La extinta Yugoslavia tuvo en su momento una conexión surreal con la cultural mexicana, la cual llegó a tal punto que en el entonces país balcánico, era bastante común escuchar música mariachi, incluso formaron sus propias agrupaciones rancheras, además de disfrutar de películas del Cine de Oro Mexicano.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), escrito por Brana Mijatovic, doctora en Etnomusicología por la Universidad de California (UCLA), asegura que dicha particular situación fue posible debido a ciertos factores políticos y sociales de ambos países.
La académica explica que en 1948, la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) decidió expulsar a Yugoslavia de la Oficina de Información Comunista. No obstante, el extinto país balcánico siguió con ideales comunistas, por lo que la difusión de la cultura jugó un papel fundamental.
Al no poder ver ni películas soviéticas ni estadounidenses, el gobierno yugoslavo optó por el cine mexicano, el cual contenía algo que les interesaba mucho: contenido revolucionario, lucha campesina, lucha de clases y nostalgia.
Fue así que “Un día de vida” (1950) de Emilio Fernández conquistó a los yugoslavos, se convirtió en un éxito total, mientras que en México fue una película más.
A través de Un día de vida, México se entregó, dijo todo sobre sí: dijo su historia y predijo su futuro, nos mostró su corazón; lo vimos y lo sentimos. Es la primera vez cuando, al ver a México, pensé en Yugoslavia. Tal vez fue el sentimiento subconsciente de conexión, tal vez la similitud en los corazones y los personajes: sus canciones y bailes parecían similares a los nuestros, su país al nuestro, su gente a la nuestraCita de Voja Rehar, en Nostalgia por una patria imaginada
La académica explica que la escena en la que coronel Reyes, quien está condenado a muerte, canta “Las Mañanitas” a su madre, creyendo que ella no sabe acerca de su ejecución. No obstante, su madre lo sabe, pero finge no saberlo para que no sufriera su hijo. Dicha escena “hizo que toda Yugoslavia llorara”.
El origen del Yu-Mex
Mijatovic explica que de acuerdo con Dubravka Sužnjevi, en ese entonces, la licencia general para la exhibición de una película en cines se otorgaba por cinco años, no obstante, "Un día de vida" generó tal conmoción que fue renovada cuatro veces, por lo que la película se vio durante 20 años en las salas de cine, marcando a generaciones enteras.
Tras dicha película, comenzaron a surgir múltiples músicos y agrupaciones yugoslavas que comenzaron a interpretar canciones de "Un día de vida", siendo el Trío Paloma el más popular, incluso fue la primer agrupación de la historia en ganar un disco de oro de Yugoslavia por interpretar canciones rancheras.
México—idealizado, simplificado y estereotipado— comenzó a funcionar como un objeto de deseo, o con más precisión, como un espacio geográfico simbólico, donde las contradicciones entre las dificultades reales y un estilo de vida fácil imaginario coexistieron en una relación sencillaargumenta Brana Mijatovic
Mijatovic señala que el pueblo yugoslavo llegó al punto de anhelar a México, como una tierra imaginada, por ello se popularizaron canciones mexicanas como:
- “Yo soy Mexicano”
- “Adiós México”
- “México maravilloso”
- “Mi México”
E incluso crearon canciones como “Sombrero”, del músico croata-yugoslavo Kalogjera Nikica o “Meksiko Divni” (“México Maravilloso”) grabada por Nikola Karovi´c, la cual habla de su anhelo por México.
¿Qué pasó en Yugoslavia?
Por múltiples razones complejas, Yugoslavia se vio envuelta en las Guerras Yugoslavas, la cual culminó con su desintegración en múltiples naciones, dicho conflicto tuvo múltiples surgió debido a múltiples factores, siendo el nacionalismo étnico y xenófobico entre Serbia y Croacia el más importante.
De acuerdo con la ONU, dicho conflicto provocó más de 130.000 muertes además de dos millones de refugiados, de esta guerra surgieron países como Serbia, Croacia, Eslovenia, Albania, Macedonia, Bosnia y Montenegro.