La mayoría de las personas considera que tener una vida saludable se limita a tener una alimentación que incluya frutas y verduras y realizar actividad física de forma constante.
Hay quien agrega suficiente descanso; evitar fumar, beber alcohol o consumir drogas e incluso no estresarse, pero más bien a lo que debemos aspirar es a una vida de bienestar, considera Luis Ortiz Hernández, investigador en estilo de vida y riesgo de obesidad en zonas urbanas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El académico señala que en México estamos lejos de esa condición de vida saludable o de bienestar, no solo por la inseguridad que afecta al país o la violencia que se expresa de distintas maneras, sino también por la prevalencia de agresiones sutiles que se han normalizado, pero que pueden ser ilegales y convertirse en casos severos por las consecuencias que generan, tales como las agresiones entre vecinos.
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Para llegar a un estado de bienestar se requiere no solo de una conducta saludable sino de un entorno saludable.
Explicó que junto al énfasis de responsabilidad individual, hay que impulsar también elementos de responsabilidad colectiva para promover valores de respeto a la diferencia.
“Si hablamos del país, tendríamos que decir que para un estado de vida saludable se requiere disminuir la pobreza, la desigualdad socioeconómica e incrementar la seguridad pública y de promover entornos de respeto”.
El también responsable del programa educativo para promover la alimentación saludable en adolescentes dijo que en el sentido amplio de una vida saludable es indispensable no solo cómo nos sentimos físicamente, sino también la condición de salud mental de verse a uno mismo positivo y que los demás te traten de manera respetuosa o positiva.
La violencia interpersonal, no solo en las familias, sino entre vecinos, en el entorno inmediato de las personas, genera estrés psicológico y emociones ligeramente negativas que pueden llegar a ser severas y recurrentes y hasta postraumáticas si se puso en riesgo la vida.
Ortiz Hernández afirma que la violencia también va en contra de la vida saludable.
En el caso de la “violencia entre vecinos abarca un amplio abanico. Situaciones que pueden ser consideradas como actividades criminales o ilegales, cuando la violencia es física, abierta y daña físicamente a la otra persona. En el caso extremo hay que recurrir a la parte de justicia.
Aunque hay otras formas más sutiles de violencia que tienen efectos negativos en las personas y es difícil dar una respuesta”, como en el caso de vecinos que sufren con el ruido de la música o el arrastre de muebles.
Ejemplificó que un caso de este tipo de violencia sutil que se agrava es el de la mujer que fue quemada en Jalisco, aunque hay otras formas en donde las mujeres son blanco de agresiones constantes.
“Es una cuestión sociocultural que se ha normalizado y entonces sería importante hacerlo visible y tratar de cambiar nuestras actitudes como sociedad”.
Aunque considera que hacer deporte no basta para tener una vida saludable, reconoció que en 12 años se duplicó la proporción de personas que hacen alguna actividad física al pasar de 15 a 30 por ciento. “La mala noticia es que 60 por ciento sigue sin hacerlo”.
José Antonio Zamudio González, titular de Enfermería, Trabajo Social, Nutrición del programa Ejercítate y ReactívatIMSS, destacó que fomentar la salud física y emocional mediante la integración familiar son parte de un estilo de vida saludable.
Los beneficios que aporta a la salud es la disminución del peso y del riesgo asociado al sobrepeso y obesidad, de sano esparcimiento del tiempo libre, una cultura física y el desarrollo integral del ser humano.
Dijo que el confinamiento debido a la pandemia de Covid-19 produjo un incremento en la conducta sedentaria y disminución de la actividad física en las niñas, niños y adolescentes, lo que tuvo un impacto en su peso y talla.
Por su parte, Elizabeth Piña Moran, de la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional (IPN), explicó que para avanzar hacia una vida saludable, además de moderar el consumo de comida tradicional mexicana, que es rica en nutrientes y puede ser hasta equilibrada, lo que se requiere es dejar el sedentarismo.
“No es lo mismo comer tres quesadillas en el desayuno acompañado de un refresco, pasar sentado y sin tomar agua en todo el día, que tratar de mejorar esa situación. Los alimentos no son malos. Si estas todo el día en la calle y solo encontraste una hamburguesa, esa aportará la energía, pero eso puede ser ocasional”.
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Dijo que una forma modificar patrones de conducta sería buscar alimentos naturales, frenar el abuso de alimentos y mejorar la ingesta de agua.