Victoria Torres Canul, medallista de bronce en los Juegos Panamericanos de 2011 en Toronto e invicta como boxeadora profesional (5-0, 1 KO), vio en grave peligro su carrera por una rara lesión que “erosionó” su dedo central de la mano derecha, abajo del nudillo. Una delicada cirugía y los cuidados subsecuentes -también debió superar una fuerte depresión-, le permiten golpear los aparatos de gimnasio después de cinco largos meses.
ESTO entrevistó a Torres Canul en el gimnasio Nuevo Jordán.
-Victoria, fue una larga
inactividad.
“Un descanso obligatorio. Tuve que ir a cirugía y me pusieron un injerto tomado de mi codo. Eso requirió de un descanso absoluto en toda actividad física. El doctor me dio permiso de hacer impactos e incrementar el golpeo paulatinamente”.
-¿Era una lesión añeja?
“Si, la venia arrastrando y no pensábamos que fuera de esa magnitud, y de cirugía, pero se atendió a tiempo y ya vamos saliendo. Como todo deportista que hace una actividad, es tu vida, y es obvio que te saca de ritmo y de tu círculo donde siempre estás, y crea desesperación”.
-¿Es tu vida el boxeo?
“Así es, estoy dedicada totalmente al boxeo, y que de momento te lo quiten o dejarlo, sí pesa”.
-Debiste cuidar más tu peso.
“Sí, de hecho aumenté, no mucho, pero para mí era notable en comparación a cuando uno entrena. Y ahora que volví a la actividad física, se nota la diferencia y regresé a la estabilidad”.
-A tu pelea contra Fredee González, ¿subiste resentida?
“Me dolía. Ya venía arrastrando ese dolorcito. En una pelea previa, tuve una molestia, pero no era tanto y así entrenaba. Y durante la pelea, casi para salir al tercero o cuarto round, ya me dolía bastante la mano derecha. Le gané por decisión unánime”.
-¿Cómo combinar el ser una chica normal y a la vez una deportista a la que se augura un campeonato del mundo?
“Pues no creo que sea como combinarlo. Es obvio que eres diferente por ser una deportista de alto rendimiento y cambias mucho en el momento en que estás en el gimnasio: ropa deportiva, sudas y todo eso que conlleva una actividad física, a cuando vas a un evento, con tus amigos.
El aspecto cambia, la ropa no es la misma, digamos que te arreglas, cualquier cosa que hagas vas a resaltar, porque siempre estás en imagen deportiva”.
-¿A qué edad comenzaste
a boxear?
“Fue entre los 18 y 19 años. Estaba en la prepa. Ya a punto de salir, una vez me asaltaron; entonces mi papá tuvo la idea de meterme, junto con mis hermanas, a defensa personal, y fue ahí donde conocí el boxeo. Antes, jugué basquetbol, futbol, y cuando practiqué box no lo hice con la intención de ser boxeadora”.
-Ana María “Guerrera”
Torres es tu media hermana.
“Si, pero no fue que influyera en mí, porque no pensaba en boxear. De hecho yo le dije a mi papá, porque lo vi entusiasmado, ‘papá, no quiero boxear, no vea más allá porque no quiero’. Después, yo misma quise seguir boxeando, fui yo la que tomé la decisión de dejar la Universidad, por cuestiones de distancia, tiempo y también de dinero”.
-Todo es posible con la ayuda
de tu promotor.
“Así es, Héctor García fue el que me apoyó totalmente en cuanto a la cirugía, consultas médicas, vuelos de avión, porque tenía que ir a Guadalajara. Allá me operaron y aquí en la Ciudad de México, mi fisioterapeuta, Luis Fernando, me estuvo apoyando con terapias.
“Toda la cuestión de fisioterapia es cara y era invertir dinero y tiempo, y la verdad, es muy profesional; me atendió muy bien con los ejercicios y los aparatos que tiene muy actualizados. Héctor García me respaldó con la parte médica y emocional, ya que me motivaba. Es algo duro dejar de momento los planes que tenías, pero creo que vamos a salir adelante”.
Con la satisfacción de su presea panamericana, Victoria señaló. “Esa medalla representa uno de los logros del ciclo olímpico más importantes que tuve como amateur. Siento que pude haber hecho más, pero me faltaba experiencia”.