Según una antigua leyenda, el volcán Iztaccíhuatl también conocido como "La mujer dormida" y el Popocatépetl, llamado por los mexicanos como "Don Goyo" fueron dos jóvenes tlaxcaltecas cuyo amor traspasó las fronteras del tiempo.
Convertidos ahora en volcanes, Iztaccíhuatl era la princesa más bella de Tlaxcala y Popocatépetl un apuesto y bravo guerrero, también tlaxcalteca, explica National Geographic en un artículo publicado el pasado 23 de mayo.
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La leyenda señala que antes de partir a la guerra que el pueblo de Tlaxcala sostenía con los aztecas, Popocatépetl pidió la mano de la princesa Iztaccíhuatl y le fue concedida con la condición de que debía regresar vivo para desposarla.
Popocatépetl fue a la guerra e Iztaccíhuatl lo esperó, pero después la doncella fue engañada con la supuesta muerte del guerrero.
Desconsolada, Iztaccíhuatl murió de tristeza por la pérdida de su amado. Popocatépetl regresó triunfante para cumplir con su palabra de matrimonio pero recibió la lamentable noticia del deceso de la princesa.
Para honrar el amor de Iztaccíhuatl ordenó construir una gran montaña bajo el sol y en la cima colocó el cuerpo sin vida de su amada.
Ahí, la besó y se arrodilló junto a ella para velar su sueño eterno, acompañado únicamente de una antorcha, y desde ese momento permanecen juntos.
Al pasar del tiempo ambos cuerpos fueron cubiertos por la nieve y después se convirtieron en los dos enormes volcanes ubicados en Puebla.
La profecía tlaxcalteca de los volcanes
Existe una famosa profecía tlaxcalteca que señala que Quetzalcóatl regresará, tal como lo prometió, y entonces el Popo despertará y a su vez él despertará a la mujer dormida, quien ocasionará caos y sucesos no vistos antes.
Además, relata que cuando el guerrero se acuerda de su amada su corazón hace estremecer la tierra, y su antorcha vuelve a encenderse, de ahí que el volcán siempre humea.
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Con la reciente actividad del Popocatépetl las personas aseguran que se podría tratar del cumplimiento de ese augurio.
Publicado originalmente en El Sol de Tlaxcala
