/ martes 8 de marzo de 2022

¿Por qué el morado es el color del feminismo?

Este es el tono por excelencia que se asocia a la lucha feminista

De seguro alguna vez te has preguntado ¿por qué las feministas utilizan los colores morados como representación del movimiento?, esto se debe a que el color morado o violeta es el tono por excelencia que se asocia a la lucha feminista, los cuales se apoderan de las calles de diversas manera como en la ropa, carteles, pañuelos, lo que hace visible el mensaje claro que se quiere mostrar ante la sociedad, igualdad, derechos y respeto.

Existen algunas teorías sobre el uso de este color, una de las explicaciones más comunes es que intentaron dar una respuesta con la combinación de colores azul y rosa, los cuales son tradicionalmente asociados con los géneros.

Te recomendamos: Mujeres de Honduras marchan pidiendo justicia por feminicidios en su país

Por otro lado hay otros datos que se remiten a hechos históricos que, mezclados con un componente quizá más cercano a la ficción, aportan una explicación más plausible a la vez que legendaria.

Uno de los sucesos más duros vividos en clave femenina comparte reivindicaciones con la lucha obrera, donde las mujeres se han visto agraviadas por la discriminación.

El siglo XIX fue testigo del nacimiento de los movimientos obreros que demandaban mejoras en unas condiciones de vida que se habían visto especialmente dañadas por esta evolución de la industria.

Los movimientos de población del campo a las ciudades, lugares donde se concentraban las fábricas, fueron masivos y se extendieron también al siglo XX, cuando además las migraciones cruzaban fronteras internacionales, continentes y océanos.

El desastre de la Triangle Waist Co.

En la fábrica textil Triangle Waist Co., la mayoría de las trabajadoras eran mujeres jóvenes procedentes de diversos países europeos que habían cruzado el Atlántico en busca de más trabajo y una vida mejor. Ahí trabajaban una jornada de 52 horas semanales que veían retribuida con un mísero sueldo y que las arrojaba a unas pésimas condiciones de vida.

Como una medida de seguridad, los responsables de la fábrica mantenían los accesos al edificio cerrados para evitar robos, algo común en la zona. Sin embargo, el desastre comenzó cuando el 25 de marzo de 1911 se declaró un incendio en las instalaciones.

A pesar de que nunca se pudo saber si fue a causa de una colilla mal apagada o por culpa de una chispa en el motor de una máquina de coser, parece ser que el fuego tuvo su origen en un desgraciado accidente, el cual causó la muerte de muchas de las trabajadoras que no pudieron huir de las llamas porque el edificio se encontraba cerrado.

Alrededor de 146 personas murieron y 70 quedaron gravemente heridas, la mayoría de ellas mujeres. Los bomberos también tuvieron dificultades para acceder a las instalaciones, el fuego consumió la práctica totalidad de la fábrica, con la maquinaria y los materiales en su interior.

También se dice que el humo que expedía el edificio, que podía verse desde casi toda la ciudad, era de color morado debido a los tejidos que se usaban en esta fábrica de camisas, por tal motivo, desde aquel momento el morado quedó asociado a la lucha feminista, pues la Triangle Waist Co. se convirtió en un símbolo de la injusta situación en la que malvivían muchas mujeres.

Por otro lado, aunque el movimiento sufragista ya tenía una gran trayectoria a sus espaldas, los primeros años del siglo XX fue el momento en que sus reivindicaciones tomaron un cariz más contundente.

Estas mujeres que pedían el derecho al voto también adoptaron el morado como color simbólico de su lucha, junto con el blanco y el verde que también las caracterizaba.

Emmeline Pethick-Lawrence, una de las más destacadas sufragistas lo explicaba así: “El violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y la dignidad. El blanco simboliza la honradez en la vida privada y en la vida política. Y el verde simboliza la esperanza en un nuevo comienzo”.


Desde ese momento cada 8 de marzo el color morado viste las calles de muchas ciudades del mundo convertido en algo más que un simple color, pues este ha quedado quedado asociado a una lucha feminista que año tras año recuerda los referentes que la han precedido gracias a los cuales hoy en día la lucha por las mujeres se ha convertido en algo importante y cada vez se reivindica la igualdad entre hombres y mujeres.

Nota publicada en El Sol de Hermosillo

De seguro alguna vez te has preguntado ¿por qué las feministas utilizan los colores morados como representación del movimiento?, esto se debe a que el color morado o violeta es el tono por excelencia que se asocia a la lucha feminista, los cuales se apoderan de las calles de diversas manera como en la ropa, carteles, pañuelos, lo que hace visible el mensaje claro que se quiere mostrar ante la sociedad, igualdad, derechos y respeto.

Existen algunas teorías sobre el uso de este color, una de las explicaciones más comunes es que intentaron dar una respuesta con la combinación de colores azul y rosa, los cuales son tradicionalmente asociados con los géneros.

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Por otro lado hay otros datos que se remiten a hechos históricos que, mezclados con un componente quizá más cercano a la ficción, aportan una explicación más plausible a la vez que legendaria.

Uno de los sucesos más duros vividos en clave femenina comparte reivindicaciones con la lucha obrera, donde las mujeres se han visto agraviadas por la discriminación.

El siglo XIX fue testigo del nacimiento de los movimientos obreros que demandaban mejoras en unas condiciones de vida que se habían visto especialmente dañadas por esta evolución de la industria.

Los movimientos de población del campo a las ciudades, lugares donde se concentraban las fábricas, fueron masivos y se extendieron también al siglo XX, cuando además las migraciones cruzaban fronteras internacionales, continentes y océanos.

El desastre de la Triangle Waist Co.

En la fábrica textil Triangle Waist Co., la mayoría de las trabajadoras eran mujeres jóvenes procedentes de diversos países europeos que habían cruzado el Atlántico en busca de más trabajo y una vida mejor. Ahí trabajaban una jornada de 52 horas semanales que veían retribuida con un mísero sueldo y que las arrojaba a unas pésimas condiciones de vida.

Como una medida de seguridad, los responsables de la fábrica mantenían los accesos al edificio cerrados para evitar robos, algo común en la zona. Sin embargo, el desastre comenzó cuando el 25 de marzo de 1911 se declaró un incendio en las instalaciones.

A pesar de que nunca se pudo saber si fue a causa de una colilla mal apagada o por culpa de una chispa en el motor de una máquina de coser, parece ser que el fuego tuvo su origen en un desgraciado accidente, el cual causó la muerte de muchas de las trabajadoras que no pudieron huir de las llamas porque el edificio se encontraba cerrado.

Alrededor de 146 personas murieron y 70 quedaron gravemente heridas, la mayoría de ellas mujeres. Los bomberos también tuvieron dificultades para acceder a las instalaciones, el fuego consumió la práctica totalidad de la fábrica, con la maquinaria y los materiales en su interior.

También se dice que el humo que expedía el edificio, que podía verse desde casi toda la ciudad, era de color morado debido a los tejidos que se usaban en esta fábrica de camisas, por tal motivo, desde aquel momento el morado quedó asociado a la lucha feminista, pues la Triangle Waist Co. se convirtió en un símbolo de la injusta situación en la que malvivían muchas mujeres.

Por otro lado, aunque el movimiento sufragista ya tenía una gran trayectoria a sus espaldas, los primeros años del siglo XX fue el momento en que sus reivindicaciones tomaron un cariz más contundente.

Estas mujeres que pedían el derecho al voto también adoptaron el morado como color simbólico de su lucha, junto con el blanco y el verde que también las caracterizaba.

Emmeline Pethick-Lawrence, una de las más destacadas sufragistas lo explicaba así: “El violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y la dignidad. El blanco simboliza la honradez en la vida privada y en la vida política. Y el verde simboliza la esperanza en un nuevo comienzo”.


Desde ese momento cada 8 de marzo el color morado viste las calles de muchas ciudades del mundo convertido en algo más que un simple color, pues este ha quedado quedado asociado a una lucha feminista que año tras año recuerda los referentes que la han precedido gracias a los cuales hoy en día la lucha por las mujeres se ha convertido en algo importante y cada vez se reivindica la igualdad entre hombres y mujeres.

Nota publicada en El Sol de Hermosillo

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