Por Javier Juárez
Abran paso al campeón. El Rebaño llegó a la CDMX y lo hizopor la puerta grande. Cientos de “chivahermanos” acudieron alaeropuerto capitalino para recibir y vitorear al equiporojiblanco.
Las caravanas y reverencias para el nuevo rey copero se hicieronpresentes en el lugar. Cánticos, banderas y mantas le dieron labienvenida al cuadro tapatío. El público rojiblanco se encargóde hacerle su propio pasillo al campeón.
El vuelo llegó con un retraso de casi una hora, pero eso pocoles importó a los presentes. La espera se aligeró entre cánticosy porras.
Decenas de playeras con los colores rojo y blanco tapizaron laterminal aérea. Los “chivahermanos” se multiplicaron, pero notanto como en otras ocasiones. Los demás decidieron esperar alclub en su hotel de concentración.
Luego de dos días con festejos privados, elchiverío pudo compartir el éxito con su gente. El plantel mostróla copa en su hotel de concentración en la CDMX. Todos losinvitados tomaron un vaso y juntos bebieron del premio que lograronfrente al Morelia. El monarca es uno y es rojiblanco.
El autobús llegó al lugar un poco más tarde de loestimado. El vuelo que transportó al Rebaño de Guadalajara a lacapital, se retrasó casi una hora. Los seguidores no reclamaronnada y esperaron pacientes el arribo del autobúsrojiblanco. Luego de varios minutos de espera, las luces delvehículo anunciaron su arribo. La alegría creció.
La sorpresa que el chiverío tenía preparada era lapresencia del torneo que alzaron el día miércoles. CarlosSalcido fue el encargado de mostrar la copa a los cientos de“chivahermanos” que acudieron al lugar. Luego de eso elplantel descendió del autobús y más en calma y con orden seformaron para pasarse el trofeo y ofrecérselo a sus fielesseguidores.
Miguel Jiménez, héroe en los penaltis, Alan Pulidoy Carlos Fierro fueron los elementos más vitoreados. HedgardoMarín, Rodolfo Cota, el “Aris” Hernàndez, Orbelín Pineda yNestor Calderón no dejaron de sonreír.
El trofeo pasó de mano en mano. La gente cantó,brincó y gritó de la emoción de ver a sus ídolos Todos juntosbrindaron por lo conseguido. La noche cayó y la fiesta siguió enla entrada del hotel. Más y más seguidores rojiblancos llegaronal lugar.
Los jugadores volvieron a salir para cantar junto asus fieles aficionados, además de repartir autógrafos. Las horaspasaron y los cánticos nunca cesaron. El Rebaño compartió lacopa con todos. ¡Salud!
