por Ana Karen Hernández Morua
Shanghái, China.- Veinticuatro millones de habitantes tiene la ciudad de Shanghái, China. La fuerza del comercio flota sobre pesados barcos cargueros por el río Huangpu, y las palabras desarrollo e infraestructura toman un significado más profundo al ver los edificios de lujo, con caprichosos diseños, al lado de construcciones que son clásicos de la cultura y que combinan con facilidad las raíces y alas de la nación.
El punto clave se llama Nanjing. Para los vendedores es un río de oportunidades; para los compradores es un torrente de novedades. La realidad es que es considerada la calle comercial más importante de China y exige darse más de una vuelta por ella, pues es imposible asimilar lo que más de 600 establecimientos y mil 200 metros bañados de luces neón ofrecen.
Nanjing va desde la Plaza del Pueblo hasta el río Huangpu y la zona portuaria “Bund”. Está libre de vehículos, pero llena de movimiento; los que sí transitan son pequeños trenes con turistas y muchos niños a bordo, cuyos choferes son pacientes con los visitantes que quieren atrapar la foto frente a los vagones.
Es una muestra visual del poderío y peso comercial que tiene Shanghai en China. Se encuentran en ella desde restaurantes y tiendas de lujo, electrónica y ropa, hasta locales con las imitaciones más confundibles con los productos originales.
No se espera menos de la ciudad con el puerto más grande de China continental, compuesto por 28 muelles de contenedores y 124 de gran calado, rutas comerciales con 500 puertos de 200 países y un río con “un montón” de murciélagos.
Y para los que no transitan por agua, hay 650 kilómetros de autopistas, miles de cámaras de vigilancia y vías especiales para el tránsito en moto y bicicleta. A la izquierda y a la derecha, edificios, estadios y escuelas en construcción, así como complejos habitacionales para los trabajadores que salieron de sus casas en zonas rurales y ahora forman parte del desarrollado sector industrial.
Sobre este último tipo de producción, Shanghái le apuesta a las tecnologías de la información, la petroquímica, la química fina, los biofarmacéuticos y la automoción, que en conjunto representan 58 por ciento del rubro.
Además, se dice que es la mejor ciudad para vivir para los expatriados, pues de acuerdo con encuestas realizadas por expertos en economía, de los 24 millones de personas que en ella viven, casi 100 mil se hallan en esa condición y provienen de 126 países.
Es una joya, y brilla como tal.