Ana karen Hernández
Enviada
SHANGHÁI, China. (OEM-Informex).- Se apaga de noche, a temprana hora, pese a su majestuosidad y a ser una de las principales atracciones turísticas en el centro de la ciudad. La Torre Perla Oriental, un transmisor televisivo con restaurante, museo y miradores, pone el ejemplo sobre el ahorro de energía en medio de esos ríos de luces que son las calles de Shanghái.
Tiene 468 metros de altura (fue la estructura más alta en China de 1994 a 2007) y es visitada por 20 mil personas a diario en temporada normal, pues cuando hay más vacacionistas la espera en las filas se vuelve hasta de tres horas. Pero todo el esfuerzo cobra sentido y vale la pena al salir del ascensor, pasar el área de souvenirs y comenzar el recorrido por el mirador.
A 350 metros de altura, gente de todas las edades posa en el “módulo espacial” para las cámaras, sentados en un piso de cristal que es lo único que los salva del vacío. Es la quinta torre de televisión más alta del mundo, ubicada en el distrito de Pudong y rodeada por el río Huangpu.
[caption id="attachment_493622" align="aligncenter" width="615"] En la base de la torre está el Museo de la Historia de Shanghái, con realistas figuras de cera de los antiguos habitantes, maquetas y hasta una exhibición de autos que incluye un ejemplar del modelo Sedán de 1970, en el que viajó el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.[/caption]
Metros más abajo, un restaurante donde cada nivel del piso gira en su propia dirección, ofrece deliciosos platillos típicos acompañados de una vista única de la imparable ciudad.
La construcción del lugar, en los años noventa, costó 100 millones de dólares, y su diseño está basado en el poema Pipa Song por Bai Juyi; en conjunto con el Puente Yangpu al noreste y el Puente Nanpu al suroeste, simboliza “dos dragones jugando con perlas que caen del cielo sobre un plato de jade”.
En la base de la torre está el Museo de la Historia de Shanghái, con realistas figuras de cera de los antiguos habitantes, maquetas y hasta una exhibición de autos que incluye un ejemplar del modelo Sedán de 1970, en el que viajó el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.
“Es una de las ciudades que más me han impresionado”, se escucha continuamente entre los turistas mientras se maravillan con Shanghái.