/ sábado 24 de junio de 2017

Queta Basilio, la gallarda atleta mexicana que asombró al mundo

Norma Enriqueta Basilio Sotelo representó el símbolo de lamujer en el deporte olímpico, una atleta universal que tuvo elprivilegio de trascender en la historia por medio de un ascensosobre una rampa de 92 escalones que recorrió hasta encender elpebetero del estadio de Ciudad Universitaria, cuna de los JuegosOlímpicos de México 1968.

El año próximo se cumplirán 50 años de la gesta olímpicaque, a pesar de los problemas que vivieron días antes con larepresión en Tlatelolco, la historia ubica como los últimosJuegos en los que imperó la hermandad, se rompieron mitos, lasmarcas deportivas se prodigaron y se dio una sinergia del pueblomexicano hacia los protagonistas de la gesta deportiva.

Nunca más se volvieron a vivir unos Juegos Olímpicos depuertas abiertas. La imagen de Queta Basilio es una de las másreconocidas en el mundo, su figura esbelta subiendo la escalinataforma parte del Museo Olímpico de Lausana y en Grecia también seprodigan fotografías de ella, en el mismo lugar donde reposa elcorazón del barón Pierre de Coubertin.

Queta Basilio, la joven de 20 años vestida de blanco con eluniforme de licra que les habían dado para los JuegosPanamericanos de Winnipeg 1967, se elevó para la posteridad en unmovimiento creciente de los derechos de la mujer, y en ese andarnunca pensó en otra cosa que no fuera ofrecer una imagen limpia ysentirse orgullosa del primer país de habla hispana que organizabalos Juegos Olímpicos.

La joven deportista que ocupó el sexto lugar de la eliminatoriade los 80 metros con vallas en el primero de los dos ensayosprogramados, del 8 al 14 y del 22 al 28 de septiembre, se quemó lamano derecha por el calor de la antorcha, por lo cual tuvo que serrevestida y ahora tiene un corte en la parte media superior comoseñal única de su originalidad.

El cuerpo de la antorcha fundida de aluminio tiene las marcasdel tiempo, pero la piel que cubre el metal es suave y las líneasparalelas conservan el diseño de los Juegos; en la parte superiorse inscribe el nombre de México 68 con los anillos olímpicos,después de casi 10 lustros, Queta Basilio la vuelve a sostener,sus ojos se encienden en el hogar que podría ser un museo contantos reconocimientos e imágenes que ha conservado a lo largo desu vida.

Una enfermedad crónica la aqueja, reconoce que esta situaciónla desespera, su estado anímico no es el más óptimo porque endiciembre perdió a su mamá y espera tener la suficiente energíapara conmemorar el 50 aniversario, volver a reunir a losdeportistas que representaron a México y hacer su recorrido delFuego Simbólico por la Paz y el Deporte.

Originaria de un ejido llamado Puebla, dentro del Valle deMexicali, la atleta que nació el 15 de julio de 1948, a los dosaños cambio de residencia, pero ese lugar nunca lo abandonó,rodeada de los cultivos de algodón y trigo, las visitas familiaresy ese entorno junto a sus cinco hermanos la llenaron devitalidad.

La cachanilla, como se les dice a los originarios de Mexicali,estaba predestinada: portó una antorcha en una ceremonia escolar alos 11 años, de la misma manera que lo hizo para México 68,dentro de la participación en los Juegos Deportivos Escolares.Vendría después su primer Campeonato Nacional de Atletismojuvenil en Puebla, donde ocupó el segundo lugar en el salto dealtura, todavía con la técnica de tijera: “Un viaje en tren quetuvo una duración de tres días para una muchacha que sale de unejido, era increíble darse cuenta de tantas cosas maravillosas quetiene nuestro país”.

Participó en tres campeonatos nacionales juveniles, en uno deellos estableció la marca mexicana de los 80 metros con vallas deprimera fuerza, lo que llamó la atención del recién llegadoentrenador polaco Vladimir Puzio, aunque la convocó para formarparte de la selección nacional, pasó un año para que Queta seconvirtiera en seleccionada nacional. Los tiempos eran otros y suspadres no estaban convencidos de dejarla ir a la Ciudad deMéxico.

Los uniformes que utilizaba para los entrenamientos y lascompetencias se los confeccionaba su mamá, eran un poco mássueltos, en ese tiempo era imbatible y con la representación deBaja California, en el Campeonato Nacional celebrado en Monterrey,se alzó con el triunfo y se abrió la puerta olímpica, sin marchaatrás.

El 27 de abril de 1967, en una misiva dirigida al papá deQueta, el señor Everardo Basilio González y firmada por eldirector del CDOM Arturo Manzanos, se hace la petición formal paraque sea concentrada como destacado elemento de la FederaciónMexicana de Atletismo y de esta forma pueda cumplir con elcompromiso que ha contraído con el deporte mexicano.

Dos días después, en atención al oficio, don Everardo,fecundo lector del diario ESTO, dio el consentimiento para que suhija Norma Enriqueta Basilio Sotelo, ingresara en calidad deinterna al CDOM, para que pueda desarrollar el programa deentrenamiento en las pruebas de su especialidad y con los deseos deun éxito completo en los Juegos Olímpicos de 1968.

Con los entrenamientos del polaco Puzio que conformó el equipoatlético de velocidad, Enriqueta Basilio mejoró un segundo sumarca personal ese año. En uno de los entrenamientos, dosdirectivos se acercaron a la pista para seguir el trabajo quehacían las atletas, pero en realidad era una reunión para definirde manera secreta quién sería la portadora de la antorchaolímpica y como lo hizo nueve años atrás, su destino estabadecidido.

Un periodista cubano mencionó que en el marco del IX MemorialBarrientos llegó la noticia de que Enriqueta Basilio sería laindicada para encender la pira olímpica, una deportista risueñacomo una niña de cuatro años: “Portará la antorcha olímpicaen el último tramo de la posta que comenzará en Grecia,convirtiéndose de esa forma en la primera mujer en la historia delolimpismo que realiza tal tarea”.

¿Quién es Enriqueta Basilio? Los que tuvieron la oportunidadde competir en la Habana, la recuerdan como una muchachita alegre,de amplia sonrisa, gran dignidad y espíritu deportivo. Ponía almay vida a cada una de sus actuaciones. En esa competencia ocupó elsegundo lugar detrás de Marlene Elejarde, en una tarde degala.

En México, en tanto, el licenciado Juan Manuel Gallástegui,titular de la Jefatura de Apoyo a la Antorcha Olímpica, recargóla espalda en el sillón y, mirando de frente a los reporteros,dijo: “Ustedes los periodistas ya lo saben… Sí, es Queta…Queta Basilio”. Testimonió Javier Santos Llorente, en su columnadel diario ESTO, en relación a la Antorcha de la Juventud.

La celebración de la ceremonia inaugural de México 1968, seconoce por crónicas, un largometraje documental realizado porAlberto Isaac y que fue nominado a un Oscar de la Academia. En elcaso de Queta, lo relata como un día que empezó en un desayunocon sus compañeros deportistas, su permanencia en el áreareservada para los jueces por la entrada de la maratón, eluniforme que nunca llegó y el recorrido en el último tramo, enmedio de los deportistas hasta llegar a la escalinata. Queta, mesesatrás había dicho que tendría que entrenar mucho, porque noquería desmayarse cuando encendiera la pira olímpica.

De ahí el ascenso al Olimpo mexicano, el fuego que llegóprocedente de Grecia brilló para el mundo, miles de palomasvolaron por el monumental estadio; mientras, Queta se sentó paraobservar lo que sucedió después de haber encendido el pebetero;posteriormente, un trabajador le facilitó un overol para salir delestadio, - lo conserva tal y como lo recibió - , subió al autoque la llevaría al CDOM, porque tendría que competir el día 15de octubre, en la prueba que ganó la australiana Maureen Caird, de17 años, quien empató la marca mundial y mejoró el registroolímpico (10.3s).

En un telegrama firmado por el presidente Gustavo Díaz Ordazdirigido al señor Everardo Basilio y Sra. del 13 de octubre, undía después de la ceremonia inaugural, expresa: “Fue para mímuy satisfactorio haber tenido (el) honor (de) propiciar, porprimera vez en la historia, que correspondía a una mujer (el)privilegio (de) prender (el) Fuego Olímpico al iniciarse (los)Juegos de México, mayor todavía, que haya sido (una) mujermexicana. Felicito a ustedes y por su conducto a (su) distinguidahija, por la gallardía con que desempeñó su misión, los saludaafectuosamente. Gustavo Díaz Ordaz”.

Para la chica de cabello corto, sostenido siempre con unadiadema para poder correr, el tener esa distinción cambió suvida, pero en el deporte, con la ausencia de Puzio, entrenador deatletismo, pintor extraordinario y sensible pianista, en los JuegosOlímpicos de Múnich 72, ya no fue lo mismo. En los ecos deltiempo:  el 12 de octubre de 1968,  no se olvida.

Madre de tres hijos Mario, Enriqueta y Oliver y de una nieta,Constanza Álvarez Basilio, augura que en ella tendremos a lafutura deportista olímpica. Queta, con su voz apagada por laenfermedad, no necesita hablar, con sus ojos lo dice todo, ellanació para la juventud deportiva el día que encendió la llamaolímpica, de la misma forma que su corazón palpita encendido porlos recuerdos.

Gráfico

El 15 de octubre, primer heat 80 m/c

1.- Rallins, M             EUA               10.6

2.- Karsakova, V        URS               10.6

3.- Schell, I                ALE                10.7

4.- Smith, C               JAM                11.0

5.- Panerai, C             ITA                 11.0

6.- Basilio, E              MEX               11.1

7.- Wieslander, U       SUE               11.2

Esperaban que Enriqueta Basilio saldría vestida de negro oensangrentada por los acontecimientos estudiantiles, pero no fueasí: “No iba a traicionar a México después de todo el esfuerzoque se hizo”.

Norma Enriqueta Basilio Sotelo representó el símbolo de lamujer en el deporte olímpico, una atleta universal que tuvo elprivilegio de trascender en la historia por medio de un ascensosobre una rampa de 92 escalones que recorrió hasta encender elpebetero del estadio de Ciudad Universitaria, cuna de los JuegosOlímpicos de México 1968.

El año próximo se cumplirán 50 años de la gesta olímpicaque, a pesar de los problemas que vivieron días antes con larepresión en Tlatelolco, la historia ubica como los últimosJuegos en los que imperó la hermandad, se rompieron mitos, lasmarcas deportivas se prodigaron y se dio una sinergia del pueblomexicano hacia los protagonistas de la gesta deportiva.

Nunca más se volvieron a vivir unos Juegos Olímpicos depuertas abiertas. La imagen de Queta Basilio es una de las másreconocidas en el mundo, su figura esbelta subiendo la escalinataforma parte del Museo Olímpico de Lausana y en Grecia también seprodigan fotografías de ella, en el mismo lugar donde reposa elcorazón del barón Pierre de Coubertin.

Queta Basilio, la joven de 20 años vestida de blanco con eluniforme de licra que les habían dado para los JuegosPanamericanos de Winnipeg 1967, se elevó para la posteridad en unmovimiento creciente de los derechos de la mujer, y en ese andarnunca pensó en otra cosa que no fuera ofrecer una imagen limpia ysentirse orgullosa del primer país de habla hispana que organizabalos Juegos Olímpicos.

La joven deportista que ocupó el sexto lugar de la eliminatoriade los 80 metros con vallas en el primero de los dos ensayosprogramados, del 8 al 14 y del 22 al 28 de septiembre, se quemó lamano derecha por el calor de la antorcha, por lo cual tuvo que serrevestida y ahora tiene un corte en la parte media superior comoseñal única de su originalidad.

El cuerpo de la antorcha fundida de aluminio tiene las marcasdel tiempo, pero la piel que cubre el metal es suave y las líneasparalelas conservan el diseño de los Juegos; en la parte superiorse inscribe el nombre de México 68 con los anillos olímpicos,después de casi 10 lustros, Queta Basilio la vuelve a sostener,sus ojos se encienden en el hogar que podría ser un museo contantos reconocimientos e imágenes que ha conservado a lo largo desu vida.

Una enfermedad crónica la aqueja, reconoce que esta situaciónla desespera, su estado anímico no es el más óptimo porque endiciembre perdió a su mamá y espera tener la suficiente energíapara conmemorar el 50 aniversario, volver a reunir a losdeportistas que representaron a México y hacer su recorrido delFuego Simbólico por la Paz y el Deporte.

Originaria de un ejido llamado Puebla, dentro del Valle deMexicali, la atleta que nació el 15 de julio de 1948, a los dosaños cambio de residencia, pero ese lugar nunca lo abandonó,rodeada de los cultivos de algodón y trigo, las visitas familiaresy ese entorno junto a sus cinco hermanos la llenaron devitalidad.

La cachanilla, como se les dice a los originarios de Mexicali,estaba predestinada: portó una antorcha en una ceremonia escolar alos 11 años, de la misma manera que lo hizo para México 68,dentro de la participación en los Juegos Deportivos Escolares.Vendría después su primer Campeonato Nacional de Atletismojuvenil en Puebla, donde ocupó el segundo lugar en el salto dealtura, todavía con la técnica de tijera: “Un viaje en tren quetuvo una duración de tres días para una muchacha que sale de unejido, era increíble darse cuenta de tantas cosas maravillosas quetiene nuestro país”.

Participó en tres campeonatos nacionales juveniles, en uno deellos estableció la marca mexicana de los 80 metros con vallas deprimera fuerza, lo que llamó la atención del recién llegadoentrenador polaco Vladimir Puzio, aunque la convocó para formarparte de la selección nacional, pasó un año para que Queta seconvirtiera en seleccionada nacional. Los tiempos eran otros y suspadres no estaban convencidos de dejarla ir a la Ciudad deMéxico.

Los uniformes que utilizaba para los entrenamientos y lascompetencias se los confeccionaba su mamá, eran un poco mássueltos, en ese tiempo era imbatible y con la representación deBaja California, en el Campeonato Nacional celebrado en Monterrey,se alzó con el triunfo y se abrió la puerta olímpica, sin marchaatrás.

El 27 de abril de 1967, en una misiva dirigida al papá deQueta, el señor Everardo Basilio González y firmada por eldirector del CDOM Arturo Manzanos, se hace la petición formal paraque sea concentrada como destacado elemento de la FederaciónMexicana de Atletismo y de esta forma pueda cumplir con elcompromiso que ha contraído con el deporte mexicano.

Dos días después, en atención al oficio, don Everardo,fecundo lector del diario ESTO, dio el consentimiento para que suhija Norma Enriqueta Basilio Sotelo, ingresara en calidad deinterna al CDOM, para que pueda desarrollar el programa deentrenamiento en las pruebas de su especialidad y con los deseos deun éxito completo en los Juegos Olímpicos de 1968.

Con los entrenamientos del polaco Puzio que conformó el equipoatlético de velocidad, Enriqueta Basilio mejoró un segundo sumarca personal ese año. En uno de los entrenamientos, dosdirectivos se acercaron a la pista para seguir el trabajo quehacían las atletas, pero en realidad era una reunión para definirde manera secreta quién sería la portadora de la antorchaolímpica y como lo hizo nueve años atrás, su destino estabadecidido.

Un periodista cubano mencionó que en el marco del IX MemorialBarrientos llegó la noticia de que Enriqueta Basilio sería laindicada para encender la pira olímpica, una deportista risueñacomo una niña de cuatro años: “Portará la antorcha olímpicaen el último tramo de la posta que comenzará en Grecia,convirtiéndose de esa forma en la primera mujer en la historia delolimpismo que realiza tal tarea”.

¿Quién es Enriqueta Basilio? Los que tuvieron la oportunidadde competir en la Habana, la recuerdan como una muchachita alegre,de amplia sonrisa, gran dignidad y espíritu deportivo. Ponía almay vida a cada una de sus actuaciones. En esa competencia ocupó elsegundo lugar detrás de Marlene Elejarde, en una tarde degala.

En México, en tanto, el licenciado Juan Manuel Gallástegui,titular de la Jefatura de Apoyo a la Antorcha Olímpica, recargóla espalda en el sillón y, mirando de frente a los reporteros,dijo: “Ustedes los periodistas ya lo saben… Sí, es Queta…Queta Basilio”. Testimonió Javier Santos Llorente, en su columnadel diario ESTO, en relación a la Antorcha de la Juventud.

La celebración de la ceremonia inaugural de México 1968, seconoce por crónicas, un largometraje documental realizado porAlberto Isaac y que fue nominado a un Oscar de la Academia. En elcaso de Queta, lo relata como un día que empezó en un desayunocon sus compañeros deportistas, su permanencia en el áreareservada para los jueces por la entrada de la maratón, eluniforme que nunca llegó y el recorrido en el último tramo, enmedio de los deportistas hasta llegar a la escalinata. Queta, mesesatrás había dicho que tendría que entrenar mucho, porque noquería desmayarse cuando encendiera la pira olímpica.

De ahí el ascenso al Olimpo mexicano, el fuego que llegóprocedente de Grecia brilló para el mundo, miles de palomasvolaron por el monumental estadio; mientras, Queta se sentó paraobservar lo que sucedió después de haber encendido el pebetero;posteriormente, un trabajador le facilitó un overol para salir delestadio, - lo conserva tal y como lo recibió - , subió al autoque la llevaría al CDOM, porque tendría que competir el día 15de octubre, en la prueba que ganó la australiana Maureen Caird, de17 años, quien empató la marca mundial y mejoró el registroolímpico (10.3s).

En un telegrama firmado por el presidente Gustavo Díaz Ordazdirigido al señor Everardo Basilio y Sra. del 13 de octubre, undía después de la ceremonia inaugural, expresa: “Fue para mímuy satisfactorio haber tenido (el) honor (de) propiciar, porprimera vez en la historia, que correspondía a una mujer (el)privilegio (de) prender (el) Fuego Olímpico al iniciarse (los)Juegos de México, mayor todavía, que haya sido (una) mujermexicana. Felicito a ustedes y por su conducto a (su) distinguidahija, por la gallardía con que desempeñó su misión, los saludaafectuosamente. Gustavo Díaz Ordaz”.

Para la chica de cabello corto, sostenido siempre con unadiadema para poder correr, el tener esa distinción cambió suvida, pero en el deporte, con la ausencia de Puzio, entrenador deatletismo, pintor extraordinario y sensible pianista, en los JuegosOlímpicos de Múnich 72, ya no fue lo mismo. En los ecos deltiempo:  el 12 de octubre de 1968,  no se olvida.

Madre de tres hijos Mario, Enriqueta y Oliver y de una nieta,Constanza Álvarez Basilio, augura que en ella tendremos a lafutura deportista olímpica. Queta, con su voz apagada por laenfermedad, no necesita hablar, con sus ojos lo dice todo, ellanació para la juventud deportiva el día que encendió la llamaolímpica, de la misma forma que su corazón palpita encendido porlos recuerdos.

Gráfico

El 15 de octubre, primer heat 80 m/c

1.- Rallins, M             EUA               10.6

2.- Karsakova, V        URS               10.6

3.- Schell, I                ALE                10.7

4.- Smith, C               JAM                11.0

5.- Panerai, C             ITA                 11.0

6.- Basilio, E              MEX               11.1

7.- Wieslander, U       SUE               11.2

Esperaban que Enriqueta Basilio saldría vestida de negro oensangrentada por los acontecimientos estudiantiles, pero no fueasí: “No iba a traicionar a México después de todo el esfuerzoque se hizo”.

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