Una fresa en 436 dólares, mangos y melones en 218 o manzanas a15, son algunos de los caprichos que pueden encontrarse en las“boutiques” de fruta en Japón, país donde éstas seconsideran más un objeto de deseo que una fuente denutrientes.
Los impecables escaparates y vitrinas de la frutería Sembikiya,situada en la planta baja de la lujosa torre Nihonbashi Mitsui,protegen estos exclusivos productos, que no están al alcance detodos los bolsillos.
Sembikiya, que ostenta el título de frutería más antigua deJapón, es tan solo un ejemplo que prueba la importancia de lafruta de lujo en el país del Sol Naciente.
Hasta 327 dólares por uva, o diez mil 60 dólares por racimo sehan llegado a pagar por la variedad “Ruby roman”, que secultiva únicamente en la prefectura de Ishikawa, al oeste deJapón, y que se ha convertido en poco tiempo en la más cara delmundo. (EFE)
Esta variedad, producida desde 2008, genera únicamente dos mil400 racimos al año: los más “asequibles” pueden comprarse porunos 917 dólares.
La fresa “Bijin Hime” (“bella princesa” en español) essimilar en tamaño a una pelota de tenis, aunque sus dimensiones noson lo único que rozan lo imposible: para saborear una unidad sedeben desembolsar unos exorbitantes 458 dólares. (EFE)