/ sábado 6 de noviembre de 2021

De joven prodigio a director técnico del Barcelona: conoce la historia de Xavi Hernández

Xavi Hernández formó parte de la que probablemente fue la mejor formación del Barça y ahora regresa al frente del equipo

“El Barcelona no sólo es jugar bien e ir al ataque, el Barcelona es entender el juego, y en ese sentido lo llevamos todos dentro”, le respondía Xavi a Jorge Valdano, con la misma elocuencia con la que solía jugar. El mediocampista, ya convertido en técnico, planteaba con una frase la hipótesis del barcelonismo, esa que en su idea lo representa como algo mucho más que un club.

Las palabras de Xavi provienen desde la consciencia de quien se sabe un alumno destacado. Nadie interpretó mejor que él los mandamientos del futbol total, ese que ha viajado por las mentes de Rinus Michels, Johan Cruyff y Pep Guardiola, hasta llegar al futbolista de Terrasa.

Obsesivo de los espacios y el arte de encontrar al jugador mejor posicionado, Xavi revolucionó las formas en las 17 temporadas en las que defendió los colores azulgrana, aunque hay que remontarse a su niñez para describir por completo la historia, cuando con 11 años ingresó a la Masía, esa casa de piedra que por las noches albergaba sueños, pero por las mañanas daba forma a una filosofía de vida, pero también de futbol. Las maneras, en el Barça, no se negocian.

Xavi llegó a principios de los noventa al Futbol Club Barcelona. Eran los años del Dream Team, de Johan Cruyff, de Ronald Koeman, de Michael Laudrup, de Josep Guardiola, de las múltiples ligas y de la primera Champions. El futbolista crecía en las inferiores con pasos de gigante, hasta que debutó en la temporada 1998-1999, bajo el mando de Louis Van Gaal, y luego se ganó el puesto, cuando, curiosamente, una lesión de Guardiola le abrió la puerta del mediocampo.

A pesar de su talento y de llevar las ideas de la cantera en la sangre, la consolidación de Xavi en el primer equipo no fue inmediata. Tuvieron que pasar unos años para que finalmente se ganara la confianza de Frank Rijkaard. Con el neerlandés en el banquillo, el mediocampista fue capaz de delinear un juego que tuvo su explosión definitiva con la llegada de Pep Guardiola, en el 2008.

El esquema utilizado por el técnico, un 4-3-3 patentado por la escuela barcelonista, fue prolífico para Xavi, que en compañía en el mediocampo de Busquets e Iniesta desarrolló un futbol revolucionario basado en el juego posicional y la tenencia de la pelota como principal método de ataque; es decir, el famoso Tiki Taka, la victoria de una idea.

En plena madurez, Xavi se convirtió en el motor del equipo y fue protagonista de uno de los mejores equipos de la historia con sus pases y sus movimientos, como el cerebro capaz de darle forma a lo impensado. En 17 temporadas jugó 767 partidos, marcó 85 goles y dio 185 asistencias. Ganó 25 campeonatos, entre los que destacan ocho ligas, cuatro Champions League, y el sextete, en la temporada 2008-2009, cuando el Barcelona levantó todos y cada uno de los títulos que disputó. Con España fue capaz de imponer la escuela azulgrana. El resultado fue el mismo: dos Eurocopas y un Mundial.

En el 2015 Xavi se despidió del Barcelona con la promesa de volver algún día. El momento llegó. El banquillo del Camp Nou lo espera, sobre todo ahora, que tanta falta le hace al Barça recuperar la memoria.



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“El Barcelona no sólo es jugar bien e ir al ataque, el Barcelona es entender el juego, y en ese sentido lo llevamos todos dentro”, le respondía Xavi a Jorge Valdano, con la misma elocuencia con la que solía jugar. El mediocampista, ya convertido en técnico, planteaba con una frase la hipótesis del barcelonismo, esa que en su idea lo representa como algo mucho más que un club.

Las palabras de Xavi provienen desde la consciencia de quien se sabe un alumno destacado. Nadie interpretó mejor que él los mandamientos del futbol total, ese que ha viajado por las mentes de Rinus Michels, Johan Cruyff y Pep Guardiola, hasta llegar al futbolista de Terrasa.

Obsesivo de los espacios y el arte de encontrar al jugador mejor posicionado, Xavi revolucionó las formas en las 17 temporadas en las que defendió los colores azulgrana, aunque hay que remontarse a su niñez para describir por completo la historia, cuando con 11 años ingresó a la Masía, esa casa de piedra que por las noches albergaba sueños, pero por las mañanas daba forma a una filosofía de vida, pero también de futbol. Las maneras, en el Barça, no se negocian.

Xavi llegó a principios de los noventa al Futbol Club Barcelona. Eran los años del Dream Team, de Johan Cruyff, de Ronald Koeman, de Michael Laudrup, de Josep Guardiola, de las múltiples ligas y de la primera Champions. El futbolista crecía en las inferiores con pasos de gigante, hasta que debutó en la temporada 1998-1999, bajo el mando de Louis Van Gaal, y luego se ganó el puesto, cuando, curiosamente, una lesión de Guardiola le abrió la puerta del mediocampo.

A pesar de su talento y de llevar las ideas de la cantera en la sangre, la consolidación de Xavi en el primer equipo no fue inmediata. Tuvieron que pasar unos años para que finalmente se ganara la confianza de Frank Rijkaard. Con el neerlandés en el banquillo, el mediocampista fue capaz de delinear un juego que tuvo su explosión definitiva con la llegada de Pep Guardiola, en el 2008.

El esquema utilizado por el técnico, un 4-3-3 patentado por la escuela barcelonista, fue prolífico para Xavi, que en compañía en el mediocampo de Busquets e Iniesta desarrolló un futbol revolucionario basado en el juego posicional y la tenencia de la pelota como principal método de ataque; es decir, el famoso Tiki Taka, la victoria de una idea.

En plena madurez, Xavi se convirtió en el motor del equipo y fue protagonista de uno de los mejores equipos de la historia con sus pases y sus movimientos, como el cerebro capaz de darle forma a lo impensado. En 17 temporadas jugó 767 partidos, marcó 85 goles y dio 185 asistencias. Ganó 25 campeonatos, entre los que destacan ocho ligas, cuatro Champions League, y el sextete, en la temporada 2008-2009, cuando el Barcelona levantó todos y cada uno de los títulos que disputó. Con España fue capaz de imponer la escuela azulgrana. El resultado fue el mismo: dos Eurocopas y un Mundial.

En el 2015 Xavi se despidió del Barcelona con la promesa de volver algún día. El momento llegó. El banquillo del Camp Nou lo espera, sobre todo ahora, que tanta falta le hace al Barça recuperar la memoria.



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