La Escuela Superior de Medicina de Hannover, en Alemania, llevóa cabo un estudio por encargo del Ministerio de Salud en el que sereveló que las aplicaciones relacionadas con la salud muchas vecesno cumplen con las leyes básicas de protección de datos.
Suele haber poca transparencia tanto en el texto en el que seexplica el procedimiento de recolección de datos como en lospermisos que otorga el usuario.
Otro aspecto problemático es que mientras los datos -ya seafrecuencia cardíaca, hábitos de sueño o tensión arterial- seanarchivados en un servidor extranjero, no rigen para ellos las leyessobre privacidad del propio país.
Julia Struck, de la revista de informática "Computerbild",subraya que cuando se usan aplicaciones como, por ejemplo,monitores de sueño los datos son almacenados. "La app sabe cuántose ha movido uno y cuánto tiempo duerme".
Pero se desconoce lo que pasa más adelante con estainformación. "Las empresas se suelen reservar amplios derechossobre estos datos", explica. Para usar todas las funciones, hay queregistrarse constantemente, revelar la fecha de nacimiento, sexo ydar un nombre y una dirección de email.