Desde hace dos años, Markus Stöckl presentó un plan paraponer a sí mismo en los libros de registro una vez más. Y en tansólo 11 segundos y a una velocidad de 167,6 km/h con una bicicletade montaña estándar, llegó a esa velocidad por una montaña sinnombre en el desierto de Atacama en Chile.
Stöckl tiene una predilección por los libros de registro.
Criado en las montañas de Austria, su sed de velocidad seestableció en una edad joven, su lugar en las plantas anuales develocidad consolidó primera vez en 1999.
En el ínterin, los registros se han fijado en la estación deesquí francesa de Les Arcs y en un volcán en Nicaragua, entreotros. Por su intento más reciente el 13 de diciembre -cerradotras ocho sesiones de práctica- que era el desierto chilenoestéril con apenas nada a la vista desde el punto más alto de4.000 metros desde la que partió. Con la pendiente de grava de 45grados, consideró el ángulo perfecto para su registro, el pulsodel de 43 años de edad, llegó a los 170 latidos por marca dehora, el silbido del viento más allá de sus oídos en un descensode 1.200 metros en un lugar de 11.000 desde su casa en montañasdel Tirol de Austria.
Tras su gran hazaña no se quedó callado.
"Estoy de vuelta en la montaña sin un nombre en el medio deldesierto. Es complicado, porque todo es rocosa y suelta en lasalida. Fue un tiempo tan largo y de pie allí era como si yalloramos al inicio. Fue muy divertido y quiero continuarhaciéndolo”, comentó a su máximo patrocinador RedBull.