Paul Segal, a quien se ve fumando un puro en el festival anualHabanos de Cuba, quiere comprar tantas cajas como pueda en su viajea La Habana por si el presidente de Estados Unidos, Donald Trump,revierte el reciente acercamiento de su país hacia la islacaribeña.
Segal, quien escribe en un blog sobre puros, dijo que adquirió25 cajas el año pasado, poco después de que el expresidenteBarack Obama levantara los límites sobre la cantidad de ron ytabaco que los estadunidenses pueden llevar a su país en elequipaje.
Pero Trump, quien asumió el cargo en enero, ha amenazado conrevertir la distensión de Washington con su antiguo enemigo de laGuerra Fría. Esa es la razón por la que Segal, al igual quemuchos otros estadounidenses, no quiere perder la oportunidad y seabastece de los prestigiosos puros mientras puede.
"Este puede ser el último viaje en el que puedo llevarhabanos", dijo Segal. "Hasta ahora solo tengo unas 10 cajas, perotodavía me quedan cinco días antes de retornar a casa".
Estados Unidos es el mayor mercado mundial de puros, pero elembargo comercial ha impedido durante más de medio siglo que laisla caribeña comercialice sus Cohibas, Montecristos y otraslegendarias marcas en el país vecino.
Los estadunidenses han tenido que conformarse durante muchotiempo con puros fabricados en Honduras, Nicaragua o RepúblicaDominicana, o recurrir a contrabandistas.
Nicholas Syris, quien tiene un programa de radio sobre habanos,comenzó a organizar viajes turístico a Cuba por el interés desus oyentes.
Sentado fumando junto a otros estadunidenses asistentes alFestival en los jardines del emblemático Hotel Nacional de LaHabana frente al mar Caribe, Syris sostuvo que ha trasladado hasta20 personas a la isla, una vez al mes, y que no puede hacer frentea la demanda.
Syris dijo que quienes viajan a la isla aprovechan paradisfrutar de los habanos en su lugar de origen, y ademásabastecerse. "Simplemente no sabes lo que pasará mañana".