Desde hace tiempo, he venido preparando un programa para dar educación sexual integral a niños, niñas y niñes que estudian en escuelas católicas. Me refiero a esta religión porque es la que ha fundado más instituciones educativas de todos los niveles.
Lamentablemente, también son escuelas que han estado involucradas en escándalos de pederastia. Aunque el abuso sexual infantil está presente en cualquier lugar en donde no se dé educación sexual oportuna, incluidas las opciones laicas.
Los dogmas de fe podrían parecer dificultades adicionales para dar educación sexual. Entiendo los postulados de la doctrina católica, pero tampoco podemos negar la realidad que nos rodea: bombardeo constante de conductas y escenas eróticas, incluso en las películas infantiles más inocentes.
Es ese entorno erotizado lo que obliga a educar en sexualidad saludable. Incluso el papa Francisco ya se pronunció para dar educación sexual. En 2019, en una rueda de prensa, dijo: "El sexo es un don de Dios. No es el cuco. Es el don de Dios para amar. Que algunos lo usen para ganar plata o explotar a otros, es otro problema, pero hay que dar educación sexual, objetiva".
Algunos sectores progresistas de la iglesia católica, como la Conferencia Episcopal Argentina se han pronunciado por insistir en que la sexualidad saludable es una “educación para el amor” y un camino para evitar el aborto, la iniciación sexual precoz, las enfermedades de transmisión sexual, la violencia y el abuso sexual.
JESÚS COMO EJEMPLO
Siempre pienso que, en todas las religiones, hay historias preciosas para educar en sexualidad. La misma narración sobre el nacimiento del niño Dios, por ejemplo, es ideal para transmitir a los más pequeños lo que deben aprender a temprana edad.
Lo primero es aprovechar una festividad como la Navidad para explicar que el nacimiento de Jesús es también para celebrar el nacimiento de cada niño, niña y niñe, porque todos somos únicos e irrepetibles. Además todos somos tan valiosos como para que tres sabios, venidos de oriente, lleguen a ofrecernos regalos.
Recuerde que hablar de sexualidad es mucho más que hablar de sexo. Durante la infancia, lo que buscamos es ayudar a esas personitas en formación a que construyan una autoestima fuerte. Les decimos a niños, niñas y niñes que su voz será escuchada. Tanto como la voz del niño Jesús en el templo, cuando se perdió y luego lo encontraron sentado en medio de los maestros que se quedaron sorprendidos por su inteligencia.
Desde la información científica a la que debemos ceñirnos los educadores sexuales, no nos referiremos a que Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo. Ahí sí tendríamos que hacer la aclaración de que eso es un acto de fe. Ocurre lo mismo que cuando les hablamos de que la cigüeña trae a los niños de París. Para los niños es obvio que no es cierto y que se está evadiendo una respuesta real, por lo que el mensaje que mandamos es: “De eso no se habla”. Mejor les explicamos qué es un acto de fe.
Cuando los niños son muy pequeños no es necesario hablar de relaciones sexuales. Ellos sólo quieren saber ¿cómo nacen los bebés? La respuesta es muy fácil: de la panza de su mamá. ¿Y qué creen? Jesús también nació de María. Así que podemos aprovechar la imagen de María embarazada que dará a luz a su bebé en Belén y lo colocará en un pesebre. La historia de María y José es muy buena para hablar de “familias diversas”, porque José era el padre adoptivo de Jesús.
Ahora bien, si los niños son muy insistentes y preguntan y preguntan: ¿quién puso el bebé dentro de María? No debemos contestar que fue el Espíritu Santo. La respuesta de oro es preguntarle a ese pequeño: ¿tú qué sabes? o ¿tú qué crees?
Cuando un niño está muy insistente es porque seguro ya vio o ya escuchó algo. Incluso pudo haber presenciado que su papá y su mamá tuvieron relaciones sexuales. ¡Ah! porque eso, claro, que pasa. A veces, los papás no cierran la puerta de la habitación conyugal o piensan que sus hijos ya están dormidos y no es así.
Los educadores sexuales debemos preguntarle a un niño, que se muestra muy insistente sobre ese tema, qué es lo que sabe. Incluso para detectar posibles situaciones de abuso sexual infantil.
Siempre hay que comentarles que el amor, el cariño y el afecto entre adultos (recalcar la adultez) se da cuando las parejas se abrazan, se besan o acercan mucho sus cuerpos. Además de insistir, y no dejar de alertar, en que son expresiones del amor adulto, por lo que si alguien mayor le pide a un niño expresarle cariño como lo hacen los adultos, debe denunciarlo.
Para evitar embarazo adolescente sí habrá que hablar de relaciones sexuales y de intimidad, pero esa es una lección para adolescentes. Así que no se asuste. Ni en preescolar ni en primaria baja se hablará de coito con los niños. Sin embargo, hay que mentalizarse porque es una clase que, más temprano que tarde, deberá darse.
Calma. El papa Francisco ya ha hablado también sobre ese tema en la Exhortación Apostólica Postsinodal “Amoris Laetitia” que publicó en 2016. “¿Quién es capaz de tomarse en serio a los jóvenes? ¿Quién les ayuda a prepararse en serio para un amor grande y generoso? Se toma demasiado a la ligera la educación sexual”, escribió.
En el capítulo titulado “Sí a la educación sexual”, anota: “Sin el pudor, podemos reducir el afecto y la sexualidad a obsesiones que nos concentran sólo en la genitalidad, en morbosidades que desfiguran nuestra capacidad de amar y en diversas formas de violencia sexual que nos llevan a ser tratados de modo inhumano o a dañar a otros”.
Esto es algo que reitero hasta el cansancio: Sexualidad es más que genitalidad. Así que no puedo más que estar de acuerdo con Jorge Mario Bergoglio.
*Educadora Sexual Infantil
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