POR ROBERTO RONDERO | El Sol de México
Un libro ideal para la celebración de “Día de Muertos”, es “Una historia terriblemente mortal” (Editorial Montena, 208 páginas), de Clive Gifford, “una mega mezcla de muerte, enfermedad y destrucción” que incluye advertencia pertinente: “Precaución, ¡súper aterrador ¡Léelo si te atreves!”.
Con su estilo característico repleto de humor negro y divertidas ilustraciones seriadas, Clive Gifford nos lleva a un emocionante recorrido a través de algunos de los pasajes más aterradores de la humanidad, con datos fascinantes acerca de ejecuciones fallidas, monarcas matones, asesinos en serie y plagas que han acabado con miles de personas.
- Bajo tu propio riesgo
¡Bienvenido a la colección más sangrienta, asquerosa y macabra de datos de muerte, fatalidad y destrucción!
Y es que en este libro desfilan desde momias y asesinatos, accidentes y autopsias, hasta sangre, huesos y partes humanas sobre la muerte.
Entre los episodios a relatar se encuentran: Ocho museos malsanos, ritos romanos antiguos, Haz una momia en ocho simples pasos, Molestas momias de pantano, Cadáveres de compañía, La reina que perdió la cabeza, La guillotina, Cómo probar a una bruja, Caja tóxica, Autopsias horrendas, Moda para morirse, Últimas voluntades, Tiranos terribles, Mausoleo poderoso, Polvo de momia, Cómo encoger una cabeza, Cómo hacer fruta terrorífica, Hasta que la muerte nos separe…¡o no!
Por citar un ejemplo de lo recopilado por el autor, se destacan los ritos romanos antiguos: “Cuando alguien moría, se realizaban varios rituales antes de que se llevaran el cuerpo para enterrarlo o cremarlo.
1.- Un miembro de la familia, usualmente el hijo mayor, llevaba a cabo la “conclamatio”, es decir, se inclinaba hacia el cuerpo y llamaba a la persona por su nombre para asegurarse de que estuviera realmente muerta.
2.- Entonces, le cerraban los ojos al difunto.
3.- Lavaban el cuerpo con agua tibia y le enderezaban las piernas y los brazos.
4.- Si el difunto tenía un puesto importante en el imperio Romano, se tomaba una impresión en cera de su rostro para poder hacer una escultura posteriormente.
5.- Vestían el cuerpo con una toga y lo colocaban en un sillón funerario con flores alrededor.
6.- Para hacer saber a los transeúntes que alguien había muerto, afuera de la entrada se encajaban en la tierra ramas de pino de montaña o de ciprés.
7.- En algunos casos se colocaba una moneda con el cuerpo, por lo general en la boca; esta era para pagarle a Caronte, el barquero, quien transportaba a los muertos a través del río Estigia hacia el Hades, el Inframundo.
Aparte de su índice temático, “Una historia terriblemente mortal” incluye definiciones, como su título lo indica, de palabras como amputar, bubones, catacumba, gangrena, legar, mazo, pira funeraria sacrificio, soga y suicidio…
/arm