La viruela, una enfermedad erradicada en los años 80, está causando alerta en distintos países por un brote de la conocida como viruela del mono, pero la historia de este virus en México es mucho más antigua y aquí te la explicamos.
Una enfermedad que se remonta a la época prehispánica con la población mexica, se conocía como hueyzahuatl, del náhuatl que significa “la lepra grande” o “de granos mayores” y llegó en el momento más complicado.
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Durante la batalla para defender el imperio mexica de los españoles fue como empezó la propagación de la viruela, causando graves contagios y la muerte de muchos nativos.
Esta enfermedad se esparció rápidamente y terminó con aproximadamente la mitad de la población, porque era algo desconocido. Los españoles llegaron a esas tierras portando virus que no tenían cura y que incluso eran un enigma para ellos.
En 1912 se instala en Mérida, Yucatán, un laboratorio oficial para producir linfa vacunal bovina, que junto con el sistema de inoculación, permitió la eliminación de la viruela en el país.
El virus continuó en México a través de los años, hasta que en la primera mitad de 1951 se dio a conocer el último caso de esta enfermedad.
A pesar de ello, la Secretaría de Salud decidió continuar con las vacunaciones en recién nacidos, niños de entre seis y 12 años y jóvenes de entre 18 y 20 años para reforzar la inmunización.
Con la llegada de los Juegos Olímpicos de 1968 que se llevarían a cabo en México, la campaña de vacunación se tuvo que reforzar, ya que muchos turistas y atletas de distintos países entrarían al país, logrando así un avance en la eliminación del virus en la población.
Para el año de 1970 se suspendió la aplicación de la vacuna, lo que generó controversia por el temor de un posible rebrote y que nuevos casos aparecieran, sin embargo, al haber pasado más de 20 años sin contagios, la decisión se mantuvo.
Pese a lo anterior, la fabricación del medicamento contra la viruela continuó, incluso, algunos estados de la República siguieron con la vacunación a pesar de que fue interrumpida.
Finalmente, para el año de 1982 al seguir las indicaciones del doctor Isao Arita, jefe de la Unidad de Erradicación de la Viruela de la OMS, se destruyeron las reservas de la vacuna en México.
Es decir, el país no cuenta con reservas de esta vacuna porque al conservarlas, accidentalmente podría escaparse el virus y volver al alcance de la población. Son medidas de seguridad impuestas por la OMS y es recomendable seguirlas.
Las únicas sedes que todavía conservan muestras son los Centros de Control de Enfermedades (CDC) en Atlanta, Estados Unidos, y el Vector Lab, en Siberia, Rusia.