es terrible, como puedes ver, no podemos lidiar con él”, señala una de las cartas de Sebastiano a Miguel Ángel, donde el primero describe una audiencia que tuvo con el Pontífice.

El genio creativo de Miguel Ángel destaca en una sala dedicada a la impresionante escultura de mármol El Cristo de la Minerva (1514-15) en yuxtaposición con una copia en yeso de una segunda versión de Cristo, quien aparece de pie completamente desnudo con algunas variantes de su primera versión.

Otra de las obras sobresalientes de la muestra es un tríptico de Sebastiano que por primera vez vuelve a reunirse desde su separación en 1646.

Se trata de la Lamentación sobre el cadáver de Cristo (Hermitage, San Petersburgo) que aparece junto la Bajada de Cristo al Limbo (Museo del Prado, Madrid) y una copia de la desaparecida obra de Sebastiano Aparición de Cristo a los Apóstoles que pintó el español Francisco Ribalta en el siglo XVII.

En otra sala fue reconstruido un domo que emula la Capilla Borgherini de Roma.

La capilla fue reconstruida para evocar la original, con copias digitales que denotan una elaborada composición donde Cristo aparece dos veces: sufriendo la flagelación y durante la transfiguración donde se les aparece a sus discípulos.

La Galería Nacional presenta las obras del maestro del Renacimiento Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) y su cercana colaboración con Sebastiano del Piombo (1485-1547) que trascendió el siglo XVI con temas sobre la vida, la muerte y la resurrección.

Esta es la primera exposición de esta índole en el mundo sobre la obra de dos pintores que fueron amigos durante 25 años hasta que la amistad se rompió por una discordia sobre la técnica para pintar el Juicio Final en la Capilla Sixtina en El Vaticano.

El curador de la muestra, Matthias Wivel afirmó a Notimex que la muestra habla de la “colaboración y amistad entre los dos pintores. Una colaboración práctica contra el pintor Rafael”, prodigioso e influyente pintor italiano.

“Es también sobre la gran influencia de Miguel Ángel en Sebastiano, pero es más sobre la colaboración entre amigos. Sebastiano fue de gran ayuda a Miguel Ángel. Le ayudó con sus proyectos y las cartas que intercambiaron corroboran su cercana amistad”. La primera colaboración fue la Lamentación sobre el cadáver de Cristo conocida también como la Piedad de Viterbo (1512-16) que plasma la visión artística conjunta y religiosa donde por primera vez el cuerpo inerte de Cristo yace en el suelo y no en el regazo de su madre.

Como resultado de esta colaboración Sebastiano obtuvo otros dos encargos importantes que contaron con la mano prodigiosa de Miguel Ángel: La decoración de la Capilla Borgherini en Roma, y la Resurrección de Lázaro (1517-1519).

Este cuadro de gran escala aparece en una de las salas junto a un pequeño bosquejo que realizó Miguel Ángel sobre la figura de Lázaro.

Sin embargo, la pintura comisionada por el cardenal Giulio de Medici -el futuro Papa Clemente VII- es una creación atribuida principalmente a Sebastiano.

Su más cercano rival, Rafael producía al mismo tiempo la Transfiguración, lo cual puso a los artistas en una competencia directa.

La exposición cuenta con íntimas cartas que intercambiaron Sebastiano y Miguel Ángel en la que expresan su admiración por el otro, la rivalidad con el pintor Rafael y el carácter “terrible” de Miguel Ángel, según palabras del Papa Leo X.

“Es terrible, como puedes ver, no podemos lidiar con él”, señala una de las cartas de Sebastiano a Miguel Ángel, donde el primero describe una audiencia que tuvo con el Pontífice.

El genio creativo de Miguel Ángel destaca en una sala dedicada a la impresionante escultura de mármol El Cristo de la Minerva (1514-15) en yuxtaposición con una copia en yeso de una segunda versión de Cristo, quien aparece de pie completamente desnudo con algunas variantes de su primera versión.

Otra de las obras sobresalientes de la muestra es un tríptico de Sebastiano que por primera vez vuelve a reunirse desde su separación en 1646.

Se trata de la Lamentación sobre el cadáver de Cristo (Hermitage, San Petersburgo) que aparece junto la Bajada de Cristo al Limbo (Museo del Prado, Madrid) y una copia de la desaparecida obra de Sebastiano Aparición de Cristo a los Apóstoles que pintó el español Francisco Ribalta en el siglo XVII.

En otra sala fue reconstruido un domo que emula la Capilla Borgherini de Roma.

La capilla fue reconstruida para evocar la original, con copias digitales que denotan una elaborada composición donde Cristo aparece dos veces: sufriendo la flagelación y durante la transfiguración donde se les aparece a sus discípulos.

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