A la mayoría de los padres les gusta subir a las redes sociales fotos de sus hijos por diferentes razones: compartir su felicidad, mostrar al mundo el desarrollo temprano de ciertas habilidades en los pequeños, hacer partícipes a familiares o amigos que están a la distancia y un largo etcétera.
Sin embargo, toda actividad en la red está sujeta a muchos riesgos ocultos, mismos que como papás pasamos por alto. Si de por sí el internet muchas veces no es el lugar más seguro para los adultos, especialmente si consideramos la cantidad de privacidad que perdemos cada vez que compartimos información sobre nosotros en línea, para los niños y bebés a veces es igual o peor.
Si lo piensas, la vida de tu bebé está en la red incluso antes de que nazca. Sus primeras huellas digitales las dejamos cuando bajamos aplicaciones de fertilidad, cuando compramos libros sobre el embarazo por internet, o cuando publicamos las primeras imágenes de sus ultrasonidos y compartimos su primera foto en nuestros brazos, o sus abuelos comparten sus primeros abrazos.
Más allá de eso, en el día a día compartimos información a través de la cámara que utilizas para monitorearlo, sus hitos y fracasos a través de la app que descargaste para conseguir una estimulación adecuada, y cientos y cientos de fotografías y videos. Tal vez esta última acción sea uno de los peores expedientes digitales que se pueden crear para un niño, no por la intención, sino por el uso que se le puede dar.
Las estadísticas son aterradoras. De acuerdo al New York Times, tan sólo en 2018 las compañías tecnológicas reportaron más de 45 millones de fotos y videos de niños siendo abusados sexualmente, más del doble de los que ubicaron tan sólo en 2017. Si hace unos años era un problema, ahora en la edad del Covid-19, y utilizando la misma terminología, es una pandemia.
Si eres papá dirás que, por más que esos datos sean perturbadores, tu y tu hij@ están a salvo porque no es tu caso, tu hijo está seguro en casa. Desafortunadamente no es así. Mientras tú publicas fotos de tus hijos, otras personas pueden estar robándolas para publicarlos en innumerables sitios de pornografía, como le sucedió a Brittany Champagne de Utah, Estados Unidos.
No sólo eso, de acuerdo a Marco Antonio Vargas, Director General en la Coordinación Nacional Antisecuestro, los papás deben tener cuidado con las imágenes que comparten en redes sociales porque se pueden convertir en elementos que ayudan a los secuestradores a identificar patrones de comportamiento en la familia. La información que se recolecta por medio de fotografías, como uniformes de las escuelas, son imágenes que en un segundo plano puedan ayudar a identificar una ubicación, o usos y horarios.
Leah Plunket, autora de Sharenthood: Why we should think before we talk about our kids online, ha señalado que la privacidad es un mito cuando consideras que alguien siempre puede tomar captura de pantalla del contenido “privado” que compartiste, y advierte que cada que compartimos una imagen digitalmente en las redes sociales, debemos asumir que su reproducción puede salir de nuestro control.
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