/ domingo 21 de julio de 2019

Las 11 noticias que eclipsó el Apolo 11

El pintor Salvador Dalí aseguró que llegaría a la Luna, mucho antes que los estadounidenses, ¿será que lo logró y nadie se dio cuenta?

A través de las anécdotas de quienes pudieron ser testigos de la primera caminata lunar, uno se puede imaginar las descargas emocionales que sacudían a millones de personas en esos instantes. En muchas ciudades, trabajadores y estudiantes tendrían el día libre para que no se perdieran, ni un detalle, de la primera transmisión fuera del planeta.

No había un periódico que no tuviera la portada cubierta de noticias y fotografías relacionadas con los lunautas (o selenautas, como se referían a los tres hombres que viajaban a la Luna).

Pero aún con todo eso, la vida no se detuvo. La cotidianidad paralela al viaje a la Luna, continuaba y eran noticias que ocupaban el otro espacio en los periódicos y que, al menos ese día, para casi todos pasaron desapercibidos.

Todos estaban pendientes de quién llegaría primero: la misión Apolo 11 o la sonda espacial Luna 15 por parte de los soviéticos. Pero había una persona que ya iba a la cabeza de la carrera: Salvador Dalí.

Durante una entrevista, el excéntrico pintor español afirmaba que llegaría a la Luna antes que los estadounidenses. Mientras realizaba las gestiones para un nuevo museo, no dudo en decir que el ganaría la carrera espacial.

Foto: Especial

Mientras alguien trataba de responder aquello, un abogado no daba declaraciones de su viaje a la Luna, sino que aseguraba ser dueño de ella. El chileno Jenaro Gajardo Vera obtuvo su título de propiedad lunar 16 años antes que la NASA anunciara el alunizaje.

¿Cómo lo logró? Publicó un aviso en un diario del sur de Chile durante tres días consecutivos y esperó un mes. Cuando nadie se opuso a su anuncio de propiedad en la Luna, pagó el equivalente a un dólar por impuestos y adquirió el título. Su razonamiento se basó en que las propiedades no reclamadas son válidas, según el derecho internacional.

“Incluso podría vender mi propiedad lunar algún día por un buen precio. No es por razones lucrativas, pero, como todos los humanos, deseo que mis esfuerzos sean compensados”, declaró el abogado.

Jenaro Gajardo, abogado español, dueño de la Luna

Aunque no se detuvo ahí. Incluso afirmaba que los astronautas tenían permiso para recoger muestras de la superficie pero que si le hacían daño, los iba a demandar.

Dejando a un lado a los múltiples competidores de la carrera lunar, había personas que se preocupaban por los que de verdad iban en la nave espacial. El Papa Pablo VI, junto con sus feligreses, mandaban sus oraciones y buenos deseos a los lunautas.

Papa Pablo VI

Aunque eso no los distraía de los asuntos importantes dentro del Vaticano, como el escandaloso momento en que una chica quiso visitar la Basílica de San Pedro y le prohibieron la entrada por usar una minifalda. Al parecer, esta situación incomodó a los guardias de la Basílica y causó el enojo del esposo quien terminó peleando en el lugar sagrado. Aunque no pudieron castigarlo, les hizo replantearse la manera de aplicar la justicia en las zonas sagradas.

Pero el Papa Pablo VI no fue el único en dirigir oraciones a los selenautas. También en México hacían lo suyo un grupo de danzantes prehispánicos “Los Huilihuie” dedicaron una danza azteca para rendir culto a la diosa de la Luna, Coyolxauhqui.

Más allá de entretener a los espectadores, el propósito de esta danza era que Coyolxauhqui permitiera la entrada de los astronautas a sus aposentos. Por el éxito de la misión, igual sus peticiones fueron escuchadas.

Así como había quienes se preocupaban por el bienestar de los lunautas, otros se preocupaban por el bienestar de quienes serían testigos de sus proezas.

La Sociedad Mexicana de Ortopedia comenzaba a anunciar los peligros a los que estaban expuestos los niños que no veían bien la televisión. Se preocupaban por el daño que esto podría ocasionar en la columna vertebral.

Pero la razón por la que se hizo pública esta información era que, con motivo del viaje a la Luna los niños estarían “pegados” a la televisión durante las 130 horas de transmisión continua. Ya que la Sociedad Mexicana de Ortopedia no podría alejarlos de la televisión, mínimo quería que lo hicieran en la posición correcta.

Por supuesto los niños no eran los únicos emocionados por el viaje espacial. Era un momento histórico que no se le podía negar a nadie, ni siquiera a los delincuentes.

Foto: EFE

En el antiguo Palacio Negro de Lecumberri, la dirección ordenó que a los reos se les permitiera mantenerse informados de las hazañas espaciales, ya que consideraron que debían ilustrarse sobre las cosas constructivas que estaba logrando la humanidad. De esta manera, por unos días, pudieron guardar en su memoria de lo que ocurría más allá de sus celdas.

Hablando de celdas, al norte de México, un estadounidense estaba ingresando a una. No fue por robo o algo parecido. Su delito fue ser engañado al querer conseguir alucinógenos. Él había ido desde Texas a Chihuahua para comprar marihuana, y dos mexicanos le ofrecieron venderle dos kilos. Pero lo que recibió fue una mezcla de alfalfa picada con semillas de cilantro y anís.

Al notar que había sido estafado, fue a presentar una queja a la policía pero terminó siendo arrestado por “vicioso”. La buena noticia fue que sólo estuvo unos días detenidos, ya que ser “incrédulo” no es un delito. Ojalá que su “viaje” haya sido un éxito con esa combinación de hierbas que compró.

No obstante, otras personas si eran acusadas de delincuentes sin haber infringido la ley. En las playas de Oaxaca se hicieron redadas para alejar a los “hippies” de las zonas turísticas. Los habitantes locales se quejaban de ellos, en especial de los extranjeros.

Tan desagradables eran esos harapientos jóvenes, que las autoridades de inmigración en Nuevo Laredo anunciaron que no otorgarían permisos turísticos para entrar a México a los que tuvieran aspecto de “hippies”, a menos que tomaran un baño y se cortaran el cabello. Mínimo.

El jefe de la oficina de inmigración en ese entonces comentó que “recibió instrucciones de la capital mexicana de enviar de vuelta a Estados Unidos a todos los que tuvieran aspecto de hippies”.

Pero, ¿qué daño causaban estas personas que solo buscaban descansar en las playas mexicanas? Pues según las autoridades de diversos puntos turísticos en el país habían recibido quejas acerca de cómo los “hippies sucios y melenudos” sólo iban a drogarse con peyote, marihuana y otras drogas.

Al sur del continente americano, cuatro brasileños no necesitaron de drogas para tener un “gran viaje”. Ellos aseguraban que durante un paseo por las carreteras de Florianópolis, Brasil, tuvieron un encuentro cercano con un platillo volador.

Relataron que se desplazaban en su camioneta, cuando al tomar una curva, observaron la presencia de un disco volador. Según su testimonio, un chorro de luz salió del objeto y se proyectó sobre la camioneta, lo que inmovilizó todos los comandos. De pronto, notaron que estaban suspendidos a gran altura del pavimento, sujetos a un imán que salía de la nave.

Seguro un mejor viaje que el que fumó alfalfa con semillas de cilantro. Al parecer, los humanos no fueron los únicos que realizaron viajes espaciales por aquellas fechas. Mientras muchos se preocupaban si los astronautas iban a encontrarse con vida extraterrestre dentro o fuera del planeta, otros se interesaban en buscar y cuidar a los extraños seres que “existían” en la Tierra.

Fue el caso de la compañía Loch Ness Phenomena Investigation Bureau (Oficina de Investigación de Fenómenos del Lago Ness), que estaba preparando una misión para encontrar al Monstruo del Lago Ness. Ante la preocupación de los lugareños escoceses por la seguridad del monstruo, los investigadores aseguraron que, de encontrar a la criatura, no le harían ningún daño.

Algunos aseguraban que habían visto pasear al monstruo del Lago Ness en las cercanías del lago. La mayoría lo describía como una criatura de aspecto prehistórico, y afirmaban que nunca había hecho nada malo a nadie.

Para poder ingresar al lago con minisubmarinos, los investigadores aseguraron que no tenían intenciones agresivas con el animal. En caso de que existiera, solo querían estudiarlo y ayudar a preservarlo.

Regresando a los “hechos reales”, si así se le puede llamar a todo lo que pasaba en esos días, durante ese mes hubo otra proeza humana, que a pesar de cumplir su 50 aniversario en la misma fecha que el Apolo 11, fue eclipsada por los festejos y las conmemoraciones a los selenautas.

El remero británico John Fairfax se convirtió en el primer hombre en atravesar el Atlántico remando solo. Durante 180 días recorrió 6 mil 400 km desde las Islas Canarias hasta las playas del sur de Florida.

John Fairfax, primer hombre en atravesar el Atlántico remando

A diferencia de las misiones espaciales, esta hazaña fue un triunfo de una sola persona, pero que al mismo tiempo nos hacían reflexionar sobre la búsqueda continua de la humanidad por aventuras y nuevos retos.

Es normal que en ese momento todo tipo de noticias pasara a segundo plano, ya que no todos los días miles de hombres se juntaban para superar las barreras de lo imposible y poder descubrir los misterios del universo, que entonces eran más misteriosos como la Luna.

Pero ni eso impidió que la vida siguiera y que, salvo los astronautas y algunos otros “viajeros” terrenales, la humanidad toda siguiera con los pies en la Tierra.

Pero ¿a qué se refería Dalí con eso de que llegaría primero a la Luna? La noticia se perdió… ¿Lo habrá logrado sin que nos hayamos enterado?

A través de las anécdotas de quienes pudieron ser testigos de la primera caminata lunar, uno se puede imaginar las descargas emocionales que sacudían a millones de personas en esos instantes. En muchas ciudades, trabajadores y estudiantes tendrían el día libre para que no se perdieran, ni un detalle, de la primera transmisión fuera del planeta.

No había un periódico que no tuviera la portada cubierta de noticias y fotografías relacionadas con los lunautas (o selenautas, como se referían a los tres hombres que viajaban a la Luna).

Pero aún con todo eso, la vida no se detuvo. La cotidianidad paralela al viaje a la Luna, continuaba y eran noticias que ocupaban el otro espacio en los periódicos y que, al menos ese día, para casi todos pasaron desapercibidos.

Todos estaban pendientes de quién llegaría primero: la misión Apolo 11 o la sonda espacial Luna 15 por parte de los soviéticos. Pero había una persona que ya iba a la cabeza de la carrera: Salvador Dalí.

Durante una entrevista, el excéntrico pintor español afirmaba que llegaría a la Luna antes que los estadounidenses. Mientras realizaba las gestiones para un nuevo museo, no dudo en decir que el ganaría la carrera espacial.

Foto: Especial

Mientras alguien trataba de responder aquello, un abogado no daba declaraciones de su viaje a la Luna, sino que aseguraba ser dueño de ella. El chileno Jenaro Gajardo Vera obtuvo su título de propiedad lunar 16 años antes que la NASA anunciara el alunizaje.

¿Cómo lo logró? Publicó un aviso en un diario del sur de Chile durante tres días consecutivos y esperó un mes. Cuando nadie se opuso a su anuncio de propiedad en la Luna, pagó el equivalente a un dólar por impuestos y adquirió el título. Su razonamiento se basó en que las propiedades no reclamadas son válidas, según el derecho internacional.

“Incluso podría vender mi propiedad lunar algún día por un buen precio. No es por razones lucrativas, pero, como todos los humanos, deseo que mis esfuerzos sean compensados”, declaró el abogado.

Jenaro Gajardo, abogado español, dueño de la Luna

Aunque no se detuvo ahí. Incluso afirmaba que los astronautas tenían permiso para recoger muestras de la superficie pero que si le hacían daño, los iba a demandar.

Dejando a un lado a los múltiples competidores de la carrera lunar, había personas que se preocupaban por los que de verdad iban en la nave espacial. El Papa Pablo VI, junto con sus feligreses, mandaban sus oraciones y buenos deseos a los lunautas.

Papa Pablo VI

Aunque eso no los distraía de los asuntos importantes dentro del Vaticano, como el escandaloso momento en que una chica quiso visitar la Basílica de San Pedro y le prohibieron la entrada por usar una minifalda. Al parecer, esta situación incomodó a los guardias de la Basílica y causó el enojo del esposo quien terminó peleando en el lugar sagrado. Aunque no pudieron castigarlo, les hizo replantearse la manera de aplicar la justicia en las zonas sagradas.

Pero el Papa Pablo VI no fue el único en dirigir oraciones a los selenautas. También en México hacían lo suyo un grupo de danzantes prehispánicos “Los Huilihuie” dedicaron una danza azteca para rendir culto a la diosa de la Luna, Coyolxauhqui.

Más allá de entretener a los espectadores, el propósito de esta danza era que Coyolxauhqui permitiera la entrada de los astronautas a sus aposentos. Por el éxito de la misión, igual sus peticiones fueron escuchadas.

Así como había quienes se preocupaban por el bienestar de los lunautas, otros se preocupaban por el bienestar de quienes serían testigos de sus proezas.

La Sociedad Mexicana de Ortopedia comenzaba a anunciar los peligros a los que estaban expuestos los niños que no veían bien la televisión. Se preocupaban por el daño que esto podría ocasionar en la columna vertebral.

Pero la razón por la que se hizo pública esta información era que, con motivo del viaje a la Luna los niños estarían “pegados” a la televisión durante las 130 horas de transmisión continua. Ya que la Sociedad Mexicana de Ortopedia no podría alejarlos de la televisión, mínimo quería que lo hicieran en la posición correcta.

Por supuesto los niños no eran los únicos emocionados por el viaje espacial. Era un momento histórico que no se le podía negar a nadie, ni siquiera a los delincuentes.

Foto: EFE

En el antiguo Palacio Negro de Lecumberri, la dirección ordenó que a los reos se les permitiera mantenerse informados de las hazañas espaciales, ya que consideraron que debían ilustrarse sobre las cosas constructivas que estaba logrando la humanidad. De esta manera, por unos días, pudieron guardar en su memoria de lo que ocurría más allá de sus celdas.

Hablando de celdas, al norte de México, un estadounidense estaba ingresando a una. No fue por robo o algo parecido. Su delito fue ser engañado al querer conseguir alucinógenos. Él había ido desde Texas a Chihuahua para comprar marihuana, y dos mexicanos le ofrecieron venderle dos kilos. Pero lo que recibió fue una mezcla de alfalfa picada con semillas de cilantro y anís.

Al notar que había sido estafado, fue a presentar una queja a la policía pero terminó siendo arrestado por “vicioso”. La buena noticia fue que sólo estuvo unos días detenidos, ya que ser “incrédulo” no es un delito. Ojalá que su “viaje” haya sido un éxito con esa combinación de hierbas que compró.

No obstante, otras personas si eran acusadas de delincuentes sin haber infringido la ley. En las playas de Oaxaca se hicieron redadas para alejar a los “hippies” de las zonas turísticas. Los habitantes locales se quejaban de ellos, en especial de los extranjeros.

Tan desagradables eran esos harapientos jóvenes, que las autoridades de inmigración en Nuevo Laredo anunciaron que no otorgarían permisos turísticos para entrar a México a los que tuvieran aspecto de “hippies”, a menos que tomaran un baño y se cortaran el cabello. Mínimo.

El jefe de la oficina de inmigración en ese entonces comentó que “recibió instrucciones de la capital mexicana de enviar de vuelta a Estados Unidos a todos los que tuvieran aspecto de hippies”.

Pero, ¿qué daño causaban estas personas que solo buscaban descansar en las playas mexicanas? Pues según las autoridades de diversos puntos turísticos en el país habían recibido quejas acerca de cómo los “hippies sucios y melenudos” sólo iban a drogarse con peyote, marihuana y otras drogas.

Al sur del continente americano, cuatro brasileños no necesitaron de drogas para tener un “gran viaje”. Ellos aseguraban que durante un paseo por las carreteras de Florianópolis, Brasil, tuvieron un encuentro cercano con un platillo volador.

Relataron que se desplazaban en su camioneta, cuando al tomar una curva, observaron la presencia de un disco volador. Según su testimonio, un chorro de luz salió del objeto y se proyectó sobre la camioneta, lo que inmovilizó todos los comandos. De pronto, notaron que estaban suspendidos a gran altura del pavimento, sujetos a un imán que salía de la nave.

Seguro un mejor viaje que el que fumó alfalfa con semillas de cilantro. Al parecer, los humanos no fueron los únicos que realizaron viajes espaciales por aquellas fechas. Mientras muchos se preocupaban si los astronautas iban a encontrarse con vida extraterrestre dentro o fuera del planeta, otros se interesaban en buscar y cuidar a los extraños seres que “existían” en la Tierra.

Fue el caso de la compañía Loch Ness Phenomena Investigation Bureau (Oficina de Investigación de Fenómenos del Lago Ness), que estaba preparando una misión para encontrar al Monstruo del Lago Ness. Ante la preocupación de los lugareños escoceses por la seguridad del monstruo, los investigadores aseguraron que, de encontrar a la criatura, no le harían ningún daño.

Algunos aseguraban que habían visto pasear al monstruo del Lago Ness en las cercanías del lago. La mayoría lo describía como una criatura de aspecto prehistórico, y afirmaban que nunca había hecho nada malo a nadie.

Para poder ingresar al lago con minisubmarinos, los investigadores aseguraron que no tenían intenciones agresivas con el animal. En caso de que existiera, solo querían estudiarlo y ayudar a preservarlo.

Regresando a los “hechos reales”, si así se le puede llamar a todo lo que pasaba en esos días, durante ese mes hubo otra proeza humana, que a pesar de cumplir su 50 aniversario en la misma fecha que el Apolo 11, fue eclipsada por los festejos y las conmemoraciones a los selenautas.

El remero británico John Fairfax se convirtió en el primer hombre en atravesar el Atlántico remando solo. Durante 180 días recorrió 6 mil 400 km desde las Islas Canarias hasta las playas del sur de Florida.

John Fairfax, primer hombre en atravesar el Atlántico remando

A diferencia de las misiones espaciales, esta hazaña fue un triunfo de una sola persona, pero que al mismo tiempo nos hacían reflexionar sobre la búsqueda continua de la humanidad por aventuras y nuevos retos.

Es normal que en ese momento todo tipo de noticias pasara a segundo plano, ya que no todos los días miles de hombres se juntaban para superar las barreras de lo imposible y poder descubrir los misterios del universo, que entonces eran más misteriosos como la Luna.

Pero ni eso impidió que la vida siguiera y que, salvo los astronautas y algunos otros “viajeros” terrenales, la humanidad toda siguiera con los pies en la Tierra.

Pero ¿a qué se refería Dalí con eso de que llegaría primero a la Luna? La noticia se perdió… ¿Lo habrá logrado sin que nos hayamos enterado?

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