La sola presencia de la Q8 impone y mucho, sus grandes proporciones de 5.10 metros de largo, 1.99 de ancho y 1.74 de alto, provocan que cualquier objeto parezca diminuto a su paso.
Como si el tamaño no fuera suficiente para impactarnos, posee otro poderoso argumento: su hermoso diseño exterior que presume el más reciente lenguaje de Audi, con la enorme parrilla octogonal de sello Singleframe, como su máxima representante; está montada de tal forma que parece en tercera dimensión y que es el punto de partida para que el resto de las líneas rectas y anguladas de la parte frontal se integren con naturalidad. Además, se complementa por los estilizados faros Matrix LED y por las tomas de aire de los extremos inferiores de la fascia, elementos que le agregan mayor deportividad a la versión S-Line que manejamos.
Su aspecto robusto queda bien definido en las vistas laterales, gracias a las salpicaderas ligeramente ensanchadas y a los gigantescos rines de aluminio de 21 pulgadas que soportan un conjunto que pesa 2,240 kilogramos.
La parte trasera es igual de espectacular, ahí se aprecia una calavera LED corrida de extremo a extremo de la cajuela, la cual ofrece un espectáculo de luces cuando se liberan los seguros a través del control remoto o al activar la luz direccional.
Los ingenieros y diseñadores de Audi se esmeraron para seguirnos sorprendiendo, aún no terminábamos de asimilar el exterior, cuando el habitáculo nos recibió con otro puñado de sorpresas.
Estar sentado detrás del volante de la Q8 es como estar en el futuro, con un tablero plano, prácticamente sin botones y lleno de pantallas, las cuales cobran vida con una iluminación bien definida. Primero está la pantalla del panel de instrumentos, que puede configurar a gusto del conductor. Luego, está la de 10.2 pulgadas del sistema de infoentretenimiento, táctil y a color; finalmente una tercera, que manipula el aire acondicionado y demás funciones de confort.
Después de digerir el interior, presionamos el botón de encendido y el motor V6 de 3.0 litros turbocargado, acoplado a una transmisión automática Tiptronic de 8 velocidades, que vive bajo el enorme cofre de la Q8 S-Line cobró vida. Basta con recargar ligeramente el pie sobre el acelerador para recibir una respuesta enérgica del propulsor que, prácticamente, aniquila las más de dos toneladas de peso de esta camioneta, cortesía de los 340 caballos de fuerza y las 368 libras-pie de torque que entrega a las cuatro ruedas.
A este comportamiento se suma la tecnología Mild-Hybrid, es decir, que el motor de seis cilindros es asistido por un pequeño motor eléctrico conectado por medio de una correa y que agrega su energía en aceleraciones fuertes o para mantener una velocidad crucero.
El resultado final es un tren motriz con un comportamiento solvente, dinámico, silencioso y eficiente, el cual podemos exprimir al máximo cuando activamos el modo más deportivo de manejo, acompañado de un sonido más intenso que se filtra el interior.
Tras concluir esta prueba de manejo, nos bajamos de la Q8 S-Line con la grata sensación de haber estado en un vehículo que presume la evolución perfecta: es elegante, vanguardista y con una calidad de manufactura superior, pero apostando claramente con la tecnología de punta en el interior.
Ficha Técnica
- Motor 6 cil. en V, TFSI Mild Hybrid
- Potencia 340 Hp
- Torque 500 Nm
- Transmisión Tiptronic 8 vel.
Precio y versión
- S Line desde $1,575,450
DESTACADOS
- 250 Km/h velocidad máxima
- 6.2s aceleración de 0-100 km/h