A unos días de terminar el año, la tradición de muchos para recibir el Año Nuevo es vestir ropa interior de color roja o amarilla, así como regalar alguna de estas prendas a sus seres queridos; sin embargo, las prendas amarillas son las que más demanda han tenido en las tiendas de lencería, ya que quienes las adquieren buscan tener un buen año económico, debido a los pronósticos negativos que se han dado para el siguiente año.
De acuerdo con las tradiciones, el llevar lencería amarilla es para tener un año lleno de prosperidad, el cual va ligado al dinero y la abundancia, así como para asegurar tanto la buena suerte como la prosperidad.
Mientras que la lencería de color rojo es característica del amor y la pasión, por lo que usar este color para recibir el Año Nuevo representa que no queremos que esto nos falte; sin embargo, el abanico de colores no se reduce sólo al rojo y el amarillo, ya que las opciones son variadas como el clásico negro, verdes, blancas y azules los cuáles pueden encontrados en coodinados de sujetador y bragas, además de tangas, corsés o ‘bodies’ enteros.
Aunque aún se desconoce el origen de esta extraña tradición, se cree que último día del año la gente bañarse para limpiarse de las malas vibras del año viejo y posteriormente ponerse la lencería nueva que eligieron para recibir el Nuevo Año.
Con nueve años dentro del mercado de la lencería, el propietario de un establecimiento refirió que desde la segunda semana se diciembre comenzó a llegar la mercancia roja y amarilla para quienes acostumbran a recibir el año con 'los calzones bien puestos'.
Señaló que entre la lencería van tangas de broma o fantasía dirigidas exclusivamente para los caballeros, las cuáles han tenido muy buena aceptación.
El comerciante puntualizó que la lencería para recibir el Año Nuevo debe ser obsequiada y no comprada por uno mismo, aunque reconoció que en muchos casos este detalle ya ha dejado de importar, por lo que recomendó a los indecisos a despedirse del año viejo con una combinación de prendas.
Con información de Felipe Murillo Linares / El Sol de Irapuato