Un día lluvioso hace más o menos tres millones de años, un montón de agua y sedimentos generaron un proceso llamado tectónica de placas, en el que algunas partes de la corteza terrestre chocaron entre sí y se convirtieron en grandes torres de agua. Años después, el ser humano les llamaría montañas.
Y fueron las montañas, esas que han sido nombradas como gigantes de agua, enormes helados, torres de nieve o incluso mujeres dormidas y guerreros veladores, las que encantaron a un joven biólogo en un paseo senderista, en el que siguiendo su pasión encontró la única forma de llegar a ellas: los mapas.
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Alex Tait, geógrafo y cartógrafo de la National Geographic Society, cuenta que esos paseos fueron clave para decidir reconsiderar la biología y nutrirla con la geografía. Así fue que se convirtió en el geógrafo que nos explica el nuevo mapa del agua.
“Es un mapa que va a cambiar la manera en la que percibimos el consumo y la demanda de agua”, asegura Tait, para quien los mapas son importantes porque son “una ventana para ver el mundo”.
Todos hemos visto miles de atlas, desde los que teníamos que colorear de pequeños para la clase de geografía, algunos más intuitivos como las migas de dulce que guían a Hansel y Gretel, o el hilo que Ariadna le proporciona a Teseo para salir del laberinto del minotauro. Otros más fantásticos: El bosque de los cien acres, Narnia, Hogwarts, Mordor del Señor de los Anillos (El favorito de Alex Tait) o los más populares: los mapas del metro.
La historia de la cartografía nos ha acompañado y facilitado la vida desde tiempos inmemorables, y es por esto que el agua ya merecía un mapa propio. Porque a pesar de que ya existía la proyección Spilhaus, (un mapa pensado desde la perspectiva de los peces), ya necesitábamos un mapa del sistema hídrico del mundo, en el que se demuestra que el agua nos conecta más de lo que creemos con todas las partes del mundo.
Los seres humanos compartimos una característica con los peces, también necesitamos agua para sobrevivir. Pero eso se ha vuelto un problema, porque el agua se está acabando.
“Los mapas sirven para que entendamos no sólo dónde están las cosas y cómo llegar a ellas sino también cómo funcionan, en este caso ¿cómo funciona el sistema de agua en el mundo?” Comenta Alex, quien también nos cuenta un poco más sobre su funcionamiento.
“Este mapa, creado en colaboración con la Universidad de Utrecht y Esri, provee un conteo de agua de todos los lugares del mundo. En él, podemos ver cuáles son las demandas de la gente, dónde se está usando el agua y para qué”.
Cómo funciona y dónde encontrarlo
Para encontrar este mapa, tenemos que navegar en el sitio de National Geographic y sumergirnos en www.nationalgeographic.org/society/protecting-the-worlds-freshwater/ ahí encontraremos el subtema “Protecting the World´s Fresh Water”.
El mapa nos guía por un viaje visual e interactivo que nos permite explorar un conteo de agua de todos los lugares del mundo, en él podemos ver cuáles son las demandas, en qué lugares la gente está usando agua y para qué.
“Podemos darnos cuenta de que la agricultura, el riego, el uso doméstico y la industria son las principales fuentes de demanda de agua en todo el mundo, y también si la demanda excede los suministros que se tienen según el lugar en el que nos coloquemos”, comenta Tait.
“Este mapa es un cambio de juego para entender el sistema hídrico y así encontrar soluciones a la escasez”.
Podemos pensar que quizá está dedicado a su uso científico, sin embargo National Geographic hizo de él un espacio ideal para todo tipo de persona que quiera entender un poco más sobre el estado del agua en su comunidad. De hecho, comenta Alex, “están trabajando con fotógrafos, escritores y cineastas para que el mapa llegue a las personas de forma más creativa”.
La manera en la que nos cuentan las cosas siempre ha sido clave para entender cualquier materia, y los mapas no se quedan atrás, porque a pesar de ser herramientas sumamente visuales, se necesita de la mancuerna entre el arte y la ciencia para hacer un gran trabajo.
“La ciencia por sí sola no es suficiente”, asegura Tait, pues para interesar a las personas en un problema que a todos nos concierne, es necesario sumar esfuerzos e hibridar conocimientos.
“Por ejemplo, en México, Enrique Lomnitz, explorador de National Geographic, estaba buscando la solución para atrapar agua de lluvia y llevarla a residencias, hospitales, escuelas y otras instituciones, así que en el mapa podemos revisar datos concretos pero también escuchar y ver la historia de una persona que está buscando soluciones y este mismo proceso usamos en todas las partes del mundo para contar la historia del agua”.
Además, asegura que en cinco años “Mind the water map” estará aún más evolucionado
Cuál es su utilidad
México lleva ya varios años viviendo una crisis hídrica. De hecho, hace poco más de dos años, se implementó el famoso “bombardeo de nubes”, que no es la perforación con revólveres del cielo sino la aplicación de yoduro de plata o hielo seco para provocar la condensación de las nubes existentes. El bombardeo de nubes ha sido una de las soluciones que el gobierno mexicano ha implementado ante la sequía, sin embargo, no se ha incursionado demasiado en sus consecuencias negativas.
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Alex Tait comenta que un mapa como éste puede ayudar a que los gobiernos generen una proyección futura sobre el estado del agua dentro de unos años y espera que eso pueda ayudar a mandatarios y legisladores de todo el mundo a tomar decisiones mejor informadas sobre la solución al mantenimiento del sistema hídrico.
“Una de las cosas más interesantes que encontramos en el mapa fue que en México la máxima demanda de agua era residencial, en la India, por ejemplo, era el riego para la agricultura, y en Japón lo era la industria. El mapa es una herramienta que puede hacer que nos demos cuenta también de cuál es la relación que tiene el ser humano con el agua en diferentes países”.
Si queremos salvar el agua, lo primero que tenemos que hacer es sumergirnos a escuchar su historia, y como todo buen héroe antes de un gran viaje, exploraremos el mapa que nos guíe por esta increíble travesía.