/ miércoles 30 de septiembre de 2020

Adiós a Quino, el maestro del dibujo que inmortalizó a Mafalda

"Dibujo porque hablo mal", confesó alguna vez

"Dibujo porque hablo mal", confesó alguna vez. Aquel complejo como orador empujó al argentino Joaquín Salvador Lavado, Quino, a recurrir al dibujo, del que nació su mejor portavoz, Mafalda, la niña irreverente que llevó su palabra a todo el mundo.

El humorista gráfico nació en la región andina de Mendoza, en Argentina, el 17 de julio de 1932, aunque en los registros oficiales fue anotado el 17 de agosto y murió este 30 de septiembre a los 88 años.

Este hijo de andaluces descubrió en forma precoz que un lápiz puede ser un arma creativa, tan celebrada como temida.

De acuerdo a su biografía, el sobrenombre de Quino surgió desde su nacimiento para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, un pintor y diseñador gráfico que también lo ayudó a descubrir su profesión.

En plena adolescencia comenzó a estudiar dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, pero a los 17 años la abandonó para dar auge a su profesión de dibujante de historietas y humor. Ya no había marcha atrás en su destino.

Con 22 años se trasladó a Buenos Aires, donde no tardó en publicar su primera página de humor gráfico en el semanario Esto es y empezó a colaborar regularmente en medios como Rico Tipo, Dr.Merengue y Tía Vicenta, así como con ilustraciones de campañas publicitarias.

En la capital argentina expuso por primera vez en 1962, mientras que un año después publicó su primer libro, "Mundo Quino", una recopilación de dibujos editados hasta el momento en revistas de la época.

Mafalda apareció por primera vez en Gregorio, el suplemento de humor de la revista Leoplán el 29 de septiembre de 1964 para pasar a publicarse regularmente en el semanal Primera Plana de Buenos Aires.

Aquella tira con las aventuras de Mafalda y sus amigos, Manolito, Susanita y Felipe, pronto alcanzó el éxito y en marzo de 1965 comenzó a publicarse en el diario El Mundo, en el que siguió apareciendo hasta el cierre de esta publicación, en diciembre de 1967. Al año siguiente, Mafalda y sus aventuras continuaron en el semanario Siete Días.

Al mismo tiempo fueron apareciendo los libros de Mafalda, en los que se reunían las tiras según su orden de publicación. El primero de ellos salió a la venta en diciembre de 1966 y posteriormente vieron la luz: Así es la cosa, Mafalda (1967), Mafalda 3 y Mafalda 4 (1968), Mafalda 5 (1969), Mafalda 6 (1970), Mafalda 7 (1971), Mafalda 8 (1972), Mafalda 9 (1973) y Mafalda 10 (1974).

Pero no fue hasta 1969 cuando Mafalda se publica por primera vez fuera de Argentina, primero en Italia Mafalda la Contestataria; y en 1970 en España, donde la censura franquista obligó a los editores a ponerle una franja en la tapa con la leyenda "para adultos".

Quino publicó su segundo libro de humor gráfico titulado A mí no me Grite (1972) y el tercero, Yo que Usted (1973).

Ese mismo año, Quino decidió dejar de dibujar Mafalda, si bien luego recuperó el personaje en varias ocasiones. Así ilustró campañas publicitarias de Unicef en 1978, de la Declaración de los Derechos del Niño, de la higiene bucal en Argentina en 1983 o para promover las primeras elecciones de los Consejos Escolares en España, en 1986.

En 1976 Quino se trasladó a Milán y tres años más tarde dejó Siete Días para publicar en el diario Clarín.

Galardonado con el título de dibujante del Año 1983 en Argentina, en esas fechas vio la luz su compendio Ni Arte ni Parte y en 1987 Si, Cariño....

En 1989, para celebrar los 25 años de la publicación de la primera tira de Mafalda, se organizó la exposición Mafalda Inédita y tres años después, Madrid acogió una gran muestra titulada El Mundo de Mafalda.

En 1999 vio la luz ¡Qué Mala es la Gente! y al año siguiente ganó el Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos, concedido por la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).

Premio Príncipe de Asturias (hoy Princesa) de la Comunicación y Humanidades 2014 junto con los también dibujantes Francisco Ibáñez, creador de Mortadelo y Filemón, y Albert Uderzo, coautor de Astérix y Obélix, galardón al que había sido candidato en anteriores ocasiones.

Quino posee la Encomienda de Isabel la Católica de España (2005) y ese mismo año fue nombrado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, al tiempo que su obra fue la protagonista de una exposición enmarcada en los actos del Año del Libro y la Lectura de Barcelona.

Foto: Reuters

Entre otros de sus numerosos reconocimientos se encuentran el premio Romics de Oro 2011, máximo galardón del Festival de Cómic y Animación de Roma, la Medalla de la Orden de la Artes y las Letras de Francia y la insignia de oficial de la Legión de Honor francesa en 2014.

Un año después, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile le galardonó por "haber retratado magistralmente las problemáticas más profundas de la sociedad".

En sus últimos años se dedicó principalmente a la pintura y a gestionar la difusión de sus dibujos. En 2009 anunció que dejaba de dibujar por un tiempo para evitar repetirse.

Y en 2016 el dibujante presentó su último libro, Simplemente Quino, que recopila antiguas tiras publicadas en prensa.

A finales de 2017, tras el fallecimiento de Alicia Colombo, su esposa, el autor decidió dejar su residencia de Buenos Aires para volver a establecerse en Mendoza, su ciudad natal y donde ya había vivido hasta que se mudó a la capital en la década de 1950.

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Desde entonces limitó mucho sus apariciones públicas debido a problemas de movilidad y visión y solo se le veía en sus paseos diarios en silla de ruedas, acompañado por algún familiar.

Lo que más lamentaba era que su mala visión le impidiera disfrutar de su otra pasión: el cine. "La última vez que fui la pasé muy mal", confesó en 2014.

Una de las última veces que se le vio en público fue en enero de 2015 en un acto en Buenos Aires para repudiar el atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo.

Allí fueron asesinadas 12 personas, entre estas cinco colegas, algunos de los cuales solían compartir con él mesas de café en París.

"Mafalda hubiera tenido una terrible pena por el atentado", dijo Quino que asistió en silla de ruedas y con un cartel con la leyenda: "Yo soy Charlie".

El pasado mes de julio, cuando cumplió 88 años, lo celebró junto a su familia, con torta de dulce de leche, pastas y vino tinto.

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||Con información de EFE, AFP y www.quino.com.ar||






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"Dibujo porque hablo mal", confesó alguna vez. Aquel complejo como orador empujó al argentino Joaquín Salvador Lavado, Quino, a recurrir al dibujo, del que nació su mejor portavoz, Mafalda, la niña irreverente que llevó su palabra a todo el mundo.

El humorista gráfico nació en la región andina de Mendoza, en Argentina, el 17 de julio de 1932, aunque en los registros oficiales fue anotado el 17 de agosto y murió este 30 de septiembre a los 88 años.

Este hijo de andaluces descubrió en forma precoz que un lápiz puede ser un arma creativa, tan celebrada como temida.

De acuerdo a su biografía, el sobrenombre de Quino surgió desde su nacimiento para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, un pintor y diseñador gráfico que también lo ayudó a descubrir su profesión.

En plena adolescencia comenzó a estudiar dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, pero a los 17 años la abandonó para dar auge a su profesión de dibujante de historietas y humor. Ya no había marcha atrás en su destino.

Con 22 años se trasladó a Buenos Aires, donde no tardó en publicar su primera página de humor gráfico en el semanario Esto es y empezó a colaborar regularmente en medios como Rico Tipo, Dr.Merengue y Tía Vicenta, así como con ilustraciones de campañas publicitarias.

En la capital argentina expuso por primera vez en 1962, mientras que un año después publicó su primer libro, "Mundo Quino", una recopilación de dibujos editados hasta el momento en revistas de la época.

Mafalda apareció por primera vez en Gregorio, el suplemento de humor de la revista Leoplán el 29 de septiembre de 1964 para pasar a publicarse regularmente en el semanal Primera Plana de Buenos Aires.

Aquella tira con las aventuras de Mafalda y sus amigos, Manolito, Susanita y Felipe, pronto alcanzó el éxito y en marzo de 1965 comenzó a publicarse en el diario El Mundo, en el que siguió apareciendo hasta el cierre de esta publicación, en diciembre de 1967. Al año siguiente, Mafalda y sus aventuras continuaron en el semanario Siete Días.

Al mismo tiempo fueron apareciendo los libros de Mafalda, en los que se reunían las tiras según su orden de publicación. El primero de ellos salió a la venta en diciembre de 1966 y posteriormente vieron la luz: Así es la cosa, Mafalda (1967), Mafalda 3 y Mafalda 4 (1968), Mafalda 5 (1969), Mafalda 6 (1970), Mafalda 7 (1971), Mafalda 8 (1972), Mafalda 9 (1973) y Mafalda 10 (1974).

Pero no fue hasta 1969 cuando Mafalda se publica por primera vez fuera de Argentina, primero en Italia Mafalda la Contestataria; y en 1970 en España, donde la censura franquista obligó a los editores a ponerle una franja en la tapa con la leyenda "para adultos".

Quino publicó su segundo libro de humor gráfico titulado A mí no me Grite (1972) y el tercero, Yo que Usted (1973).

Ese mismo año, Quino decidió dejar de dibujar Mafalda, si bien luego recuperó el personaje en varias ocasiones. Así ilustró campañas publicitarias de Unicef en 1978, de la Declaración de los Derechos del Niño, de la higiene bucal en Argentina en 1983 o para promover las primeras elecciones de los Consejos Escolares en España, en 1986.

En 1976 Quino se trasladó a Milán y tres años más tarde dejó Siete Días para publicar en el diario Clarín.

Galardonado con el título de dibujante del Año 1983 en Argentina, en esas fechas vio la luz su compendio Ni Arte ni Parte y en 1987 Si, Cariño....

En 1989, para celebrar los 25 años de la publicación de la primera tira de Mafalda, se organizó la exposición Mafalda Inédita y tres años después, Madrid acogió una gran muestra titulada El Mundo de Mafalda.

En 1999 vio la luz ¡Qué Mala es la Gente! y al año siguiente ganó el Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos, concedido por la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).

Premio Príncipe de Asturias (hoy Princesa) de la Comunicación y Humanidades 2014 junto con los también dibujantes Francisco Ibáñez, creador de Mortadelo y Filemón, y Albert Uderzo, coautor de Astérix y Obélix, galardón al que había sido candidato en anteriores ocasiones.

Quino posee la Encomienda de Isabel la Católica de España (2005) y ese mismo año fue nombrado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, al tiempo que su obra fue la protagonista de una exposición enmarcada en los actos del Año del Libro y la Lectura de Barcelona.

Foto: Reuters

Entre otros de sus numerosos reconocimientos se encuentran el premio Romics de Oro 2011, máximo galardón del Festival de Cómic y Animación de Roma, la Medalla de la Orden de la Artes y las Letras de Francia y la insignia de oficial de la Legión de Honor francesa en 2014.

Un año después, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile le galardonó por "haber retratado magistralmente las problemáticas más profundas de la sociedad".

En sus últimos años se dedicó principalmente a la pintura y a gestionar la difusión de sus dibujos. En 2009 anunció que dejaba de dibujar por un tiempo para evitar repetirse.

Y en 2016 el dibujante presentó su último libro, Simplemente Quino, que recopila antiguas tiras publicadas en prensa.

A finales de 2017, tras el fallecimiento de Alicia Colombo, su esposa, el autor decidió dejar su residencia de Buenos Aires para volver a establecerse en Mendoza, su ciudad natal y donde ya había vivido hasta que se mudó a la capital en la década de 1950.

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Lo que más lamentaba era que su mala visión le impidiera disfrutar de su otra pasión: el cine. "La última vez que fui la pasé muy mal", confesó en 2014.

Una de las última veces que se le vio en público fue en enero de 2015 en un acto en Buenos Aires para repudiar el atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo.

Allí fueron asesinadas 12 personas, entre estas cinco colegas, algunos de los cuales solían compartir con él mesas de café en París.

"Mafalda hubiera tenido una terrible pena por el atentado", dijo Quino que asistió en silla de ruedas y con un cartel con la leyenda: "Yo soy Charlie".

El pasado mes de julio, cuando cumplió 88 años, lo celebró junto a su familia, con torta de dulce de leche, pastas y vino tinto.

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||Con información de EFE, AFP y www.quino.com.ar||






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