Xolos, del Mictlán a... Tijuana

El perro azteca vigila la llegada de los fieles desde lo más alto, con mirada atenta y actitud firme. Tiene los fornidos brazos en la cintura y saca el pecho luciendo una playera rojinegra.

No es el Mictlán, aunque así lo llaman porque es la casa del equipo de fútbol local, y ese guardián en la cabecera del estadio es la mascota: el “Xolo mayor”.

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Esa peculiar perro, simbólica raza de canes, quizá no tenía el mismo atractivo casi generalizado que hoy tiene en Tijuana antes de que la familia Hank la tomara para identificar a su equipo en 2007, pero ahora está por todos lados.

Su imagen y su nombre aparecen no solo en ropa o artículos deportivos de la escuadra fronteriza, sino hasta en los rótulos de comercios que ofrecen, por ejemplo, “xolotacos”.

Y en el estadio, cuando los jugadores se presentan para disputar un partido, el perro guardián está no sólo en las banderas y en las playeras.

Foto: El Sol de Tijuana

Porque no es extraño que en las gradas alguien lleve algún ejemplar, algo que siempre jala los reflectores, e incluso alguno que otro aficionado le ha puesto la casaca del club deportivo.

Además, el heredero de la antigua tradición prehispánica en ocasiones también desfila con las “xologirls”, las jóvenes animadoras encargadas de levantar el ambiente entre los “xolofans”.

Gerardo Acevedo vive en esta ciudad y tuvo un cachorro xolo albino hace aproximadamente cinco años, aunque no precisamente motivado por el conjunto de fútbol.

Foto: El Sol de Tijuana

“Personalmente pienso en el perro prehispánico de la tradición, pero no puedes quitar que detrás de eso está ya lo referente al equipo. Aunque yo no lo siga, sé que mucha de la gente lo asocia primero al equipo por sentido de pertenencia a Tijuana”, comenta.

Y es que esas eran algunas de las primeras impresiones que encontraba entre las personas que llegaron a conocer a su mascota, quien se integró a la familia cuando una amiga se lo regaló a su expareja que trabajaba en el Ayuntamiento de Tijuana, donde entre 2004 y 2007 despachó como alcalde Jorge Hank Rhon.

“Duró unos seis meses (...) mucho tiempo lo tuvimos dentro mientras estaba chiquito porque no tenía pelo y el sol lo irritaba”, recuerda.

“Gigi”, nombrado así por el cantante de Punk GG Allin, murió por parvo, y Gerardo no ha vuelto a tener otro.

Foto: El Sol de Tijuana

En cambio Jhenya Flores ha tenido tres: el primero de ellos fue “Tulum”, en 2007, y ahora la acompañan “Tlacoyo”, un macho miniatura, y “Cempasúchil”, una hembra de tamaño mediano.

Dice que no son animales sociables y por lo tanto tampoco son recomendables para familias con niños.

Por eso, con un amplio conocimiento del simbolismo de esta raza y de su historia, lamenta que la popularidad que ha tomado al convertirse en la mascota del equipo de futbol no haya sido para bien.

“He visto mucha gente que nada más los adquiere por el equipo, y eso me parece totalmente mal. Creo que tienen un significado más allá de un equipo de futbol. Representan nuestras raíces, nuestra cultura a nivel mundial”, destaca.

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