- ENCIERRO PARA EL OLVIDO, FIN DE TEMPORADA
POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA
FOTOS: ALEJANDRO VILLA
EL encierro de La Estancia, propiedad de Alejandro MartínezVértiz, no funcionó, los toros derrocharon falta de casta,algunos más ásperos y faltos de calidad. Tremenda pared con laque los toreros se estrellaron, pues aunque la terna buscó sacarpases a los toros para lucir, todo fue imposible. Bien presentados,eso sí.
Ignacio Garibay fue al más destacado de la tarde gracias a queimpuso un toreo serio, toda madurez, que obligó a su lote embestirun poco más, cosa que aprovechó sobradamente para lucir unapequeña parte de su calidad torera y desparramando un toreoseñorial, de mando e imposición. Consiguió la única salida altercio tras caer su segundo toro, dejando prueba del momentoexcepcional en el que se encuentra.
Arturo Macías salió con toda la actitud, estuvo más queesforzado ante su primer toro, el cual no le dio opción paralucir; intentó por ambos pitones para toda costa agradar, cosa queel público no le agradeció. Estocada de la cual salió rebotadoel torero con un fuerte golpe. Aplausos al final. En su segundotoro la historia no fue distinta, pero Macías se invento pases dela nada. Mal matando dos avisos. Fermín Rivera también seestrelló ante su lote, no hubo despliegue artístico como es susello y gusto al ejecutar su toreo, y esto se debió a la falta decalidad y transmisión de sus socios. Pero intentó y obtuvorecompensa al extraer muletazos aislados de mucho merito, puesjamás se aburrió y en todo momento exigió a sus toros dieran desí. No se salvó de un aviso en cada actuación.
HONOR A QUIEN HONOR MERECE
Tras el paseíllo se le entregó un reconocimiento al subalternoen el retiro, Beto Preciado, por sus más de 40 años detrayectoria, maestro de brega y con un ojo divino para saber llevarlos toros en la lidia de las diferentes figuras del torero con lasque anduvo puesto.
“¡Y QUÉ FELIZ ESTOY...!”
Un grito en la Plaza México puede ser gracioso, ofensivo oacertado. Espontaneidad pura que surgen de los pulmones dedistintos aficionados; algunos son tradicionales ya y brotandurante el festejo, arrancando las risas en él momento másapropiado. Estos aficionados gritones nunca faltan a un festejo enel coso de insurgentes. "¡Y qué feliz estoy y qué feliz estoy,por que me trajo mi vieja, cabrones!" Fue un grito que se hizocostumbre todos los domingos en los tendidos de sol general. No seescuchará jamás, ya que su artífice, José Marcos Velázquez,aficionado a los toros, falleció recientemente. Descanse enpaz.