El español Carlos Sainz (Peugeot) dio otro importante paso para ganar por segunda vez en su carrera el Dakar, pero se llevó un buen susto al terminar la antepenúltima etapa con la caja de cambios rota, un lujo que se pudo permitir por la amplia ventaja que tiene sobre sus perseguidores.
El madrileño terminó en novena posición la duodécima etapa, que tenía la especial más larga de todo el rally, con 523 kilómetros cronometrados, cuyo mejor tiempo fue para el catarí Nasser Al-Attiyah (Toyota).
Sainz cedió dieciséis minutos sobre el francés Stéphane Peterhansel (Peugeot), que ocupa la segunda plaza de la general, y ahora lo tiene a cerca de 45 minutos, colchón suficiente para afrontar las dos últimas etapas, que tienen en total 489 kilómetros cronometrados, menos que la distancia recorrida en esta etapa, entre Chilecito y San Juan (Argentina).
El experimentado piloto no quiere que este Dakar se le escape bajo ninguna circunstancia, después de acumular cinco abandonos consecutivos.
Sabe que la ventaja que tiene es suficiente como para ir tranquilo, extremar precauciones y no correr ningún riesgo, pero hoy la caja de cambios le hizo tragar saliva, después de haber cambiado ya una rueda por un pinchazo durante el segundo tramo cronometrado de la etapa.
Faltaban quince kilómetros para terminar el tramo cronometrado cuando la caja de cambios de su Peugeot comenzó a hacer ruidos al poner cuarta y quinta, por lo que optó por no forzar la máquina y terminar la especial en tercera.