/ domingo 16 de junio de 2019

Mostrar el camino de la curiosidad y la sabiduría, es el legado más importante de un padre

Un papá puede no saberlo todo, pero sabe mostrar el camino

LA GUÍA

En el Nueva York de 1918, nació el hijo de Lucille Phillips, ama de casa, y Melville Feynman, un gerente de ventas, venido de una familia judía de Belarus (Bielorusia). Melville, entusiasmado con su hijo Richard, le enseñó a preguntarse por todo.

Cierto día, Melville y Richard paseaban por el bosque, observando aves. El padre le daba a su hijo el nombre de cada ave, y los nombres con que eran conocidas en otras partes del mundo. Melville le hizo notar que, se puede conocer los nombres de las aves, pero mientras no sepa qué es un ave y cual es su función, en realidad no sabrá nada de aves. Es la diferencia entre conocimiento y erudicción. Según Richard, se puede saber el nombre de algo o sabe algo, no es lo mismo.

Era práctica común que Melvile le preguntara a Richard, cómo le había ido en la escuela y qué había aprendido, luego, le pedía que le explicara todo eso.

Años después, Richard Feynman estudió matemáticas, ingeniería eléctrica y física. Sus trabajos contribuyeron al desarrollo de la teoría cuántica de campos, la electrodinámica cuántica, la física de partículas, la materia condensada y la computación cuántica. Es considerado el padre de la nanotecnología. Dio cátedra en la Universidad de Cornell y luego, en el Tecnológico de California, Caltech.

Para visualizar lo que sucede cuando las partículas colisionan, Feynman realizó unos diagramas muy didácticos, los cuales hoy se conocen como: Diagramas de Feynman, esenciales para el estudio de las partículas. Esta y otras contribuciones, llevaron a Richard Feynman a recibir el premio Nobel de Física, en 1965.

Feynman siempre mencionó a su padre como su mayor influencia en la vida. Cuando Melville le preguntó a su hijo Richard, cómo sabía todo eso. Su hijo le contestó: -tú me lo enseñaste. -Pero yo no se nada de esto, -respondió el padre. Richard le dijo, qué con sus preguntas y su ánimo por aprender, le enseñó todo lo que él ahora sabe.

Melvile fue un verdadero maestro para su hijo.

El platicar con su padre, llevó a Richard Feynman a ser famoso, no solo por sus contribuciones a la física, sino en sabor como comunicar las ciencias, lo hacía de una manera sencilla y accesible para todo el mundo. Cualquier libro de Richard Feynman que usted pueda leer, le mostrará el mundo físico de una manera agradable y divertida.

Otras veces, sucede que el padre guía los pasos de su hijo, desde muy lejos.

EL DOLOR DE REGRESAR

Tal vez no haya mejor historia para celebrar el día del padre, que la de la familia Kondrátiev.

El coronel y héroe de la Federación de Rusia, el cosmonauta Dmitri Yuriévich Kondrátiev, nacido en Irkustk, Siberia, fue el comandante de la nave Soyuz TMA-20, que viajó a la Estación Espacial Internacional, del 15 de diciembre de 2010 al 24 de mayo de 2011. Aterrizó a tiempo para celebrar al día siguiente, su cumpleaños, junto a su familia.

Con él, viajó, la astronauta Catherine Coleman de la NASA, Estados Unidos, y el astronauta Paolo Nespoli de la ESA (Agencia Espacial Europea), de Italia.

Se comprobó una vez más que no solo son necesarios estudios científicos, buena salud, condición física y entrenamiento adecuado para viajar al espacio, sino también la fortaleza para enfrentar emociones que todo ser humano lleva y que a pesar de todo, nos quiebran.

Durante la misión, Paolo estuvo al pendiente de su familia, ya que la salud de su madre empeoraba. Es de lamentar, que el 2 de mayo, ella falleció en su hogar en Milán, mientras Paolo orbitaba la Tierra. Tal vez aquel poco usual gesto de Paolo, al salir de la nave Soyuz aterrizada, veinte días después del fallecimiento, indicaba el dolor de regresar al planeta, ya sin su madre.

LOS PRIMEROS PASOS

Dmitri Kondrátiev tiene dos hijos, el menor, Slavik, cumplió un año el 28 de diciembre de 2010, y Dmitri no estuvo presente, por estar viajando en el cosmos.

Estando abordo de la Estación Espacial Internacional, el 21 de enero de 2011, los cosmonautas Dmitri Kondrátiev y Oleg Skripóchka, de la Agencia Espacial de Rusia, Roscosmos, salieron al espacio para instalar una antena de transmisión de datos de alta velocidad y recoger un generador de plasma, que sirvió para estudiar la ionosfera terrestre. Esa, fue la primera caminata espacial de Dmitri.

Pero la misión se convirtió en una agradable anécdota en la historia de la cosmonáutica y los Kondrátiev.

Dinora, esposa de Dmitri, lo relató así: “Mientras Dima (diminutivo de Dmitri) salía al espacio abierto, Slavik se levantó para alcanzar algo; en el momento que su papá daba sus primeros pasos en el cosmos, su hijo, los daba en la Tierra”.

Padre e hijo caminaron por primera vez al mismo tiempo, cada uno en un ambiente diferente, uno adentro y otro afuera del planeta Tierra.

Antes de su viaje espacial, Dmitri dijo de ellos: “Ahora tengo dos hermosos hijos ¡niños maravillosos, los quiero mucho! Esto, creo, es la cura para muchas enfermedades. Si uno está cansado, frustrado o con problemas; con volver a casa y hablar con ellos ¡lo malo se va!”.

Tal vez, el mejor papá no es aquel que lo sepa todo, sino aquel, que sepa mostrar los caminos correctos para el desarrollo de sus hijos, que les enseñe a saber, antes que a obtener. Feliz día a todos los papás, y en especial a mi padre, de quien aprendí mucho. german@astropuebla.org

LA GUÍA

En el Nueva York de 1918, nació el hijo de Lucille Phillips, ama de casa, y Melville Feynman, un gerente de ventas, venido de una familia judía de Belarus (Bielorusia). Melville, entusiasmado con su hijo Richard, le enseñó a preguntarse por todo.

Cierto día, Melville y Richard paseaban por el bosque, observando aves. El padre le daba a su hijo el nombre de cada ave, y los nombres con que eran conocidas en otras partes del mundo. Melville le hizo notar que, se puede conocer los nombres de las aves, pero mientras no sepa qué es un ave y cual es su función, en realidad no sabrá nada de aves. Es la diferencia entre conocimiento y erudicción. Según Richard, se puede saber el nombre de algo o sabe algo, no es lo mismo.

Era práctica común que Melvile le preguntara a Richard, cómo le había ido en la escuela y qué había aprendido, luego, le pedía que le explicara todo eso.

Años después, Richard Feynman estudió matemáticas, ingeniería eléctrica y física. Sus trabajos contribuyeron al desarrollo de la teoría cuántica de campos, la electrodinámica cuántica, la física de partículas, la materia condensada y la computación cuántica. Es considerado el padre de la nanotecnología. Dio cátedra en la Universidad de Cornell y luego, en el Tecnológico de California, Caltech.

Para visualizar lo que sucede cuando las partículas colisionan, Feynman realizó unos diagramas muy didácticos, los cuales hoy se conocen como: Diagramas de Feynman, esenciales para el estudio de las partículas. Esta y otras contribuciones, llevaron a Richard Feynman a recibir el premio Nobel de Física, en 1965.

Feynman siempre mencionó a su padre como su mayor influencia en la vida. Cuando Melville le preguntó a su hijo Richard, cómo sabía todo eso. Su hijo le contestó: -tú me lo enseñaste. -Pero yo no se nada de esto, -respondió el padre. Richard le dijo, qué con sus preguntas y su ánimo por aprender, le enseñó todo lo que él ahora sabe.

Melvile fue un verdadero maestro para su hijo.

El platicar con su padre, llevó a Richard Feynman a ser famoso, no solo por sus contribuciones a la física, sino en sabor como comunicar las ciencias, lo hacía de una manera sencilla y accesible para todo el mundo. Cualquier libro de Richard Feynman que usted pueda leer, le mostrará el mundo físico de una manera agradable y divertida.

Otras veces, sucede que el padre guía los pasos de su hijo, desde muy lejos.

EL DOLOR DE REGRESAR

Tal vez no haya mejor historia para celebrar el día del padre, que la de la familia Kondrátiev.

El coronel y héroe de la Federación de Rusia, el cosmonauta Dmitri Yuriévich Kondrátiev, nacido en Irkustk, Siberia, fue el comandante de la nave Soyuz TMA-20, que viajó a la Estación Espacial Internacional, del 15 de diciembre de 2010 al 24 de mayo de 2011. Aterrizó a tiempo para celebrar al día siguiente, su cumpleaños, junto a su familia.

Con él, viajó, la astronauta Catherine Coleman de la NASA, Estados Unidos, y el astronauta Paolo Nespoli de la ESA (Agencia Espacial Europea), de Italia.

Se comprobó una vez más que no solo son necesarios estudios científicos, buena salud, condición física y entrenamiento adecuado para viajar al espacio, sino también la fortaleza para enfrentar emociones que todo ser humano lleva y que a pesar de todo, nos quiebran.

Durante la misión, Paolo estuvo al pendiente de su familia, ya que la salud de su madre empeoraba. Es de lamentar, que el 2 de mayo, ella falleció en su hogar en Milán, mientras Paolo orbitaba la Tierra. Tal vez aquel poco usual gesto de Paolo, al salir de la nave Soyuz aterrizada, veinte días después del fallecimiento, indicaba el dolor de regresar al planeta, ya sin su madre.

LOS PRIMEROS PASOS

Dmitri Kondrátiev tiene dos hijos, el menor, Slavik, cumplió un año el 28 de diciembre de 2010, y Dmitri no estuvo presente, por estar viajando en el cosmos.

Estando abordo de la Estación Espacial Internacional, el 21 de enero de 2011, los cosmonautas Dmitri Kondrátiev y Oleg Skripóchka, de la Agencia Espacial de Rusia, Roscosmos, salieron al espacio para instalar una antena de transmisión de datos de alta velocidad y recoger un generador de plasma, que sirvió para estudiar la ionosfera terrestre. Esa, fue la primera caminata espacial de Dmitri.

Pero la misión se convirtió en una agradable anécdota en la historia de la cosmonáutica y los Kondrátiev.

Dinora, esposa de Dmitri, lo relató así: “Mientras Dima (diminutivo de Dmitri) salía al espacio abierto, Slavik se levantó para alcanzar algo; en el momento que su papá daba sus primeros pasos en el cosmos, su hijo, los daba en la Tierra”.

Padre e hijo caminaron por primera vez al mismo tiempo, cada uno en un ambiente diferente, uno adentro y otro afuera del planeta Tierra.

Antes de su viaje espacial, Dmitri dijo de ellos: “Ahora tengo dos hermosos hijos ¡niños maravillosos, los quiero mucho! Esto, creo, es la cura para muchas enfermedades. Si uno está cansado, frustrado o con problemas; con volver a casa y hablar con ellos ¡lo malo se va!”.

Tal vez, el mejor papá no es aquel que lo sepa todo, sino aquel, que sepa mostrar los caminos correctos para el desarrollo de sus hijos, que les enseñe a saber, antes que a obtener. Feliz día a todos los papás, y en especial a mi padre, de quien aprendí mucho. german@astropuebla.org

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