/ viernes 2 de junio de 2017

José Flores torilero para toda la vida

Los años 40, aquella esplendorosa Época de Oro que daba untinte amoroso en el México que se nos fue, dejó un personajesobresaliente que vivió gran parte de su vida en la MonumentalPlaza de Toros México. Ahí dejaría sus mejores años de vida ydedicación al toro bravo. Es uno de estos personajes de la FiestaBrava que parece que no están ahí, pero que ejercen una laborindispensable que ayuda a que el resto de los engranes caminen comolos de un reloj suizo. También se juegan la vida y se conviertenen figuras dentro de su círculo, pues bien dijo el que sabe: “Enlos corrales, con los torileros, también se hacen muy buenasfaenas”.

La naciente década de los 40 que mostraba a "Armillita",Silverio, Arruza y "Manolete" como los mejores en el Toreo de LaCondesa, en breve lucirían cumbres en el coso que el yucateco, deorigen libanés, Neguib Simón estaba a punto de inaugurar y quedaría paso a una nueva era en la Tauromaquia Mexicana: Lamajestuosa Plaza México. Ya en la calle de Augusto Rodín, en laentonces colonia Noche Buena, el ingeniero Modesto Rolland ordenabatrabajos a marchas forzadas con la finalidad de inaugurar elinmueble lo más pronto posible, cosa que sucedió seis años mástarde; pero dejaría un importante antecedente técnico en laindustria arquitectónica. EL SOBRINO DE LA SAN SIMÓN

Nuestro principal personaje nació en una de las colonias máspopulares de ese México antiguo, la San Simón, barrio bravo que atodo chamaco pone avispado desde que anda en pañales. En 1941 viola luz José Flores y su historia de infante no fue distinta alresto de la palomilla. Salvo que su distintivo era ser aficionado alos toros, pasión que heredó de su tío Alberto Flores Rivero,quien entre los años 50 fue jefe de los torileros en el Coso deInsurgentes, el cual para entonces era ya propiedad de MoisésCosío; agobiado por las deudas, Neguib se lo había vendido en1946, nueves meses después de la inauguración del MagnoEscenario. Así de ingrata fue la vida para el yucateco.

José era como el hijo que su tío nunca tuvo, el recio familiarsolamente había procreado con su esposa a una hermosa dama. YJosé, que contaba con la audacia de la avispa, abrevó muy bienlos consejos del tío, principalmente los que emanaban en loscorrales del Coso Capitalino. LOS 40s

Mientras José Flores crecía, los 40 escenificaban ladesastrosa Segunda Guerra Mundial que marcó esa épocaprincipalmente. Pero que también rememora a Winston Churchill,Primer Ministro del Reino Unido, cuando se dirigió a losbritánicos para alentarlos contra el poder nazi: "Sangre, sudor ylágrimas" fue la frase que quedaría para la posteridad en sudiscurso.

Era entonces el México que se transformaba de lo rural a lourbano y a la industrialización; el fin de mandato del PresidenteManuel Ávila Camacho y el inicio del Mandatario MiguelAlemán.

Era la moda en el radio con María Bonita, de Agustín Lara; dela Familia Burrón en los puestos de revistas y de la películaNosotros Los Pobres, que protagonizó el inmortal PedroInfante.

Esa época también vio partir al Escuadrón 201 a la SegundaGuerra Mundial y aquella generación también cantó con FrankSinatra; fue la era de Casa Blanca y todo mundo bailaba con elSwing.

Marcó también el nacimiento de lo que tiene usted en susmanos: El Diario ESTO. ENVENENADO

Para los años 50, concretamente en el 55, a la edad de 14años, José Flores se estrenaba como flamante ayudante detorilero. Tanto fue el cántaro al agua que no había más paradonde; su tío, quien procuró llevarlo puntualmente desde los 9años los días de corrida a ver el entorilamiento de los toros,para luego atestiguar el festejo, terminó por envenenar al sobrinocon la Fiesta de los Toros. Ese vicio permaneció en las venas deJosé y con el paso de los años pasó de ser un simple ayudante detorilero al jefe de la cuadrilla y tras 61 años de ejercer elpuesto finalmente este año se retiró. DURA PRUEBA

Los compañeros de José, en aquella época, en su mayoría eranlos torileros que habían emigrado del Toreo de La Condesa, primeraPlaza Monumental que se construyó en México el 22 de septiembrede 1907 y que cerró el 19 de mayo de 1949 al entrar en funcionesLa México. Viejos experimentados que estaban a la orden de su tíoAlberto, por lo que colocarse como el mejor no sería nadasencillo. Sin embargo, algo que caracterizó siempre a José fue elentusiasmo de dar siempre lo mejor de sí, yendo a más que elresto, lo cual pronto le redituó frutos por ganarse la confianzadel jefe de torileros. UN SECRETO

“Soy el último jefe de los torilero de ese tiempo, losdemás, grandes amigos míos, ya murieron. Siempre me llamó laatención eso de abrir y cerrar las puertas de los corrales, no sediga el entorilamiento, se vive mucha emoción, más antes cuandolos toros tenían sobrado genio y bravura. Eso sí, la nobleza enestos animales es innegable, pero no por eso te la perdonan; mehice amigo de muchos toros gracias al azúcar”, nos confía. “Aveces llevaba una poquita conmigo y les daba a probar, se acercabanmuy dóciles a mi mano, ahí me di cuenta de su nobleza, perojamás olvidé lo peligroso que pueden ser”, recuerda Josésentado en la cabecera de la gran mesa que ocupa el espacioprincipal en su domicilio. Tres de sus nietos, José, Alejandra yFernanda no despegan la mirada de su abuelo y ríen de vez encuando con las expresiones de don José.

Su esposa, la señora Guadalupe, es testigo de las remembranzasde aquel que la llevó al altar en 1965. FIGURA

“Y no es que los toros de hoy sean menos peligrosos, perorecuerdo que en esos años los astados hasta se paraban en dospatas y las manitas las recargaban en la pared, buscando a lostorileros como queriéndolos bajar de los pasillos. Era todo unespectáculo y no se diga entorilarlos, muchas veces me llevé laspalmas por lo bien que hacía mi trabajo –dice con orgullo, haceuna pausa y prosigue- cómo olvidar aquellos tiempos y a todos misamigos”, expresa el retirado torilero mientras se talla su rostroarrugado con sus manos morenas, que muestran las mil batallas queha vivido.

“Todos ya murieron –menciona nuevamente-, mi tío fue elprimero, luego “El Charro” Sebastián , Samuel Bolaños “ElChahuis”, Juan Acevedo y Juan Mata, y dos japoneses que ni sunombre sé pronunciar”.

-¡Japoneses! -Exclamamos, interrumpiendo a don José.

“¿Cómo? ¡Háblame fuerte, que no escucho de este lado!”,nos responde evidenciando su sordera. INFORTUNIO

A la par de su labor como jefe de torileros, José Florestrabajó de lunes a sábado, por 35 años, en una empresa quefabrica pinturas. Una ocasión ayudaba a bajar una tarima deproducto bastante pesada, fue tanto el esfuerzo de Flores que eloído izquierdo le reventó. Este fue realmente lo que le obligó adejar el puesto como jefe de toriles hace apenas unos meses.

“No era seguro estar en los corrales –nos menciona- puespara malas el oído derecho también se fue deteriorando. Más quenada fue por eso mi retiro, mis compañeros me decían que algúndía esto me podría llevar a sufrir un fatal accidente y la verdades que hay mucha razón en esto. Donde hay toros bravos todo puedepasar”, dice con cierta nostalgia. ELEGANCIA Y CLASE

Entre las experiencias que José vivió en la Plaza México fueel ser testigo de la filmación A.T.M. A toda máquina, que rodóel productor Luis Leal Solares y que protagonizaron Pedro Infante yLuis Aguilar. Recordamos que en una parte de la producción los dos"oficiales de tránsito" desatan una feroz competencia en elfestival de acciones acrobáticas que desempeña el escuadrón dela policía, siendo la parte culminante cuando deciden atravesar ensus poderosas motocicletas una choza convertida en llamas.

"Fue muy entretenido –recuerda José- en la película se veíala Plaza llena, pero la verdad es que solo había un grupo deextras en los tendidos, el resto de las imágenes donde se apreciael coso a reventar es de las corridas de toros”.

-¿Qué le parecían aquellos llenos en corridas de toros?

“Se veía muy bonito por que todo el público que acudía alos festejos vestía muy elegante, se veían los tendidos tapizadosde sombreros finos, todos los caballeros iban de traje y las damasde vestido de gala. Cómo olvidar a Agustín Lara y María Feliz ensus barreras de sol", expresó Flores con emoción. EL MEJOR

Y mientras los aficionados que estaban por arribar al MagnoEscenario se alistaban con sus mejores ropas, José Flores poníaen marcha las principales reglas que implica ser torilero:"Llegando a los corrales lo primero que hacía era poner lascuerdas a los corrales, regar, revisar cerrojos, contar con unadotación de gises, rotular las pizarras con los nombres de lostoros y siempre con pintura blanco de España. También preparabalas moñas con los colores de la divisa (ahora divisas máselaboradas) y alistaba también el aserrín por si llovía y habíaque esparcirlo en el ruedo. Finalmente, terminado el trabajo de esemomento, nos íbamos a comer garnachas".

-¿Digamos entonces que su retiro fue involuntario?

"No, la verdad es que era inseguro estar en los corrales por mifalta de audiencia. Me voy contento y satisfecho con mi trabajo.Así está mejor, pues en todos estos años jamás sufrí unaccidente. Recuerdo que la vez que se retiró el primer jefe deMonosabios, cuando dio la vuelta al ruedo le aventaron un montónde dinero, todo lo echamos en un capote y en serio que estaba bienpesado. En mi caso no fue así, pero di la vuelta al ruedo con mifamilia , eso es lo más bonito". AÑORANZA

Dos de los hijos de Don José fueron también torileros: José yAlejandro, pero dice su padre que al casarse, "les cortaron lasalas" y ya no continuaron con la tradición. Luego, el tercervarón, Luis, es boletero en el Coso de Insurgentes y Claudia, ellaes ama de casa. Ahora, además de los hijos, don José cuenta conseis nietos.

"No puedo estar más contento con mi familia y porque todosalió bien en estos años. Hice mi trabajo lo mejor que pude ycuide bien de los toros. Me llevo en mis recuerdos aquellas tardescon Capetillo, Joselito Huerta, "Calesero", "Curro" y ManoloMartínez; así como con Camino, Linares y "Capea", ¡qué díasaquellos!", exclama con alegría.

"Seguro voy extrañar mi trabajo de torilero, no es fácilalejarse de algo que realice toda mi vida... no será fácil",mencionó el veterano torilero.

Para entonces nuestra platica ya se había trasladado al tallerde compresoras que tiene en su casa; además de las muchasfotografías que penden de las paredes que dan cuenta de aquellosaños mozos, se observa en una vieja vitrina una colección decoches de aluminio que conserva desde hace varios años y de loscuales sobresales dos camionetas Ford del 64, las cuales, dicefueron las más bonitas. Don José tuvo una de a de veras con laque vivió grandes aventuras en aquel México que se nos fue, queya no volverá jamás pero que nos deja cosas y personasmaravillosas como la historia de don José, que ayudaron aconstruir la hermosísima Época de Oro, la cual todavía se puedeconocer gracias a sus eslabones que no dejan de brillan. ¿QUÉ ESUN TORILERO?

No hay indicios de que una mujer haya sido torilera, de acuerdoa esto, torilero es una persona masculina contratada por la plazaencargada de recibir a los toros provenientes de una ganadería. Sulabor consiste en enchiquerar al ganado en los corrales al bajardel camión que los traslada desde la dehesa; posteriormente losencajona individualmente tras el sorteo, cuatro horas antes deiniciar el festejo. Su labor es de gran riesgo, ya que manejarganado bravo siempre pone en peligro la vida si no se tiene elconocimiento y experiencia adecuada.

Los años 40, aquella esplendorosa Época de Oro que daba untinte amoroso en el México que se nos fue, dejó un personajesobresaliente que vivió gran parte de su vida en la MonumentalPlaza de Toros México. Ahí dejaría sus mejores años de vida ydedicación al toro bravo. Es uno de estos personajes de la FiestaBrava que parece que no están ahí, pero que ejercen una laborindispensable que ayuda a que el resto de los engranes caminen comolos de un reloj suizo. También se juegan la vida y se conviertenen figuras dentro de su círculo, pues bien dijo el que sabe: “Enlos corrales, con los torileros, también se hacen muy buenasfaenas”.

La naciente década de los 40 que mostraba a "Armillita",Silverio, Arruza y "Manolete" como los mejores en el Toreo de LaCondesa, en breve lucirían cumbres en el coso que el yucateco, deorigen libanés, Neguib Simón estaba a punto de inaugurar y quedaría paso a una nueva era en la Tauromaquia Mexicana: Lamajestuosa Plaza México. Ya en la calle de Augusto Rodín, en laentonces colonia Noche Buena, el ingeniero Modesto Rolland ordenabatrabajos a marchas forzadas con la finalidad de inaugurar elinmueble lo más pronto posible, cosa que sucedió seis años mástarde; pero dejaría un importante antecedente técnico en laindustria arquitectónica. EL SOBRINO DE LA SAN SIMÓN

Nuestro principal personaje nació en una de las colonias máspopulares de ese México antiguo, la San Simón, barrio bravo que atodo chamaco pone avispado desde que anda en pañales. En 1941 viola luz José Flores y su historia de infante no fue distinta alresto de la palomilla. Salvo que su distintivo era ser aficionado alos toros, pasión que heredó de su tío Alberto Flores Rivero,quien entre los años 50 fue jefe de los torileros en el Coso deInsurgentes, el cual para entonces era ya propiedad de MoisésCosío; agobiado por las deudas, Neguib se lo había vendido en1946, nueves meses después de la inauguración del MagnoEscenario. Así de ingrata fue la vida para el yucateco.

José era como el hijo que su tío nunca tuvo, el recio familiarsolamente había procreado con su esposa a una hermosa dama. YJosé, que contaba con la audacia de la avispa, abrevó muy bienlos consejos del tío, principalmente los que emanaban en loscorrales del Coso Capitalino. LOS 40s

Mientras José Flores crecía, los 40 escenificaban ladesastrosa Segunda Guerra Mundial que marcó esa épocaprincipalmente. Pero que también rememora a Winston Churchill,Primer Ministro del Reino Unido, cuando se dirigió a losbritánicos para alentarlos contra el poder nazi: "Sangre, sudor ylágrimas" fue la frase que quedaría para la posteridad en sudiscurso.

Era entonces el México que se transformaba de lo rural a lourbano y a la industrialización; el fin de mandato del PresidenteManuel Ávila Camacho y el inicio del Mandatario MiguelAlemán.

Era la moda en el radio con María Bonita, de Agustín Lara; dela Familia Burrón en los puestos de revistas y de la películaNosotros Los Pobres, que protagonizó el inmortal PedroInfante.

Esa época también vio partir al Escuadrón 201 a la SegundaGuerra Mundial y aquella generación también cantó con FrankSinatra; fue la era de Casa Blanca y todo mundo bailaba con elSwing.

Marcó también el nacimiento de lo que tiene usted en susmanos: El Diario ESTO. ENVENENADO

Para los años 50, concretamente en el 55, a la edad de 14años, José Flores se estrenaba como flamante ayudante detorilero. Tanto fue el cántaro al agua que no había más paradonde; su tío, quien procuró llevarlo puntualmente desde los 9años los días de corrida a ver el entorilamiento de los toros,para luego atestiguar el festejo, terminó por envenenar al sobrinocon la Fiesta de los Toros. Ese vicio permaneció en las venas deJosé y con el paso de los años pasó de ser un simple ayudante detorilero al jefe de la cuadrilla y tras 61 años de ejercer elpuesto finalmente este año se retiró. DURA PRUEBA

Los compañeros de José, en aquella época, en su mayoría eranlos torileros que habían emigrado del Toreo de La Condesa, primeraPlaza Monumental que se construyó en México el 22 de septiembrede 1907 y que cerró el 19 de mayo de 1949 al entrar en funcionesLa México. Viejos experimentados que estaban a la orden de su tíoAlberto, por lo que colocarse como el mejor no sería nadasencillo. Sin embargo, algo que caracterizó siempre a José fue elentusiasmo de dar siempre lo mejor de sí, yendo a más que elresto, lo cual pronto le redituó frutos por ganarse la confianzadel jefe de torileros. UN SECRETO

“Soy el último jefe de los torilero de ese tiempo, losdemás, grandes amigos míos, ya murieron. Siempre me llamó laatención eso de abrir y cerrar las puertas de los corrales, no sediga el entorilamiento, se vive mucha emoción, más antes cuandolos toros tenían sobrado genio y bravura. Eso sí, la nobleza enestos animales es innegable, pero no por eso te la perdonan; mehice amigo de muchos toros gracias al azúcar”, nos confía. “Aveces llevaba una poquita conmigo y les daba a probar, se acercabanmuy dóciles a mi mano, ahí me di cuenta de su nobleza, perojamás olvidé lo peligroso que pueden ser”, recuerda Josésentado en la cabecera de la gran mesa que ocupa el espacioprincipal en su domicilio. Tres de sus nietos, José, Alejandra yFernanda no despegan la mirada de su abuelo y ríen de vez encuando con las expresiones de don José.

Su esposa, la señora Guadalupe, es testigo de las remembranzasde aquel que la llevó al altar en 1965. FIGURA

“Y no es que los toros de hoy sean menos peligrosos, perorecuerdo que en esos años los astados hasta se paraban en dospatas y las manitas las recargaban en la pared, buscando a lostorileros como queriéndolos bajar de los pasillos. Era todo unespectáculo y no se diga entorilarlos, muchas veces me llevé laspalmas por lo bien que hacía mi trabajo –dice con orgullo, haceuna pausa y prosigue- cómo olvidar aquellos tiempos y a todos misamigos”, expresa el retirado torilero mientras se talla su rostroarrugado con sus manos morenas, que muestran las mil batallas queha vivido.

“Todos ya murieron –menciona nuevamente-, mi tío fue elprimero, luego “El Charro” Sebastián , Samuel Bolaños “ElChahuis”, Juan Acevedo y Juan Mata, y dos japoneses que ni sunombre sé pronunciar”.

-¡Japoneses! -Exclamamos, interrumpiendo a don José.

“¿Cómo? ¡Háblame fuerte, que no escucho de este lado!”,nos responde evidenciando su sordera. INFORTUNIO

A la par de su labor como jefe de torileros, José Florestrabajó de lunes a sábado, por 35 años, en una empresa quefabrica pinturas. Una ocasión ayudaba a bajar una tarima deproducto bastante pesada, fue tanto el esfuerzo de Flores que eloído izquierdo le reventó. Este fue realmente lo que le obligó adejar el puesto como jefe de toriles hace apenas unos meses.

“No era seguro estar en los corrales –nos menciona- puespara malas el oído derecho también se fue deteriorando. Más quenada fue por eso mi retiro, mis compañeros me decían que algúndía esto me podría llevar a sufrir un fatal accidente y la verdades que hay mucha razón en esto. Donde hay toros bravos todo puedepasar”, dice con cierta nostalgia. ELEGANCIA Y CLASE

Entre las experiencias que José vivió en la Plaza México fueel ser testigo de la filmación A.T.M. A toda máquina, que rodóel productor Luis Leal Solares y que protagonizaron Pedro Infante yLuis Aguilar. Recordamos que en una parte de la producción los dos"oficiales de tránsito" desatan una feroz competencia en elfestival de acciones acrobáticas que desempeña el escuadrón dela policía, siendo la parte culminante cuando deciden atravesar ensus poderosas motocicletas una choza convertida en llamas.

"Fue muy entretenido –recuerda José- en la película se veíala Plaza llena, pero la verdad es que solo había un grupo deextras en los tendidos, el resto de las imágenes donde se apreciael coso a reventar es de las corridas de toros”.

-¿Qué le parecían aquellos llenos en corridas de toros?

“Se veía muy bonito por que todo el público que acudía alos festejos vestía muy elegante, se veían los tendidos tapizadosde sombreros finos, todos los caballeros iban de traje y las damasde vestido de gala. Cómo olvidar a Agustín Lara y María Feliz ensus barreras de sol", expresó Flores con emoción. EL MEJOR

Y mientras los aficionados que estaban por arribar al MagnoEscenario se alistaban con sus mejores ropas, José Flores poníaen marcha las principales reglas que implica ser torilero:"Llegando a los corrales lo primero que hacía era poner lascuerdas a los corrales, regar, revisar cerrojos, contar con unadotación de gises, rotular las pizarras con los nombres de lostoros y siempre con pintura blanco de España. También preparabalas moñas con los colores de la divisa (ahora divisas máselaboradas) y alistaba también el aserrín por si llovía y habíaque esparcirlo en el ruedo. Finalmente, terminado el trabajo de esemomento, nos íbamos a comer garnachas".

-¿Digamos entonces que su retiro fue involuntario?

"No, la verdad es que era inseguro estar en los corrales por mifalta de audiencia. Me voy contento y satisfecho con mi trabajo.Así está mejor, pues en todos estos años jamás sufrí unaccidente. Recuerdo que la vez que se retiró el primer jefe deMonosabios, cuando dio la vuelta al ruedo le aventaron un montónde dinero, todo lo echamos en un capote y en serio que estaba bienpesado. En mi caso no fue así, pero di la vuelta al ruedo con mifamilia , eso es lo más bonito". AÑORANZA

Dos de los hijos de Don José fueron también torileros: José yAlejandro, pero dice su padre que al casarse, "les cortaron lasalas" y ya no continuaron con la tradición. Luego, el tercervarón, Luis, es boletero en el Coso de Insurgentes y Claudia, ellaes ama de casa. Ahora, además de los hijos, don José cuenta conseis nietos.

"No puedo estar más contento con mi familia y porque todosalió bien en estos años. Hice mi trabajo lo mejor que pude ycuide bien de los toros. Me llevo en mis recuerdos aquellas tardescon Capetillo, Joselito Huerta, "Calesero", "Curro" y ManoloMartínez; así como con Camino, Linares y "Capea", ¡qué díasaquellos!", exclama con alegría.

"Seguro voy extrañar mi trabajo de torilero, no es fácilalejarse de algo que realice toda mi vida... no será fácil",mencionó el veterano torilero.

Para entonces nuestra platica ya se había trasladado al tallerde compresoras que tiene en su casa; además de las muchasfotografías que penden de las paredes que dan cuenta de aquellosaños mozos, se observa en una vieja vitrina una colección decoches de aluminio que conserva desde hace varios años y de loscuales sobresales dos camionetas Ford del 64, las cuales, dicefueron las más bonitas. Don José tuvo una de a de veras con laque vivió grandes aventuras en aquel México que se nos fue, queya no volverá jamás pero que nos deja cosas y personasmaravillosas como la historia de don José, que ayudaron aconstruir la hermosísima Época de Oro, la cual todavía se puedeconocer gracias a sus eslabones que no dejan de brillan. ¿QUÉ ESUN TORILERO?

No hay indicios de que una mujer haya sido torilera, de acuerdoa esto, torilero es una persona masculina contratada por la plazaencargada de recibir a los toros provenientes de una ganadería. Sulabor consiste en enchiquerar al ganado en los corrales al bajardel camión que los traslada desde la dehesa; posteriormente losencajona individualmente tras el sorteo, cuatro horas antes deiniciar el festejo. Su labor es de gran riesgo, ya que manejarganado bravo siempre pone en peligro la vida si no se tiene elconocimiento y experiencia adecuada.

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