/ miércoles 27 de noviembre de 2024

Diamantes de laboratorio: lujo democrático con menor impacto ambiental

Este tipo de joyas emergen como una alternativa que fusiona la belleza del lujo con un compromiso ético y ambiental

La industria del lujo, tradicionalmente asociada a la opulencia y la exclusividad, enfrenta un desafío crucial: ¿Cómo conciliar su esencia con la ética y la sostenibilidad en el mundo moderno? Esta pregunta cobra especial relevancia en América Latina, donde México lidera las ventas de lujo, concentrando más del 50 por ciento del mercado regional con un crecimiento del 6 por ciento en 2024, según Euromonitor.

Con una proyección de incremento del 22 por ciento para 2029, la necesidad de repensar las prácticas de este sector en transformación es inminente. En este contexto, los diamantes de laboratorio emergen como una alternativa que fusiona la belleza del lujo con un compromiso ético y ambiental.

Históricamente, los diamantes naturales han simbolizado lujo, pero también se han vinculado a conflictos armados, explotación laboral y un impacto ambiental considerable. Si bien iniciativas como el Proceso de Kimberley buscan mitigar el comercio de "diamantes de sangre", los problemas persisten.

Sustainable Brands estima que la extracción de un solo quilate de diamante natural implica remover 250 toneladas de tierra, consumir 120 galones de agua y emitir 140 libras de CO₂. El reciente descubrimiento en Botsuana de un diamante de 2,492 quilates, el segundo más grande del mundo y el hallazgo más significativo en 120 años, ilustra la magnitud del impacto y las limitaciones de la minería de diamantes.

Desde finales del siglo XIX, los científicos han buscado replicar los diamantes en laboratorios. Pero ese esfuerzo no tuvo éxito hasta 1955, cuando General Electric, bajo la dirección del químico Howard Tracy Hall, logró producir el primer diamante artificial. Aunque inicialmente eran pequeños y de baja calidad, los avances tecnológicos recientes permiten producir diamantes de laboratorio de mayor tamaño y calidad comparable a los naturales.

“Cada vez es más importante para los consumidores que los productos de moda y joyería se fabriquen de manera sostenible”

- Stephen Fairchild. Jefe de Producto de Pandora

Ambos tipos de diamantes, naturales y de laboratorio, son genuinos, ya que poseen la misma composición química, estructura molecular y propiedades físicas y ópticas. Esto los diferencia de las imitaciones que sólo se asemejan superficialmente.

Los diamantes son formas sólidas de carbono puro, organizados en una estructura cristalina, lo que los convierte en un alótropo único. En promedio, están compuestos en un 99.95 por ciento de carbono, mientras que el resto puede incluir elementos residuales como boro o nitrógeno. Estos residuos, junto con fenómenos como la radiación, pueden influir en el color o la forma de un diamante, ya sea natural o sintético.

La diferencia de precio entre diamantes naturales y de laboratorio es considerable. Los diamantes creados en laboratorio son hasta un 70 por ciento más económicos que los naturales, no por una cuestión de calidad, sino por la dinámica del mercado.

Mientras la industria de diamantes sintéticos fomenta la competencia saludable, los diamantes extraídos están marcados por monopolios que inflan los costos. Por ejemplo, el precio de un diamante de 1 quilate varía entre mil 500 y más de 16 mil dólares, mientras que un diamante de laboratorio puede costar significativamente menos.

Una distinción importante es la trazabilidad. En el caso de los diamantes de laboratorio, siempre es posible identificar el laboratorio de origen. En cambio, los diamantes naturales suelen tener un historial opaco. Aunque algunas empresas utilizan términos como “origen limpio” o “libre de conflictos", la realidad es que el recorrido de un diamante natural, desde su extracción hasta su venta, implica hasta 30 o 40 intermediarios, de acuerdo con Novita Diamonds.

No existen diferencias en los estándares de certificación entre los diamantes naturales y los de laboratorio. Ambos tipos pueden ser evaluados y certificados por laboratorios reconocidos. En el caso específico de los diamantes creados en laboratorio, los certificados incluyen etiquetas como “Cultivado en laboratorio” o “Grown diamond” para diferenciarlos de los naturales.

Los diamantes creados en laboratorio son hasta 70 por ciento más económicos, no por una cuestión de calidad, sino por la dinámica del mercado

Según Statista, las exportaciones de diamantes naturales de México han experimentado una tendencia a la baja en los últimos años, ascendiendo a 26.5 millones de dólares estadounidenses en 2020. En comparación con el año anterior, esto representa una disminución de aproximadamente el 15 por ciento. A nivel mundial, Rusia es el mayor productor industrial de minas de diamantes.

Marcas como Pandora han abrazado esta innovación. Desde 2022, la firma danesa utiliza energía renovable en la producción de sus diamantes y metales reciclados para sus joyas, evitando la emisión de 58,000 toneladas de CO₂ al año.

Stephen Fairchild, jefe de producto de Pandora, comentó en un comunicado oficial: “Cada vez es más importante para los consumidores que los productos de moda y joyería se fabriquen de manera sostenible. Queremos promover una forma más responsable de elaborar un lujo asequible, como nuestras joyas, y evitar que estos metales delicados terminen en los vertederos”.

Pandora ha establecido un objetivo basado en la ciencia para reducir a la mitad sus emisiones totales para 2030 y alcanzar el cero neto para 2040.

Según Fashionunited, Pandora actualmente comercializa diamantes en cinco mercados a nivel mundial: Estados Unidos, Australia, Inglaterra, México y Brasil. México destaca no sólo por su tamaño, sino también por el valioso aprendizaje que ofrece sobre el consumidor mexicano, quien en muchos casos marca el inicio de tendencias. Recientemente fue reconocida con una puntuación 'A' por su transparencia y desempeño en materia de cambio climático

"El futuro del lujo está aquí hoy. Los diamantes de laboratorio son igual de hermosos que los diamantes extraídos, pero están a disposición de más personas y con menores emisiones de carbono. Nos enorgullece ampliar el mercado de los diamantes y ofrecer joyas innovadoras que establecen un nuevo estándar en la forma en que la industria puede reducir su impacto en el planeta", expresó Alexander Lacik, CEO de Pandora.

Carbon Disclosure Project (CDP) posee la base de datos ambiental más grande del mundo, y sus puntuaciones se utilizan ampliamente para impulsar las decisiones de inversión y adquisición hacia una economía sostenible y resiliente con cero emisiones de carbono.

“Los líderes empresariales tienen el poder y la responsabilidad de dirigirnos hacia una economía más sostenible”

- Cyril García. Capgemini

En 2023, más de 740 instituciones financieras con más de 136 millones de dólares en activos solicitaron a las empresas que divulgaran datos sobre impactos, riesgos y oportunidades ambientales a través de la plataforma de CDP. Un récord de 23 mil empresas respondió, siendo Pandora una de ellas.

Este compromiso no sólo responde a las expectativas de consumidores más conscientes, sino que redefine el lujo como un símbolo de responsabilidad ambiental y social.

El informe "Un mundo en equilibrio 2024" del Instituto de Investigación Capgemini destaca que tres de cada cuatro consumidores esperan que las marcas tomen un papel más activo en la reducción de emisiones, con la Generación Z liderando esta demanda.

Sin embargo, también señala un aumento en la percepción de "greenwashing" o lavado de imagen verde, que pasó del 33 por ciento en 2023 al 55 por ciento en 2024. Este incremento obliga a las marcas a adoptar prácticas más rigurosas y transparentes.

Sol Salinas, vicepresidente ejecutivo global y líder de sustentabilidad en Capgemini, resaltó la importancia de la "doble materialidad", un enfoque que evalúa tanto el impacto ambiental de las operaciones como los efectos de estas en las comunidades. “Incorporar la sostenibilidad a los cimientos de su estrategia empresarial no sólo sitúa a su organización en la senda de la innovación y la oportunidad, sino que también puede crear una ventaja competitiva.” señaló.

De acuerdo con el análisis, casi tres cuartas partes de los ejecutivos reconoce que el reciclaje de productos es un aspecto central de su estrategia de fabricación, frente al 53 por ciento en 2022; mientras que más de dos tercios señalan que están rediseñando productos para eliminar las fuentes de materias primas de combustibles fósiles, frente a menos de la mitad en 2022. Además, tres cuartas partes de los directivos declararon haber implementado un programa de gestión del agua, frente al 55 por ciento en 2022.

“El estudio de este año muestra que los proyectos de sostenibilidad seguirán cobrando impulso a pesar de los actuales vientos en contra”, declaró Cyril Garcia, director de servicios globales de sostenibilidad y responsabilidad corporativa de Capgemini.

“Los líderes empresariales tienen el poder y la responsabilidad de dirigirnos hacia una economía más sostenible. La gestión del agua, la preservación de la biodiversidad y las prácticas circulares son imperativos clave para las empresas. Los ejecutivos están siendo muy pragmáticos, y la reducción de CO2 debe traducirse ahora en ahorro de costos. Seguimos viendo los esfuerzos de sostenibilidad reforzados por las nuevas innovaciones y normativas en materia de tecnología climática. La mejor manera de generar confianza y credibilidad entre los consumidores es demostrando resultados tangibles y planificando un futuro en el que la sostenibilidad ocupe un lugar central”, subrayó Cyril.

Los diamantes de laboratorio no sólo reducen el impacto ambiental, sino que democratizan el lujo. Su costo más accesible permite a un público más amplio disfrutar de la joyería de alta gama, mientras que su proceso de creación abre nuevas posibilidades para la innovación. Los diseñadores pueden experimentar con formas, colores y estilos que responden a las demandas de personalización y significado del consumidor moderno.

También existen iniciativas de Swarovski como Creatives for Our Future, que apoya a jóvenes creadores enfocados en proyectos de sostenibilidad y que demuestran cómo el lujo puede convertirse en un motor de cambio social y ambiental.

Por otro lado, Waterschool, activa desde el año 2000, refleja esta evolución con un programa dedicado a generar conciencia en las escuelas sobre la importancia del cuidado del agua. Este proyecto ha logrado establecerse a lo largo de los principales ríos del mundo, impactando a más de 2,400 escuelas en siete países: Austria, Brasil, China, India, Tailandia, Uganda y Estados Unidos.

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El lujo del futuro no se definirá solo por su estética, sino también por su impacto en el mundo. Los diamantes de laboratorio, con su menor huella ambiental y su trazabilidad, son un ejemplo claro de cómo las empresas pueden responder a las expectativas de un consumidor más informado y exigente. Este cambio representa una transición hacia un lujo consciente, donde cada pieza no solo simboliza belleza y exclusividad, sino también un compromiso con el planeta.

Es por ello que la industria del lujo ya no busca únicamente satisfacer el deseo de posesión, sino reflejar los valores de una sociedad que anhela un equilibrio entre innovación, sostenibilidad y ética.

La industria del lujo, tradicionalmente asociada a la opulencia y la exclusividad, enfrenta un desafío crucial: ¿Cómo conciliar su esencia con la ética y la sostenibilidad en el mundo moderno? Esta pregunta cobra especial relevancia en América Latina, donde México lidera las ventas de lujo, concentrando más del 50 por ciento del mercado regional con un crecimiento del 6 por ciento en 2024, según Euromonitor.

Con una proyección de incremento del 22 por ciento para 2029, la necesidad de repensar las prácticas de este sector en transformación es inminente. En este contexto, los diamantes de laboratorio emergen como una alternativa que fusiona la belleza del lujo con un compromiso ético y ambiental.

Históricamente, los diamantes naturales han simbolizado lujo, pero también se han vinculado a conflictos armados, explotación laboral y un impacto ambiental considerable. Si bien iniciativas como el Proceso de Kimberley buscan mitigar el comercio de "diamantes de sangre", los problemas persisten.

Sustainable Brands estima que la extracción de un solo quilate de diamante natural implica remover 250 toneladas de tierra, consumir 120 galones de agua y emitir 140 libras de CO₂. El reciente descubrimiento en Botsuana de un diamante de 2,492 quilates, el segundo más grande del mundo y el hallazgo más significativo en 120 años, ilustra la magnitud del impacto y las limitaciones de la minería de diamantes.

Desde finales del siglo XIX, los científicos han buscado replicar los diamantes en laboratorios. Pero ese esfuerzo no tuvo éxito hasta 1955, cuando General Electric, bajo la dirección del químico Howard Tracy Hall, logró producir el primer diamante artificial. Aunque inicialmente eran pequeños y de baja calidad, los avances tecnológicos recientes permiten producir diamantes de laboratorio de mayor tamaño y calidad comparable a los naturales.

“Cada vez es más importante para los consumidores que los productos de moda y joyería se fabriquen de manera sostenible”

- Stephen Fairchild. Jefe de Producto de Pandora

Ambos tipos de diamantes, naturales y de laboratorio, son genuinos, ya que poseen la misma composición química, estructura molecular y propiedades físicas y ópticas. Esto los diferencia de las imitaciones que sólo se asemejan superficialmente.

Los diamantes son formas sólidas de carbono puro, organizados en una estructura cristalina, lo que los convierte en un alótropo único. En promedio, están compuestos en un 99.95 por ciento de carbono, mientras que el resto puede incluir elementos residuales como boro o nitrógeno. Estos residuos, junto con fenómenos como la radiación, pueden influir en el color o la forma de un diamante, ya sea natural o sintético.

La diferencia de precio entre diamantes naturales y de laboratorio es considerable. Los diamantes creados en laboratorio son hasta un 70 por ciento más económicos que los naturales, no por una cuestión de calidad, sino por la dinámica del mercado.

Mientras la industria de diamantes sintéticos fomenta la competencia saludable, los diamantes extraídos están marcados por monopolios que inflan los costos. Por ejemplo, el precio de un diamante de 1 quilate varía entre mil 500 y más de 16 mil dólares, mientras que un diamante de laboratorio puede costar significativamente menos.

Una distinción importante es la trazabilidad. En el caso de los diamantes de laboratorio, siempre es posible identificar el laboratorio de origen. En cambio, los diamantes naturales suelen tener un historial opaco. Aunque algunas empresas utilizan términos como “origen limpio” o “libre de conflictos", la realidad es que el recorrido de un diamante natural, desde su extracción hasta su venta, implica hasta 30 o 40 intermediarios, de acuerdo con Novita Diamonds.

No existen diferencias en los estándares de certificación entre los diamantes naturales y los de laboratorio. Ambos tipos pueden ser evaluados y certificados por laboratorios reconocidos. En el caso específico de los diamantes creados en laboratorio, los certificados incluyen etiquetas como “Cultivado en laboratorio” o “Grown diamond” para diferenciarlos de los naturales.

Los diamantes creados en laboratorio son hasta 70 por ciento más económicos, no por una cuestión de calidad, sino por la dinámica del mercado

Según Statista, las exportaciones de diamantes naturales de México han experimentado una tendencia a la baja en los últimos años, ascendiendo a 26.5 millones de dólares estadounidenses en 2020. En comparación con el año anterior, esto representa una disminución de aproximadamente el 15 por ciento. A nivel mundial, Rusia es el mayor productor industrial de minas de diamantes.

Marcas como Pandora han abrazado esta innovación. Desde 2022, la firma danesa utiliza energía renovable en la producción de sus diamantes y metales reciclados para sus joyas, evitando la emisión de 58,000 toneladas de CO₂ al año.

Stephen Fairchild, jefe de producto de Pandora, comentó en un comunicado oficial: “Cada vez es más importante para los consumidores que los productos de moda y joyería se fabriquen de manera sostenible. Queremos promover una forma más responsable de elaborar un lujo asequible, como nuestras joyas, y evitar que estos metales delicados terminen en los vertederos”.

Pandora ha establecido un objetivo basado en la ciencia para reducir a la mitad sus emisiones totales para 2030 y alcanzar el cero neto para 2040.

Según Fashionunited, Pandora actualmente comercializa diamantes en cinco mercados a nivel mundial: Estados Unidos, Australia, Inglaterra, México y Brasil. México destaca no sólo por su tamaño, sino también por el valioso aprendizaje que ofrece sobre el consumidor mexicano, quien en muchos casos marca el inicio de tendencias. Recientemente fue reconocida con una puntuación 'A' por su transparencia y desempeño en materia de cambio climático

"El futuro del lujo está aquí hoy. Los diamantes de laboratorio son igual de hermosos que los diamantes extraídos, pero están a disposición de más personas y con menores emisiones de carbono. Nos enorgullece ampliar el mercado de los diamantes y ofrecer joyas innovadoras que establecen un nuevo estándar en la forma en que la industria puede reducir su impacto en el planeta", expresó Alexander Lacik, CEO de Pandora.

Carbon Disclosure Project (CDP) posee la base de datos ambiental más grande del mundo, y sus puntuaciones se utilizan ampliamente para impulsar las decisiones de inversión y adquisición hacia una economía sostenible y resiliente con cero emisiones de carbono.

“Los líderes empresariales tienen el poder y la responsabilidad de dirigirnos hacia una economía más sostenible”

- Cyril García. Capgemini

En 2023, más de 740 instituciones financieras con más de 136 millones de dólares en activos solicitaron a las empresas que divulgaran datos sobre impactos, riesgos y oportunidades ambientales a través de la plataforma de CDP. Un récord de 23 mil empresas respondió, siendo Pandora una de ellas.

Este compromiso no sólo responde a las expectativas de consumidores más conscientes, sino que redefine el lujo como un símbolo de responsabilidad ambiental y social.

El informe "Un mundo en equilibrio 2024" del Instituto de Investigación Capgemini destaca que tres de cada cuatro consumidores esperan que las marcas tomen un papel más activo en la reducción de emisiones, con la Generación Z liderando esta demanda.

Sin embargo, también señala un aumento en la percepción de "greenwashing" o lavado de imagen verde, que pasó del 33 por ciento en 2023 al 55 por ciento en 2024. Este incremento obliga a las marcas a adoptar prácticas más rigurosas y transparentes.

Sol Salinas, vicepresidente ejecutivo global y líder de sustentabilidad en Capgemini, resaltó la importancia de la "doble materialidad", un enfoque que evalúa tanto el impacto ambiental de las operaciones como los efectos de estas en las comunidades. “Incorporar la sostenibilidad a los cimientos de su estrategia empresarial no sólo sitúa a su organización en la senda de la innovación y la oportunidad, sino que también puede crear una ventaja competitiva.” señaló.

De acuerdo con el análisis, casi tres cuartas partes de los ejecutivos reconoce que el reciclaje de productos es un aspecto central de su estrategia de fabricación, frente al 53 por ciento en 2022; mientras que más de dos tercios señalan que están rediseñando productos para eliminar las fuentes de materias primas de combustibles fósiles, frente a menos de la mitad en 2022. Además, tres cuartas partes de los directivos declararon haber implementado un programa de gestión del agua, frente al 55 por ciento en 2022.

“El estudio de este año muestra que los proyectos de sostenibilidad seguirán cobrando impulso a pesar de los actuales vientos en contra”, declaró Cyril Garcia, director de servicios globales de sostenibilidad y responsabilidad corporativa de Capgemini.

“Los líderes empresariales tienen el poder y la responsabilidad de dirigirnos hacia una economía más sostenible. La gestión del agua, la preservación de la biodiversidad y las prácticas circulares son imperativos clave para las empresas. Los ejecutivos están siendo muy pragmáticos, y la reducción de CO2 debe traducirse ahora en ahorro de costos. Seguimos viendo los esfuerzos de sostenibilidad reforzados por las nuevas innovaciones y normativas en materia de tecnología climática. La mejor manera de generar confianza y credibilidad entre los consumidores es demostrando resultados tangibles y planificando un futuro en el que la sostenibilidad ocupe un lugar central”, subrayó Cyril.

Los diamantes de laboratorio no sólo reducen el impacto ambiental, sino que democratizan el lujo. Su costo más accesible permite a un público más amplio disfrutar de la joyería de alta gama, mientras que su proceso de creación abre nuevas posibilidades para la innovación. Los diseñadores pueden experimentar con formas, colores y estilos que responden a las demandas de personalización y significado del consumidor moderno.

También existen iniciativas de Swarovski como Creatives for Our Future, que apoya a jóvenes creadores enfocados en proyectos de sostenibilidad y que demuestran cómo el lujo puede convertirse en un motor de cambio social y ambiental.

Por otro lado, Waterschool, activa desde el año 2000, refleja esta evolución con un programa dedicado a generar conciencia en las escuelas sobre la importancia del cuidado del agua. Este proyecto ha logrado establecerse a lo largo de los principales ríos del mundo, impactando a más de 2,400 escuelas en siete países: Austria, Brasil, China, India, Tailandia, Uganda y Estados Unidos.

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El lujo del futuro no se definirá solo por su estética, sino también por su impacto en el mundo. Los diamantes de laboratorio, con su menor huella ambiental y su trazabilidad, son un ejemplo claro de cómo las empresas pueden responder a las expectativas de un consumidor más informado y exigente. Este cambio representa una transición hacia un lujo consciente, donde cada pieza no solo simboliza belleza y exclusividad, sino también un compromiso con el planeta.

Es por ello que la industria del lujo ya no busca únicamente satisfacer el deseo de posesión, sino reflejar los valores de una sociedad que anhela un equilibrio entre innovación, sostenibilidad y ética.

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