/ viernes 2 de abril de 2021

Mi mamá y el sexo | ¿Hackers en mi vibrador?

Los smart sex toys o juguetes sexuales inteligentes son aquellos que se enganchan a tu celular, vía bluetooth, a través de ese mecanismo, también se conectan a internet. Así que los puedes controlar vía remota

El Internet de las Cosas llegó a las sex shops desde hace tiempo y ni cuenta te habías dado.

Los smart sex toys o juguetes sexuales inteligentes son aquellos que se enganchan a tu celular, vía bluetooth, a través de ese mecanismo, también se conectan a internet. Así que los puedes controlar vía remota, con una tecnología similar a la que usas en una videollamada.

Eso suena bastante bien, sobretodo si por la distancia y la cuarentena no puedes tener un encuentro piel a piel con tu pareja.

Si sabes prender tu celular, algo podrás intuir sobre cómo funcionan estos dispositivos eróticos. Seguro que también sospechas que todo aquello que tenga una conexión inalámbrica y un microchip puede ser hackeado. Los juguetes eróticos no son la excepción. Hay una agravante mayor. Tienen acceso a información sumamente íntima y sensible: tu sexualidad.

Hace tres años, un par de hackers se hicieron a la tarea de comprobarlo y lo demostraron durante la convención anual de hackers DEFCON, en Las Vegas. Su ponencia se llamaba “Hacking the Internet of Vibrating Things”, algo así como Interviniendo el Internet de las Cosas que Vibran.

Ana Cecilia Pérez Rosales y Juan Pablo Carsi, socios directores de Capa8, una firma especializada en seguridad digital, hacen una recomendación muy atinada y contundente al hablar de este tema. “Si vas a conectar juegos sexuales a tu celular —que estás en todo tu derecho—, debes tener la misma precaución que tienes cuando haces una transferencia bancaria desde ese dispositivo, porque el uso que le vas a dar es muy personal y muy privado. No quieres que caiga en manos equivocadas”, comenta Ana.

En otras palabras. En tu celular y en tu computadora tienes información sensible, entonces hay que blindarse con herramientas de ciberseguridad como un antivirus profesional. Tampoco debes bajar aplicaciones desconocidas, hay que tener cuidado con los enlaces que llegan por correo y no visitar páginas con riesgo de malware o software maligno.

Respira. No hay noticias recientes de que Pornhub esté transmitiendo virus cibernéticos. Aunque el año pasado, otra vez, hubo publicaciones sobre un supuesto robo de información en Tinder. En 2015, se difundió que Asley Madison, una app para “infieles”, fue hackeada y robaron la información de sus usuarios. Con esas experiencias, las aplicaciones han robustecido sus protocolos de seguridad y privacidad. Mucho más en tiempos de Covid-19, cuando algunas de esas ofertas debieron abrir funciones de videollamada para realizar citas “virtuales” y sobrellevar el confinamiento social.

Como dicen los expertos de Capa8, “no hay plataforma 100% segura”. Cuando utilices tecnología para potenciar tu vida erótica, ten claro que hay riesgos. Los mismos que cuando vas a una fiesta y un extraño te quiere ligar.

Digamos que ya estás decidido a comprar ese nuevo vibrador de OhMiBod que colocarás en la tanga de encaje negro que viene incluida y le darás el control a tu pareja, a través de la aplicación de celular que maneja esa marca. A pesar de que no pueden tener un encuentro físico, tu amante en la distancia podrá controlar los niveles de vibración que más te gustan. Lo primero que debes de saber es que ese dispositivo cuesta 10 mil pesos mexicanos y sólo se puede comprar en línea.

Hay muchos más productos en el mercado. Los vibradores de WeVibe van desde los mil hasta los 8 mil pesos, en plataformas como Amazon México. Aunque parece que el precio no ha sido un impedimento para que el mercado mundial de juguetes sexuales haya alcanzado un valor de 33 mil 640 millones de dólares, en 2020. Es mucho dinero, alrededor de 700 mil millones de pesos mexicanos, para dimensionarlo digamos que es cinco veces más que el presupuesto asignado al sector salud en México.

De acuerdo con el “Informe 2021-2028” del mercado global de juguetes sexuales, las estrategias de marketing para estos productos están cambiando. Ahora los fabricantes eliminaron “las imágenes pornográficas” y han buscado reposicionarse como dispositivos de “bienestar sexual”.

Sin embargo, aún faltan regulaciones de fabricación para este tipo de juguetes para adultos. Tantas que en algún momento deberá legislarse sobre sus garantías en ciberseguridad. Hoy, parece anecdótico que, en 2016, una mujer en Estados Unidos denunciara que era espiada por su “dildo inteligente” WeVibe. Demandó a la empresa canadiense Standard Innovation que entonces lo producía y comercializaba.

La compañía acordó pagar 3.75 millones de dólares para solucionar esa demanda en la que se alegaba que se ponía en riesgo información extremadamente confidencial, pues en aquel tiempo, la firma recolectaba los niveles de vibración más utilizados por los consumidores. Este litigio es la razón por la que la app de estos vibradores “destruye” la información cuando los usuarios cierran su sesión.

¿En qué acabó esa historia? El dinero se distribuyó entre quienes habían comprado el dispositivo y habían descargado la aplicación. En 2018, Standard Innovation se fusionó con la alemana WOW Tech Group que ahora tiene dos de las marcas más buscadas durante esta pandemia, los dildos WeVibe y los llamados succionadores de clítoris Womanizer.

Mis juguetes sexuales

Una cáscara de plátano. Así como lo lees. Después de todo lo escrito sobre estos avances tecnológicos en la industria del placer, espero que estés experimentando una tremenda carcajada al saber que no necesitas romper el cochinito ni comprometer tus ahorros para hacer más divertida y placentera tu vida erótica.

Comerse o no el plátano es opcional. Necesitas la cáscara. Puedes abrirla a la manera tradicional, como cuando deshojamos una flor, pero quizá es mejor cortar los extremos y luego hacer una abertura a lo largo para que quede una especie de canoa que envuelva al pene.

La cáscara se puede calentar en el microondas, solo por unos segundos, para que los dulzores afrutados hagan de afrodisíacos. Además de que una textura templada es más cercana a la temperatura de la piel. La miel del fruto hará las veces de lubricante.

Para las mujeres, hay que abrir completamente la cáscara para frotar la vulva. La fricción sobre los labios vaginales y el clítoris será suave y con lubricación natural. Esta recomendación orgánica y amigable con el medio ambiente, la escuché de Edelmira Cárdenas, en su curso “Juguetes Sexuales: el placer de los sentidos”, disponible en la página de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, de manera gratuita.

El Internet de las Cosas llegó a las sex shops desde hace tiempo y ni cuenta te habías dado.

Los smart sex toys o juguetes sexuales inteligentes son aquellos que se enganchan a tu celular, vía bluetooth, a través de ese mecanismo, también se conectan a internet. Así que los puedes controlar vía remota, con una tecnología similar a la que usas en una videollamada.

Eso suena bastante bien, sobretodo si por la distancia y la cuarentena no puedes tener un encuentro piel a piel con tu pareja.

Si sabes prender tu celular, algo podrás intuir sobre cómo funcionan estos dispositivos eróticos. Seguro que también sospechas que todo aquello que tenga una conexión inalámbrica y un microchip puede ser hackeado. Los juguetes eróticos no son la excepción. Hay una agravante mayor. Tienen acceso a información sumamente íntima y sensible: tu sexualidad.

Hace tres años, un par de hackers se hicieron a la tarea de comprobarlo y lo demostraron durante la convención anual de hackers DEFCON, en Las Vegas. Su ponencia se llamaba “Hacking the Internet of Vibrating Things”, algo así como Interviniendo el Internet de las Cosas que Vibran.

Ana Cecilia Pérez Rosales y Juan Pablo Carsi, socios directores de Capa8, una firma especializada en seguridad digital, hacen una recomendación muy atinada y contundente al hablar de este tema. “Si vas a conectar juegos sexuales a tu celular —que estás en todo tu derecho—, debes tener la misma precaución que tienes cuando haces una transferencia bancaria desde ese dispositivo, porque el uso que le vas a dar es muy personal y muy privado. No quieres que caiga en manos equivocadas”, comenta Ana.

En otras palabras. En tu celular y en tu computadora tienes información sensible, entonces hay que blindarse con herramientas de ciberseguridad como un antivirus profesional. Tampoco debes bajar aplicaciones desconocidas, hay que tener cuidado con los enlaces que llegan por correo y no visitar páginas con riesgo de malware o software maligno.

Respira. No hay noticias recientes de que Pornhub esté transmitiendo virus cibernéticos. Aunque el año pasado, otra vez, hubo publicaciones sobre un supuesto robo de información en Tinder. En 2015, se difundió que Asley Madison, una app para “infieles”, fue hackeada y robaron la información de sus usuarios. Con esas experiencias, las aplicaciones han robustecido sus protocolos de seguridad y privacidad. Mucho más en tiempos de Covid-19, cuando algunas de esas ofertas debieron abrir funciones de videollamada para realizar citas “virtuales” y sobrellevar el confinamiento social.

Como dicen los expertos de Capa8, “no hay plataforma 100% segura”. Cuando utilices tecnología para potenciar tu vida erótica, ten claro que hay riesgos. Los mismos que cuando vas a una fiesta y un extraño te quiere ligar.

Digamos que ya estás decidido a comprar ese nuevo vibrador de OhMiBod que colocarás en la tanga de encaje negro que viene incluida y le darás el control a tu pareja, a través de la aplicación de celular que maneja esa marca. A pesar de que no pueden tener un encuentro físico, tu amante en la distancia podrá controlar los niveles de vibración que más te gustan. Lo primero que debes de saber es que ese dispositivo cuesta 10 mil pesos mexicanos y sólo se puede comprar en línea.

Hay muchos más productos en el mercado. Los vibradores de WeVibe van desde los mil hasta los 8 mil pesos, en plataformas como Amazon México. Aunque parece que el precio no ha sido un impedimento para que el mercado mundial de juguetes sexuales haya alcanzado un valor de 33 mil 640 millones de dólares, en 2020. Es mucho dinero, alrededor de 700 mil millones de pesos mexicanos, para dimensionarlo digamos que es cinco veces más que el presupuesto asignado al sector salud en México.

De acuerdo con el “Informe 2021-2028” del mercado global de juguetes sexuales, las estrategias de marketing para estos productos están cambiando. Ahora los fabricantes eliminaron “las imágenes pornográficas” y han buscado reposicionarse como dispositivos de “bienestar sexual”.

Sin embargo, aún faltan regulaciones de fabricación para este tipo de juguetes para adultos. Tantas que en algún momento deberá legislarse sobre sus garantías en ciberseguridad. Hoy, parece anecdótico que, en 2016, una mujer en Estados Unidos denunciara que era espiada por su “dildo inteligente” WeVibe. Demandó a la empresa canadiense Standard Innovation que entonces lo producía y comercializaba.

La compañía acordó pagar 3.75 millones de dólares para solucionar esa demanda en la que se alegaba que se ponía en riesgo información extremadamente confidencial, pues en aquel tiempo, la firma recolectaba los niveles de vibración más utilizados por los consumidores. Este litigio es la razón por la que la app de estos vibradores “destruye” la información cuando los usuarios cierran su sesión.

¿En qué acabó esa historia? El dinero se distribuyó entre quienes habían comprado el dispositivo y habían descargado la aplicación. En 2018, Standard Innovation se fusionó con la alemana WOW Tech Group que ahora tiene dos de las marcas más buscadas durante esta pandemia, los dildos WeVibe y los llamados succionadores de clítoris Womanizer.

Mis juguetes sexuales

Una cáscara de plátano. Así como lo lees. Después de todo lo escrito sobre estos avances tecnológicos en la industria del placer, espero que estés experimentando una tremenda carcajada al saber que no necesitas romper el cochinito ni comprometer tus ahorros para hacer más divertida y placentera tu vida erótica.

Comerse o no el plátano es opcional. Necesitas la cáscara. Puedes abrirla a la manera tradicional, como cuando deshojamos una flor, pero quizá es mejor cortar los extremos y luego hacer una abertura a lo largo para que quede una especie de canoa que envuelva al pene.

La cáscara se puede calentar en el microondas, solo por unos segundos, para que los dulzores afrutados hagan de afrodisíacos. Además de que una textura templada es más cercana a la temperatura de la piel. La miel del fruto hará las veces de lubricante.

Para las mujeres, hay que abrir completamente la cáscara para frotar la vulva. La fricción sobre los labios vaginales y el clítoris será suave y con lubricación natural. Esta recomendación orgánica y amigable con el medio ambiente, la escuché de Edelmira Cárdenas, en su curso “Juguetes Sexuales: el placer de los sentidos”, disponible en la página de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, de manera gratuita.

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