/ viernes 14 de julio de 2023

Tras el verdadero Pancho Villa: la misión de la literatura por reconstruir su historia

"Creo que ya ganamos la batalla de la reivindicación de Villa como caudillo popular", asegura Paco Ignacio Taibo II

Lo que Paco Ignacio Taibo II escribió en su libro y también lo que no pudo caber en éste, se lo sabe de memoria y lo comparte como el gran conversador que es. Él consultó diversas fuentes en las que corroboró un mismo dato, visitó varios centros de documentación y hasta vio 25 películas, como parte de su extensa investigación para escribir Pancho Villa. Una biografía narrativa, considerada una de las publicaciones más completas que hay sobre la vida del Centauro del Norte.

“Creo que ya ganamos la batalla de la reivindicación de Villa como caudillo popular. El trabajo que hizo Friedrich Katz, el que hice yo, los de Pedro Salmerón y Jesús Vargas, han ayudado a que su figura no sea ya discutible. Pero si aún existe quien le gusta discutirla, es porque son muy ‘roña’ y anti villistas de corazón, pro latifundistas, también de hueso colorado”, dice el historiador en entrevista con El Sol de México.

Te podría interesar: El legado de Pancho Villa no es un personaje, es un movimiento social: bisnietos del caudillo

Leyenda negra

Sobre esta “victoria”, el mismo escritor explica que el caudillo, así como todo el movimiento que representó, padecía de una campaña de desprestigio, con la intención de sofocar su relevancia histórica y política, basada en “información adulterada”. Sin embargo, afirma que para su investigación buscó ser estrictamente objetivo ante los hechos que resultaban de sus pesquisas.

“Villa está rodeado de una leyenda negra. Villa asesino, alegre del gatillo, polígamo (se casó 27 veces y tuvo 22 hijos), machista, borracho. La decisión fue ‘si me lo encuentro, lo analizo; si lo analizo, lo cuento. No voy a rehuir al supuesto lado oscuro de Pancho Villa’. Él fue 35 años bandolero, toda la etapa de juventud fue un asaltante de caminos, sin disculpa política, nada de que ‘Robin Hood de los pobres’, ¡ni madres! Lo que sí, iba creando una serie de mentalidades que lo acompañarían a lo largo de toda su vida”, reconoció el biógrafo, en abril de este año, durante una presentación de su libro.

De los orígenes de la leyenda negra que circunda al villismo, Taibo explica que ésta fue impulsada por la prensa aliada de Victoriano Huerta, la cual alcanzó su encono durante el periodo de Venustiano Carranza de quien era el principal opositor, aunque se trató sólo del principio del intento por soslayar al caudillo popular.

El enemigo más potente en términos informativos y constructor de la leyenda de Villa es la versión oficial de lo que fue la revolución. Obregón y Calles, de alguna manera, trataron de construir esa versión oficial, les costó trabajo, les hizo barrer debajo de la mesa y esconder bajo la alfombra mucho material. Pero, al final soltaron la versión oficial en la que Villa es el demonio”, sostiene Taibo II en el encuentro que tuvo con los ávidos lectores, entre las volutas de humo de su característico cigarrillo.

Endiablado carisma popular

Haciendo frente a esta versión de la historia y en contraposición con las intenciones de opacar el símbolo villista, el investigador explica a este diario que su descubrimiento al escribir la biografía fue “la reivindicación de una figura que tenía un endiablado carisma popular, que se sostenía y aún se sostiene, a pesar de los pesares, en la base de nuestra sociedad.

“Si uno va a un mercado en Zacatecas, encontrará que hay fotos de Villa en el puesto de las chalupas; o si vas recorriendo una carretera hacia el norte, en el guardafangos de un camión puedes llegar a leer un ‘¡Viva Villa, cabrones!’”, comenta entre risas, mientras peina su bigote a las afueras de la librería del Fondo de Cultura Económica, institución que dirige desde 2018.

Esto, explica el narrador, se debió, entre otras cosas, a que Villa fue también un “caudillo creador de escuelas, de comunidades campesinas y destructor del latifundio agrario chihuahuense”. Todo eso realizado sin que el dirigente revolucionario mostrara ser un hombre “ansioso del poder”, como solía ser retratado en la historia oficial.

“Una de las acusaciones más injustas que se hicieron contra Villa era que tenía vocación de presidente, no era cierto. La famosa foto que se tomó en el Palacio Nacional, donde están él y Zapata, no era la silla presidencial, esa se la había robado Carranza; en realidad era un asiento de la época de Lerdo, que estaba en el patio y cuando iba pasando un fotorreportero les gritó ‘¡la foto, la foto!’... y ahí se sentaron.

“Pero además, como prueba de su nulo interés, hay afortunadamente una conversación que fue conservada taquigráficamente, en la que ambos caudillos se preguntan sobre la presidencia y dicen: ‘Pues pongamos a alguien honesto’. Villa quería irse a Chihuahua a organizar comunas campesinas con los excombatientes de la División del Norte, mientras que Zapata quería organizar un verdadero reparto agrario en el sur”, trae a la conversación Taibo.

Personaje hecho de anécdotas

Al haber hecho tan meticulosa investigación, algo que reconoce Taibo es que alrededor de la historia de los grandes hechos hay toda una serie de anécdotas que han sido documentadas y que dan fe de la personalidad del Centauro del Norte, que contrastan con la visión que se ha hecho de éste en el cine, por ejemplo.

Éstas le ayudaron a plasmar la versión narrativa de la biografía de la que es autor, para avanzar en el retrato del personaje, así como su contexto histórico, relató en la reciente presentación de su libro.

Guadalupe Villa asegura que aún hay muchas cosas por saber del general, que no han sido aclaradas, como son sus orígenes. | Foto: Cortesía INAH

Mencionó la anécdota cuando Madero, a quien tenía poco tiempo de haber conocido en Chihuahua, y al que describía como “un curro con sarapito”, lo invitó a cenar.

Villa descubre con horror y profundo asco que el futuro dirigente de la revolución mexicana es vegetariano. Para Villa, cuya idea de comer es aventar carne recién cortada de la res recién masacrada sobre un comal y tostarla hasta que quede como suela de zapato, un pinche vegetariano es un insulto”, dijo entre risas.

También recordó el momento en que Villa se hospedaba en el hotel de León, Guanajuato antes de la batalla de León, “secuela de las batallas de Celaya”, cuando a mitad de la noche, “el general de la División del Norte que en aquellos momentos tenía 25 mil o 30 mil hombres en armas, se había ido por la ventana a dormir en un baldío a 300 metros, con la rienda del caballo amarrada a la pierna”.

De las versiones cinematográficas que se han realizado de Villa, Taibo señaló que se trata de un retrato mal fundamentado, en el que “Hollywood hizo de Villa un borracho”, pero que contrasta con su persona, pues “de hecho en la toma de Torreón, él decretó ley seca, con pena de muerte. Y en una de esas fusiló a un mayor por estar bebiendo. El sabía que el alcohol era el paso primero, para luego pasar al saqueo; además de que él mismo decía desde muy joven: ‘el alcohol es el gran enemigo de los mexicanos”.

Tras explicar y contar lo que fue para él descubrir a este Villa, se le pregunta a Taibo II sobre qué representa para el México contemporáneo revisitar la vida del caudillo a 100 años de su fallecimiento.

Repensar la figura de Villa nos sirve para colocarnos frente al pasado. La gran pregunta es de dónde venimos, quiénes somos y a dónde vamos. Si tú revisas la revolución villista, estás ofreciendo respuestas, entre ellas que todos venimos del mejor Pancho Villa”, concluye.

Aún falta mucho por investigar

Para la historiadora Guadalupe Villa, nieta de Pancho Villa y especialista del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, en el comportamiento de las élites revolucionarias, los trabajos biográficos mencionados por Taibo II son todos buenos y bien fundamentados.

“Son de esos libros que la gente debe tomar en cuenta, porque tienen mucho trabajo de archivo, porque hay que comparar todas las fuentes para tratar de aproximarse a la realidad; a diferencia de otros libros que han sido escritos con bastante visceralidad, que retratan a un personaje que mataba por el gusto de matar”, asegura la historiadora, quien reconoce la enorme dificultad de mover las leyendas blancas o negras de cualquier personaje histórico para entender su raíz.

Guadalupe Villa asegura que aún hay muchas cosas por saber del general, que no han sido aclaradas, como son sus orígenes, así como el destino de su cabeza, que fue separada de sus restos tras ser asesinado; pero también de otros momentos históricos de los que se carece de documentos.

Villa quería irse a Chihuahua a organizar comunas campesinas con los excombatientes de la División del Norte. | Foto: cortesía INAH

“Realmente se borraron muchos registros de Villa que deben existir, pero que no los tenemos a la mano. ¿Dónde están las imágenes del Villa victoriosos en la toma de Torreón, las de la toma de Zacatecas? Hay varios testimonios, pero dónde están las evidencias fotográficas o cinematográficas. Poco conocemos del tiempo que anduvo Villa en que dejó de ser bandolero, con la muerte de Ignacio Parra, para entrar en la revolución, que median 32 años, más o menos, aunque ahora conocemos que vivió ocho meses en California, Estados Unidos”.

La especialista asegura que junto a otros descendientes, se han juntado para mantener viva la historia de Villa y su imagen positiva. Reconoce, en su labor como docente, que las nuevas generaciones de historiadores no se muestran tan interesados en este periodo de la historia, pero está segura de que Villa seguirá siendo un personaje importante en el imaginario de México.

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“Es un personaje inabarcable, que sigue siendo de muchas maneras un hombre inasible, porque se sigue privilegiando en él la leyenda de cómo un hombre que llegó a la cúspide de la dirigencia militar, de pronto se derrumba, pero sigue años en la guerrilla. Lo fascinante de este personaje es que, por más libros que hagamos, no podemos decir que esta fue la última palabra”, finaliza.

Lo que Paco Ignacio Taibo II escribió en su libro y también lo que no pudo caber en éste, se lo sabe de memoria y lo comparte como el gran conversador que es. Él consultó diversas fuentes en las que corroboró un mismo dato, visitó varios centros de documentación y hasta vio 25 películas, como parte de su extensa investigación para escribir Pancho Villa. Una biografía narrativa, considerada una de las publicaciones más completas que hay sobre la vida del Centauro del Norte.

“Creo que ya ganamos la batalla de la reivindicación de Villa como caudillo popular. El trabajo que hizo Friedrich Katz, el que hice yo, los de Pedro Salmerón y Jesús Vargas, han ayudado a que su figura no sea ya discutible. Pero si aún existe quien le gusta discutirla, es porque son muy ‘roña’ y anti villistas de corazón, pro latifundistas, también de hueso colorado”, dice el historiador en entrevista con El Sol de México.

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Leyenda negra

Sobre esta “victoria”, el mismo escritor explica que el caudillo, así como todo el movimiento que representó, padecía de una campaña de desprestigio, con la intención de sofocar su relevancia histórica y política, basada en “información adulterada”. Sin embargo, afirma que para su investigación buscó ser estrictamente objetivo ante los hechos que resultaban de sus pesquisas.

“Villa está rodeado de una leyenda negra. Villa asesino, alegre del gatillo, polígamo (se casó 27 veces y tuvo 22 hijos), machista, borracho. La decisión fue ‘si me lo encuentro, lo analizo; si lo analizo, lo cuento. No voy a rehuir al supuesto lado oscuro de Pancho Villa’. Él fue 35 años bandolero, toda la etapa de juventud fue un asaltante de caminos, sin disculpa política, nada de que ‘Robin Hood de los pobres’, ¡ni madres! Lo que sí, iba creando una serie de mentalidades que lo acompañarían a lo largo de toda su vida”, reconoció el biógrafo, en abril de este año, durante una presentación de su libro.

De los orígenes de la leyenda negra que circunda al villismo, Taibo explica que ésta fue impulsada por la prensa aliada de Victoriano Huerta, la cual alcanzó su encono durante el periodo de Venustiano Carranza de quien era el principal opositor, aunque se trató sólo del principio del intento por soslayar al caudillo popular.

El enemigo más potente en términos informativos y constructor de la leyenda de Villa es la versión oficial de lo que fue la revolución. Obregón y Calles, de alguna manera, trataron de construir esa versión oficial, les costó trabajo, les hizo barrer debajo de la mesa y esconder bajo la alfombra mucho material. Pero, al final soltaron la versión oficial en la que Villa es el demonio”, sostiene Taibo II en el encuentro que tuvo con los ávidos lectores, entre las volutas de humo de su característico cigarrillo.

Endiablado carisma popular

Haciendo frente a esta versión de la historia y en contraposición con las intenciones de opacar el símbolo villista, el investigador explica a este diario que su descubrimiento al escribir la biografía fue “la reivindicación de una figura que tenía un endiablado carisma popular, que se sostenía y aún se sostiene, a pesar de los pesares, en la base de nuestra sociedad.

“Si uno va a un mercado en Zacatecas, encontrará que hay fotos de Villa en el puesto de las chalupas; o si vas recorriendo una carretera hacia el norte, en el guardafangos de un camión puedes llegar a leer un ‘¡Viva Villa, cabrones!’”, comenta entre risas, mientras peina su bigote a las afueras de la librería del Fondo de Cultura Económica, institución que dirige desde 2018.

Esto, explica el narrador, se debió, entre otras cosas, a que Villa fue también un “caudillo creador de escuelas, de comunidades campesinas y destructor del latifundio agrario chihuahuense”. Todo eso realizado sin que el dirigente revolucionario mostrara ser un hombre “ansioso del poder”, como solía ser retratado en la historia oficial.

“Una de las acusaciones más injustas que se hicieron contra Villa era que tenía vocación de presidente, no era cierto. La famosa foto que se tomó en el Palacio Nacional, donde están él y Zapata, no era la silla presidencial, esa se la había robado Carranza; en realidad era un asiento de la época de Lerdo, que estaba en el patio y cuando iba pasando un fotorreportero les gritó ‘¡la foto, la foto!’... y ahí se sentaron.

“Pero además, como prueba de su nulo interés, hay afortunadamente una conversación que fue conservada taquigráficamente, en la que ambos caudillos se preguntan sobre la presidencia y dicen: ‘Pues pongamos a alguien honesto’. Villa quería irse a Chihuahua a organizar comunas campesinas con los excombatientes de la División del Norte, mientras que Zapata quería organizar un verdadero reparto agrario en el sur”, trae a la conversación Taibo.

Personaje hecho de anécdotas

Al haber hecho tan meticulosa investigación, algo que reconoce Taibo es que alrededor de la historia de los grandes hechos hay toda una serie de anécdotas que han sido documentadas y que dan fe de la personalidad del Centauro del Norte, que contrastan con la visión que se ha hecho de éste en el cine, por ejemplo.

Éstas le ayudaron a plasmar la versión narrativa de la biografía de la que es autor, para avanzar en el retrato del personaje, así como su contexto histórico, relató en la reciente presentación de su libro.

Guadalupe Villa asegura que aún hay muchas cosas por saber del general, que no han sido aclaradas, como son sus orígenes. | Foto: Cortesía INAH

Mencionó la anécdota cuando Madero, a quien tenía poco tiempo de haber conocido en Chihuahua, y al que describía como “un curro con sarapito”, lo invitó a cenar.

Villa descubre con horror y profundo asco que el futuro dirigente de la revolución mexicana es vegetariano. Para Villa, cuya idea de comer es aventar carne recién cortada de la res recién masacrada sobre un comal y tostarla hasta que quede como suela de zapato, un pinche vegetariano es un insulto”, dijo entre risas.

También recordó el momento en que Villa se hospedaba en el hotel de León, Guanajuato antes de la batalla de León, “secuela de las batallas de Celaya”, cuando a mitad de la noche, “el general de la División del Norte que en aquellos momentos tenía 25 mil o 30 mil hombres en armas, se había ido por la ventana a dormir en un baldío a 300 metros, con la rienda del caballo amarrada a la pierna”.

De las versiones cinematográficas que se han realizado de Villa, Taibo señaló que se trata de un retrato mal fundamentado, en el que “Hollywood hizo de Villa un borracho”, pero que contrasta con su persona, pues “de hecho en la toma de Torreón, él decretó ley seca, con pena de muerte. Y en una de esas fusiló a un mayor por estar bebiendo. El sabía que el alcohol era el paso primero, para luego pasar al saqueo; además de que él mismo decía desde muy joven: ‘el alcohol es el gran enemigo de los mexicanos”.

Tras explicar y contar lo que fue para él descubrir a este Villa, se le pregunta a Taibo II sobre qué representa para el México contemporáneo revisitar la vida del caudillo a 100 años de su fallecimiento.

Repensar la figura de Villa nos sirve para colocarnos frente al pasado. La gran pregunta es de dónde venimos, quiénes somos y a dónde vamos. Si tú revisas la revolución villista, estás ofreciendo respuestas, entre ellas que todos venimos del mejor Pancho Villa”, concluye.

Aún falta mucho por investigar

Para la historiadora Guadalupe Villa, nieta de Pancho Villa y especialista del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, en el comportamiento de las élites revolucionarias, los trabajos biográficos mencionados por Taibo II son todos buenos y bien fundamentados.

“Son de esos libros que la gente debe tomar en cuenta, porque tienen mucho trabajo de archivo, porque hay que comparar todas las fuentes para tratar de aproximarse a la realidad; a diferencia de otros libros que han sido escritos con bastante visceralidad, que retratan a un personaje que mataba por el gusto de matar”, asegura la historiadora, quien reconoce la enorme dificultad de mover las leyendas blancas o negras de cualquier personaje histórico para entender su raíz.

Guadalupe Villa asegura que aún hay muchas cosas por saber del general, que no han sido aclaradas, como son sus orígenes, así como el destino de su cabeza, que fue separada de sus restos tras ser asesinado; pero también de otros momentos históricos de los que se carece de documentos.

Villa quería irse a Chihuahua a organizar comunas campesinas con los excombatientes de la División del Norte. | Foto: cortesía INAH

“Realmente se borraron muchos registros de Villa que deben existir, pero que no los tenemos a la mano. ¿Dónde están las imágenes del Villa victoriosos en la toma de Torreón, las de la toma de Zacatecas? Hay varios testimonios, pero dónde están las evidencias fotográficas o cinematográficas. Poco conocemos del tiempo que anduvo Villa en que dejó de ser bandolero, con la muerte de Ignacio Parra, para entrar en la revolución, que median 32 años, más o menos, aunque ahora conocemos que vivió ocho meses en California, Estados Unidos”.

La especialista asegura que junto a otros descendientes, se han juntado para mantener viva la historia de Villa y su imagen positiva. Reconoce, en su labor como docente, que las nuevas generaciones de historiadores no se muestran tan interesados en este periodo de la historia, pero está segura de que Villa seguirá siendo un personaje importante en el imaginario de México.

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“Es un personaje inabarcable, que sigue siendo de muchas maneras un hombre inasible, porque se sigue privilegiando en él la leyenda de cómo un hombre que llegó a la cúspide de la dirigencia militar, de pronto se derrumba, pero sigue años en la guerrilla. Lo fascinante de este personaje es que, por más libros que hagamos, no podemos decir que esta fue la última palabra”, finaliza.

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