/ viernes 1 de octubre de 2021

Mi mamá y el sexo | Perreo o twerking en Tik Tok

Usar una palabra o la otra da igual, porque tienen igual significado y cuando se trata de los retos virales en Tik Tok implica los mismos movimientos de cadera y de glúteos

¿Sabía que hay tutoriales en YouTube para aprender a perrear? Comencé a ver algunos. No tanto para aprender, aunque debo advertir que es bastante fácil. Además, me di cuenta de otra cosa: Al pobre perreo le pasa como a todo aquello que está vinculado con la sexualidad, se le etiqueta de sucio, tabú o prohibido. ¿Sí o no?

A poco no les ha pasado que con la frase: ¡Estoy perreando!, no faltará el que tache a este baile como vulgar e incluso habrá quien lo refiera como una práctica para putas —con toda la carga despectiva de género que esa palabra conlleva—. Ah, pero qué tal si decimos: ¡Estoy haciendo twerking! Y si podemos pronunciarlo bien, uff, hasta suena con mucha categoría.

Usar una palabra o la otra da igual, porque tienen igual significado y cuando se trata de los retos virales en Tik Tok implica los mismos movimientos de cadera y de glúteos, es decir, de nalgas. Si la palabra le suena muy fuerte, pues, diga "pompis", pero lo que verá será en súper acercamiento a un trasero (por lo general femenino) con movimientos que podrían evocar una relación sexual.

Cuando vemos los tutoriales y escuchamos la explicación de que algunos pasos se generan a partir de la posición de las rodillas, siguiendo tiempos y con algunas transiciones para evitar que se vean robotizados, entonces se desvanecen muchas de las fantasías sexosas.

Ver estos tutoriales me recordó el eterno conflicto de las bailarinas que practican belly dance, pues es otra práctica dancística que también tiene alta carga sexual. Tanto mujeres como hombres, que entrenan para lograr la perfección en el llamado baile del vientre, saben que es una extraordinaria ejercitación para lograr control muscular. Sin embargo, el espectador solo verá velos vaporosos y brasieres de lentejuelas.

Al pole dance, también conocido como "tubo", le pasa algo similar. Se trata de acrobacias que requieren tremenda disciplina física y fortaleza muscular, pero en el imaginario colectivo la referencia es a antros y a encuentros sexuales furtivos.

Existen todos esos bailes. Se viralizan en redes sociales, porque somos morbosos. ¡Aceptémoslo! Así que solo tenemos de dos sopas: Educamos a nuestros adolescentes en sexualidad saludable para que sepan cómo actuar cuando las redes sociales los bombardean 24x7 con estas imágenes o nos vamos a vivir al Tibet con todo y chamacos.

Para los que no tenemos el presupuesto para esa experiencia de aislamiento en las montañas y ya vimos las historias de padres y de madres que han descubierto a sus hijas adolescentes publicando videos perreando, conviene anotar algunas recomendaciones.

Haga como Erika Buenfil y aparezca en TikTok con sus hij@s haciendo retos divertidos. Todos podemos entrarle al juego de bailar estilo twerking, pero cambiando el contexto negativo y quizá hacerlo cómico y jocoso. Sus adolescentes lo que quieren es ganar "likes" y "views".

En marzo pasado, se viralizó el regaño de un padre a su hija por perrear en Tik Tok. Así como lo lee. Quizá pocos vieron a la niña realizando el reto de twerking, pero la regañiza que le puso su papá fue tendencia en redes.

''Este video lo estoy grabando para pedir una disculpa a mis familiares y amigos por las fotos y videos que he estado subiendo, en los que me denigro. Esto lo hago con toda vergüenza porque no es la educación que mis padres me enseñaron'', explicaba la chica.

Desde que vi cómo ese avergonzado padre humillaba a su hija en redes sociales, pensé en escribir este texto, pues, la falta de educación sexual es la única responsable de todo el incidente. Se trata de un padre sin herramientas para orientar a su hija y de una niña que solo recibe información en sexualidad de Tik Tok.

Cuando el papá tomó la palabra en el video fue sólo para evidenciar la mucha carga negativa de género con la que él fue socializado al referirse a que este tipo bailes eran exclusivos del sexoservicio, machacando la eterna dicotomía a la que debemos enfrentarnos las mujeres: santas o putas.

“¿Por qué haces ese tipo de cosas?, ¿eso eres tú?, ¿esos videos te representan en algo?, ¿tú eres eso? Tú eres una niña de casa, eres una niña que estudia y va bien en la escuela, tú no tienes por qué estar enseñando las nalgas, las nalgas las enseñan las put*s, hija, y tú no eres eso”, es lo que dice el señor en un video aún activo en las redes con el hashtag #valmed0.

Cabe mencionar que si hubiera sido varón el hijo que perreaba, tal vez el papá hasta lo habría felicitado. Ese es otro tema.

Si busca el video que le cuento, además de la regañiza podrá ver otros tantos videos haciendo mofa y escarnio de padre e hija. Algo que es lamentable y que pudo evitarse con algunas clases de educación sexual integral que, vale la pena mencionar, también incluyen información sobre el uso responsable de las redes sociales.

Ya que no podemos sustraernos de Tik Tok, Facebook, YouTube y otros demonios, mejor aprendamos a vivir con ellos. Las redes sociales son como una Caja de Pandora y para quienes estén familiarizados con ese mito griego, sabrán que al abrirla se liberaban todos los males del mundo.

Sin embargo, esa caja también resguardaba, en una esquinita, a la esperanza. Los contenidos que viven en redes sociales tienen altas cargas sexosas, pues incluso hay quienes ofertan servicios eróticos. Pero en redes también hay algunos educadores sexuales que tienen precisamente ese espíritu esperanzador de ofrecer información veraz, científica y actualizada sobre sexualidad saludable.

*Delia Angélica Ortiz es educadora sexual. @mimamayelsekso

¿Sabía que hay tutoriales en YouTube para aprender a perrear? Comencé a ver algunos. No tanto para aprender, aunque debo advertir que es bastante fácil. Además, me di cuenta de otra cosa: Al pobre perreo le pasa como a todo aquello que está vinculado con la sexualidad, se le etiqueta de sucio, tabú o prohibido. ¿Sí o no?

A poco no les ha pasado que con la frase: ¡Estoy perreando!, no faltará el que tache a este baile como vulgar e incluso habrá quien lo refiera como una práctica para putas —con toda la carga despectiva de género que esa palabra conlleva—. Ah, pero qué tal si decimos: ¡Estoy haciendo twerking! Y si podemos pronunciarlo bien, uff, hasta suena con mucha categoría.

Usar una palabra o la otra da igual, porque tienen igual significado y cuando se trata de los retos virales en Tik Tok implica los mismos movimientos de cadera y de glúteos, es decir, de nalgas. Si la palabra le suena muy fuerte, pues, diga "pompis", pero lo que verá será en súper acercamiento a un trasero (por lo general femenino) con movimientos que podrían evocar una relación sexual.

Cuando vemos los tutoriales y escuchamos la explicación de que algunos pasos se generan a partir de la posición de las rodillas, siguiendo tiempos y con algunas transiciones para evitar que se vean robotizados, entonces se desvanecen muchas de las fantasías sexosas.

Ver estos tutoriales me recordó el eterno conflicto de las bailarinas que practican belly dance, pues es otra práctica dancística que también tiene alta carga sexual. Tanto mujeres como hombres, que entrenan para lograr la perfección en el llamado baile del vientre, saben que es una extraordinaria ejercitación para lograr control muscular. Sin embargo, el espectador solo verá velos vaporosos y brasieres de lentejuelas.

Al pole dance, también conocido como "tubo", le pasa algo similar. Se trata de acrobacias que requieren tremenda disciplina física y fortaleza muscular, pero en el imaginario colectivo la referencia es a antros y a encuentros sexuales furtivos.

Existen todos esos bailes. Se viralizan en redes sociales, porque somos morbosos. ¡Aceptémoslo! Así que solo tenemos de dos sopas: Educamos a nuestros adolescentes en sexualidad saludable para que sepan cómo actuar cuando las redes sociales los bombardean 24x7 con estas imágenes o nos vamos a vivir al Tibet con todo y chamacos.

Para los que no tenemos el presupuesto para esa experiencia de aislamiento en las montañas y ya vimos las historias de padres y de madres que han descubierto a sus hijas adolescentes publicando videos perreando, conviene anotar algunas recomendaciones.

Haga como Erika Buenfil y aparezca en TikTok con sus hij@s haciendo retos divertidos. Todos podemos entrarle al juego de bailar estilo twerking, pero cambiando el contexto negativo y quizá hacerlo cómico y jocoso. Sus adolescentes lo que quieren es ganar "likes" y "views".

En marzo pasado, se viralizó el regaño de un padre a su hija por perrear en Tik Tok. Así como lo lee. Quizá pocos vieron a la niña realizando el reto de twerking, pero la regañiza que le puso su papá fue tendencia en redes.

''Este video lo estoy grabando para pedir una disculpa a mis familiares y amigos por las fotos y videos que he estado subiendo, en los que me denigro. Esto lo hago con toda vergüenza porque no es la educación que mis padres me enseñaron'', explicaba la chica.

Desde que vi cómo ese avergonzado padre humillaba a su hija en redes sociales, pensé en escribir este texto, pues, la falta de educación sexual es la única responsable de todo el incidente. Se trata de un padre sin herramientas para orientar a su hija y de una niña que solo recibe información en sexualidad de Tik Tok.

Cuando el papá tomó la palabra en el video fue sólo para evidenciar la mucha carga negativa de género con la que él fue socializado al referirse a que este tipo bailes eran exclusivos del sexoservicio, machacando la eterna dicotomía a la que debemos enfrentarnos las mujeres: santas o putas.

“¿Por qué haces ese tipo de cosas?, ¿eso eres tú?, ¿esos videos te representan en algo?, ¿tú eres eso? Tú eres una niña de casa, eres una niña que estudia y va bien en la escuela, tú no tienes por qué estar enseñando las nalgas, las nalgas las enseñan las put*s, hija, y tú no eres eso”, es lo que dice el señor en un video aún activo en las redes con el hashtag #valmed0.

Cabe mencionar que si hubiera sido varón el hijo que perreaba, tal vez el papá hasta lo habría felicitado. Ese es otro tema.

Si busca el video que le cuento, además de la regañiza podrá ver otros tantos videos haciendo mofa y escarnio de padre e hija. Algo que es lamentable y que pudo evitarse con algunas clases de educación sexual integral que, vale la pena mencionar, también incluyen información sobre el uso responsable de las redes sociales.

Ya que no podemos sustraernos de Tik Tok, Facebook, YouTube y otros demonios, mejor aprendamos a vivir con ellos. Las redes sociales son como una Caja de Pandora y para quienes estén familiarizados con ese mito griego, sabrán que al abrirla se liberaban todos los males del mundo.

Sin embargo, esa caja también resguardaba, en una esquinita, a la esperanza. Los contenidos que viven en redes sociales tienen altas cargas sexosas, pues incluso hay quienes ofertan servicios eróticos. Pero en redes también hay algunos educadores sexuales que tienen precisamente ese espíritu esperanzador de ofrecer información veraz, científica y actualizada sobre sexualidad saludable.

*Delia Angélica Ortiz es educadora sexual. @mimamayelsekso

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