/ viernes 25 de febrero de 2022

Viven pandemia emocional en los consultorios privados

Al afectarse la socialización de los adolescentes, se incrementaron principalmente cuadros de depresión, ansiedad e intentos suicidas

|| Esta investigación se realizó como parte del Programa Piloto de Apoyo al Periodismo de Investigación en México de la Unesco ||


Los mensajes llegaban de madrugada al celular de la psicóloga María del Carmen Espinoza de los Monteros. “Ya no puedo, ya no aguanto, ya no sé qué hacer con mi vida”, eran las frases de los remitentes.

Provenían de adolescentes, sus pacientes, quienes durante la pandemia de Covid-19 habían protagonizado intentos reales de suicidio. Al amanecer veía los mensajes con la llamada inmediata a los familiares del menor. Tiempos de alerta permanente.

Te puede interesar: La tarea pendiente de la pandemia: la salud emocional de los infantes y adolescentes en México

Ella, como otros de sus colegas, fue testigo de una pandemia invisible que comenzó a llegar a sus consultorios.

“De cada 10 niños que yo recibía en un mes, yo llegaba a tener niños con ansiedad en dos o tres, por cuestiones de divorcio, problemas en la escuela o bullying. Ahora el 90% de los niños que tengo en terapia están con ansiedad o depresión”, indica la psicóloga egresada de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y especialista en tanatología.

Durante una entrevista, realizada a finales de 2021, refería que durante la pandemia no había conocido infantes con intentos suicidas, pero sí niños y niñas con pensamientos de muerte.

Y los pacientes adolescentes presentaban más secuelas.

“En el caso de los adolescentes, antes tenía jóvenes que venían por orientación vocacional, bullying, problemas de ansiedad, depresión, conflictos en la familia. El 50% o 60% estaban en problemas emocionales.

“Ahora uno de cada 10 viene por un tema diferente que no sea emocional”, indica. Al momento de la entrevista señaló que tenía en tratamiento a tres adolescentes con intentos reales de suicidio.

Antes de la pandemia, en adolescentes, no había atendido ningún caso de intento real de suicidio.

La ansiedad juvenil no llegaba sola. Venía acompañada de pensamientos suicidas y las autolesiones conocidas como cutting, además de cambios drásticos en la personalidad de los adolescentes, a quienes la pandemia encontró en la búsqueda de su propia identidad.

“Los que tienen ansiedad casi todos han tenido pensamientos suicidas, casi todos han practicado el cutting, esa es la tendencia, y muchos han cambiado drásticamente su forma de vestir, su corte de cabello y han tenido conflictos de querer salirse de casa de formas muy peligrosas, con personas que conocen por internet porque ya están desesperados”, explica la psicóloga en uno de los momentos más complejos de la pandemia.

Espinoza señala que el cutting tiene dos niveles. En el primero se rasgan la piel en la búsqueda de sentir, sin cortarse profundamente.

“Se agobian con tantas emociones como tristeza, miedo, depresión, que llega un momento en que ya no quieren sentir, porque el mundo les dice: ya deja de sentir eso, entonces se quitan todas esas sensaciones, ya no quieren sentirlas y se sienten vacíos.

“Entonces es cómo recuperar y decir: quiero sentir algo por lo menos físico, y por eso se cortan, pero saben hasta dónde se cortan, son rayas, cuyas cicatrices en una semana se van a quitar”, puntualiza. Cuando ocurre es común que los adolescentes usen ropa holgada o mangas largas.

En el segundo nivel del cutting existe el riesgo de una autolesión más fuerte, la cual va relacionada con la pérdida del sentido de la vida.

Espinoza advierte que las causas del incremento en estos trastornos emocionales se encuentran en la estela de sensaciones y emociones no resueltas durante la pandemia como el aislamiento, aburrimiento, miedo, enojo y frustración escolar, pero también impacta la interacción de adolescentes con el mundo virtual, donde crueldad y violencia son normalizadas.

“De seis (jóvenes) que he trabajado con intentos de suicidio, cinco tienen una afición tremenda por el internet, una obsesión por todos los programas japoneses, series, donde hay mucha violencia, videojuegos cargados de violencia.

“Todas las series japonesas que ven son demasiado crueles, y donde ven al suicidio muy real, donde se ven como se cortan con un cuchillo el cuello, se ahorcan, imagínate qué impresión que ellos lo ven como dibujitos”, expresa.

Espinoza percibe que en las series orientales como los animes, existen mensajes que refieren valores humanos, pero también sacrificios o contenidos vinculados a la muerte. Las terapias en su consultorio han cambiado.

CAMBIOS DRAMÁTICOS

El neuropsiquiatra por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Edilberto Peña de León, coincide en que las secuelas emocionales de la contingencia sanitaria han sido mayores para los adolescentes.

Explica que para los menores de 6 a 12 años las consecuencias son el no desarrollo adecuado de capacidades intelectuales y problemas para socializar.

El especialista advierte que en el segmento poblacional de 12 a 17 años los cambios fueron muy dramáticos.

Y es que al afectarse la socialización de los adolescentes, se incrementaron principalmente cuadros de depresión, ansiedad e intentos suicidas.

Aclara que al inicio de la pandemia existió una buena respuesta de los adolescentes mexicanos, sin embargo, a partir del último trimestre de 2020 y primero de 2021 explotaron las necesidades de atención psicológica y psiquiátrica en este grupo poblacional.

“Sus mecanismos de defensa y capacidades adaptativas comenzaron a flaquear”, indica Peña de León en una entrevista efectuada en los últimos meses de 2021.

Los altibajos de la pandemia también los impactaron. Después de la tercera ola de Covid-19 hubo oportunidad para socializar, pero entonces los adolescentes agregaron otro motivo de ansiedad: el miedo a contagiarse.

Adicionalmente, señala el especialista, desde el inicio de la pandemia los adolescentes mexicanos vivieron trastornos del sueño muy prevalentes y atrasos escolares.

“Podríamos hablar (de) casi un 60%, en algunas muestras hasta un 70% cambiaron sus patrones de sueño porque los horarios y traslados eran diferentes”.

Peña de León explica que los adolescentes resintieron con más fuerza el impacto emocional de la contingencia sanitaria, porque más de la mitad de las patologías del área de la salud mental se inician en esta etapa de la vida. Son edades frágiles.

En el consultorio de la psicoterapeuta, Fátima Ramírez Jiménez, se vivió un aumento de ideas suicidas, problemas por bullying y trastornos alimenticios relacionados con modelos digitales, así como crisis de ansiedad y pánico.

“Ocho de cada 10 pacientes menores de edad que tuve sí tuvieron ideas suicidas. Hay que tomarlo en cuenta cuando lo dicen y no minimizarlo”, apunta.

Advierte que los problemas en los menores de edad, suelen ser síntomas del entorno familiar.

Durante la pandemia, las secuelas también derivan de la falta de eventos sociales que ayudan a vivir las emociones.

“No hubo rituales psicológicos como los funerales o culminación de clases”, refiere.

La especialista también confirma que los adolescentes son quienes vivieron la pandemia como una crisis adicional a su etapa de vida.

“Los niños suelen ser más resilientes, mientras que por el sistema de pensamiento de los adolescentes, vivieron la pandemia como una crisis más, lo que les llevó a tener más afectaciones, aunado al temperamento del adolescente”, puntualiza.

Por género refiere que los hombres tienen más incidencia de problemas psicológicos, sin embargo, quienes más acuden a consultas son las mujeres, pues aún priva una cultura machista entre los varones de no pedir ayuda.

La maestra en Psicoterapia Gestalt, Montserrat Rodríguez Ramallal, explica que los adolescentes también presentan síntomas de burnout, trastorno de estrés laboral que trae cansancio excesivo, cuando ni siquiera han empezado a trabajar.

Y la ansiedad y depresión en adolescentes, apunta, deriva en consecuencias físicas como gastritis, colitis nerviosa y autolesiones. “Es una bomba de tiempo”, dijo, al referirse a prácticas como el cutting.

CIFRAS CONTRASTANTES

Durante las distintas etapas de la pandemia, la atención del sector público en materia de salud mental también ha sido impactada, pues se advierten cifras contradictorias.

Un ejemplo es el Estado de México, donde bajaron las consultas por depresión y ansiedad en menores de 17 años, sin embargo, aumentó la incidencia de suicidios en ese rango de edad.

De acuerdo con la solicitud de información pública de folio 00697/ISSEMYM/IP/2021, presentada ante el Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM), las consultas por distintos tipos de depresión, ansiedad y pánico, en pacientes de 5 a 19 años, bajaron entre 2019 y los dos siguientes años de pandemia.

En 2019, el total de consultas de este tipo ascendieron a 3 mil 415. Y en el periodo de marzo de 2020 a agosto de 2021 se habían otorgado 2 mil 620.

A su vez, el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), vía la solicitud de información pública 00580/ISEM/IP/2021, confirmó la misma tendencia a la baja.

En 2019 registró 2 mil 441 consultas por distintos tipos de depresión en el rango de 2 a 14 años. Cifra que bajó a la mitad en 2020, cuando en el mismo rubro se otorgaron mil 229 atenciones. Y entre enero y agosto de 2021 se habían ofrecido mil 554 consultas.

No obstante, en respuesta a la petición de información pública 00583/ISEM/IP/2021, se indica que durante 2019 ocurrieron 82 suicidios de menores entre 6 y 17 años. Cifra que en 2020 se elevó a 122, lo cual representó un aumento del 48.7%.

Y entre el primero de enero y 15 de septiembre de 2021 se habían registrado 65 suicidios en este rango de edad.

“Comparado de 2019 a 2020, los cambios no son muy importantes, por lo menos en demanda de atención, por esto del confinamiento que la gente dejó de acudir a la atención médica-psiquiátrica”, refiere Paulina Vázquez Jaime, enlace de la Dirección General de los Servicios de Atención Psiquiátrica (SAP) de la Secretaría federal de Salud, quien también percibe ese mismo comportamiento en cifras de su dependencia, respecto a consultas otorgadas.

Sin embargo, en 2021 se advertía un aumento en la demanda de atenciones, aunque el corte final de cifras aún no se había emitido.

|| Esta investigación se realizó como parte del Programa Piloto de Apoyo al Periodismo de Investigación en México de la Unesco ||


Los mensajes llegaban de madrugada al celular de la psicóloga María del Carmen Espinoza de los Monteros. “Ya no puedo, ya no aguanto, ya no sé qué hacer con mi vida”, eran las frases de los remitentes.

Provenían de adolescentes, sus pacientes, quienes durante la pandemia de Covid-19 habían protagonizado intentos reales de suicidio. Al amanecer veía los mensajes con la llamada inmediata a los familiares del menor. Tiempos de alerta permanente.

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Ella, como otros de sus colegas, fue testigo de una pandemia invisible que comenzó a llegar a sus consultorios.

“De cada 10 niños que yo recibía en un mes, yo llegaba a tener niños con ansiedad en dos o tres, por cuestiones de divorcio, problemas en la escuela o bullying. Ahora el 90% de los niños que tengo en terapia están con ansiedad o depresión”, indica la psicóloga egresada de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y especialista en tanatología.

Durante una entrevista, realizada a finales de 2021, refería que durante la pandemia no había conocido infantes con intentos suicidas, pero sí niños y niñas con pensamientos de muerte.

Y los pacientes adolescentes presentaban más secuelas.

“En el caso de los adolescentes, antes tenía jóvenes que venían por orientación vocacional, bullying, problemas de ansiedad, depresión, conflictos en la familia. El 50% o 60% estaban en problemas emocionales.

“Ahora uno de cada 10 viene por un tema diferente que no sea emocional”, indica. Al momento de la entrevista señaló que tenía en tratamiento a tres adolescentes con intentos reales de suicidio.

Antes de la pandemia, en adolescentes, no había atendido ningún caso de intento real de suicidio.

La ansiedad juvenil no llegaba sola. Venía acompañada de pensamientos suicidas y las autolesiones conocidas como cutting, además de cambios drásticos en la personalidad de los adolescentes, a quienes la pandemia encontró en la búsqueda de su propia identidad.

“Los que tienen ansiedad casi todos han tenido pensamientos suicidas, casi todos han practicado el cutting, esa es la tendencia, y muchos han cambiado drásticamente su forma de vestir, su corte de cabello y han tenido conflictos de querer salirse de casa de formas muy peligrosas, con personas que conocen por internet porque ya están desesperados”, explica la psicóloga en uno de los momentos más complejos de la pandemia.

Espinoza señala que el cutting tiene dos niveles. En el primero se rasgan la piel en la búsqueda de sentir, sin cortarse profundamente.

“Se agobian con tantas emociones como tristeza, miedo, depresión, que llega un momento en que ya no quieren sentir, porque el mundo les dice: ya deja de sentir eso, entonces se quitan todas esas sensaciones, ya no quieren sentirlas y se sienten vacíos.

“Entonces es cómo recuperar y decir: quiero sentir algo por lo menos físico, y por eso se cortan, pero saben hasta dónde se cortan, son rayas, cuyas cicatrices en una semana se van a quitar”, puntualiza. Cuando ocurre es común que los adolescentes usen ropa holgada o mangas largas.

En el segundo nivel del cutting existe el riesgo de una autolesión más fuerte, la cual va relacionada con la pérdida del sentido de la vida.

Espinoza advierte que las causas del incremento en estos trastornos emocionales se encuentran en la estela de sensaciones y emociones no resueltas durante la pandemia como el aislamiento, aburrimiento, miedo, enojo y frustración escolar, pero también impacta la interacción de adolescentes con el mundo virtual, donde crueldad y violencia son normalizadas.

“De seis (jóvenes) que he trabajado con intentos de suicidio, cinco tienen una afición tremenda por el internet, una obsesión por todos los programas japoneses, series, donde hay mucha violencia, videojuegos cargados de violencia.

“Todas las series japonesas que ven son demasiado crueles, y donde ven al suicidio muy real, donde se ven como se cortan con un cuchillo el cuello, se ahorcan, imagínate qué impresión que ellos lo ven como dibujitos”, expresa.

Espinoza percibe que en las series orientales como los animes, existen mensajes que refieren valores humanos, pero también sacrificios o contenidos vinculados a la muerte. Las terapias en su consultorio han cambiado.

CAMBIOS DRAMÁTICOS

El neuropsiquiatra por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Edilberto Peña de León, coincide en que las secuelas emocionales de la contingencia sanitaria han sido mayores para los adolescentes.

Explica que para los menores de 6 a 12 años las consecuencias son el no desarrollo adecuado de capacidades intelectuales y problemas para socializar.

El especialista advierte que en el segmento poblacional de 12 a 17 años los cambios fueron muy dramáticos.

Y es que al afectarse la socialización de los adolescentes, se incrementaron principalmente cuadros de depresión, ansiedad e intentos suicidas.

Aclara que al inicio de la pandemia existió una buena respuesta de los adolescentes mexicanos, sin embargo, a partir del último trimestre de 2020 y primero de 2021 explotaron las necesidades de atención psicológica y psiquiátrica en este grupo poblacional.

“Sus mecanismos de defensa y capacidades adaptativas comenzaron a flaquear”, indica Peña de León en una entrevista efectuada en los últimos meses de 2021.

Los altibajos de la pandemia también los impactaron. Después de la tercera ola de Covid-19 hubo oportunidad para socializar, pero entonces los adolescentes agregaron otro motivo de ansiedad: el miedo a contagiarse.

Adicionalmente, señala el especialista, desde el inicio de la pandemia los adolescentes mexicanos vivieron trastornos del sueño muy prevalentes y atrasos escolares.

“Podríamos hablar (de) casi un 60%, en algunas muestras hasta un 70% cambiaron sus patrones de sueño porque los horarios y traslados eran diferentes”.

Peña de León explica que los adolescentes resintieron con más fuerza el impacto emocional de la contingencia sanitaria, porque más de la mitad de las patologías del área de la salud mental se inician en esta etapa de la vida. Son edades frágiles.

En el consultorio de la psicoterapeuta, Fátima Ramírez Jiménez, se vivió un aumento de ideas suicidas, problemas por bullying y trastornos alimenticios relacionados con modelos digitales, así como crisis de ansiedad y pánico.

“Ocho de cada 10 pacientes menores de edad que tuve sí tuvieron ideas suicidas. Hay que tomarlo en cuenta cuando lo dicen y no minimizarlo”, apunta.

Advierte que los problemas en los menores de edad, suelen ser síntomas del entorno familiar.

Durante la pandemia, las secuelas también derivan de la falta de eventos sociales que ayudan a vivir las emociones.

“No hubo rituales psicológicos como los funerales o culminación de clases”, refiere.

La especialista también confirma que los adolescentes son quienes vivieron la pandemia como una crisis adicional a su etapa de vida.

“Los niños suelen ser más resilientes, mientras que por el sistema de pensamiento de los adolescentes, vivieron la pandemia como una crisis más, lo que les llevó a tener más afectaciones, aunado al temperamento del adolescente”, puntualiza.

Por género refiere que los hombres tienen más incidencia de problemas psicológicos, sin embargo, quienes más acuden a consultas son las mujeres, pues aún priva una cultura machista entre los varones de no pedir ayuda.

La maestra en Psicoterapia Gestalt, Montserrat Rodríguez Ramallal, explica que los adolescentes también presentan síntomas de burnout, trastorno de estrés laboral que trae cansancio excesivo, cuando ni siquiera han empezado a trabajar.

Y la ansiedad y depresión en adolescentes, apunta, deriva en consecuencias físicas como gastritis, colitis nerviosa y autolesiones. “Es una bomba de tiempo”, dijo, al referirse a prácticas como el cutting.

CIFRAS CONTRASTANTES

Durante las distintas etapas de la pandemia, la atención del sector público en materia de salud mental también ha sido impactada, pues se advierten cifras contradictorias.

Un ejemplo es el Estado de México, donde bajaron las consultas por depresión y ansiedad en menores de 17 años, sin embargo, aumentó la incidencia de suicidios en ese rango de edad.

De acuerdo con la solicitud de información pública de folio 00697/ISSEMYM/IP/2021, presentada ante el Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM), las consultas por distintos tipos de depresión, ansiedad y pánico, en pacientes de 5 a 19 años, bajaron entre 2019 y los dos siguientes años de pandemia.

En 2019, el total de consultas de este tipo ascendieron a 3 mil 415. Y en el periodo de marzo de 2020 a agosto de 2021 se habían otorgado 2 mil 620.

A su vez, el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), vía la solicitud de información pública 00580/ISEM/IP/2021, confirmó la misma tendencia a la baja.

En 2019 registró 2 mil 441 consultas por distintos tipos de depresión en el rango de 2 a 14 años. Cifra que bajó a la mitad en 2020, cuando en el mismo rubro se otorgaron mil 229 atenciones. Y entre enero y agosto de 2021 se habían ofrecido mil 554 consultas.

No obstante, en respuesta a la petición de información pública 00583/ISEM/IP/2021, se indica que durante 2019 ocurrieron 82 suicidios de menores entre 6 y 17 años. Cifra que en 2020 se elevó a 122, lo cual representó un aumento del 48.7%.

Y entre el primero de enero y 15 de septiembre de 2021 se habían registrado 65 suicidios en este rango de edad.

“Comparado de 2019 a 2020, los cambios no son muy importantes, por lo menos en demanda de atención, por esto del confinamiento que la gente dejó de acudir a la atención médica-psiquiátrica”, refiere Paulina Vázquez Jaime, enlace de la Dirección General de los Servicios de Atención Psiquiátrica (SAP) de la Secretaría federal de Salud, quien también percibe ese mismo comportamiento en cifras de su dependencia, respecto a consultas otorgadas.

Sin embargo, en 2021 se advertía un aumento en la demanda de atenciones, aunque el corte final de cifras aún no se había emitido.

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