/ domingo 6 de enero de 2019

¡Todo sobre La Estrella de Belén y la Astronomía! |Parte III

La estrella de Belén tiene el simbolismo de marcar el nacimiento de un líder moral, Jesús, predicador de la paz

LOS ASTRÓLOGOS O REYES MAGOS

El evangelista Mateo dice en el capítulo 2 versículo 2 sobre los Reyes Magos: “(...) pues vimos su estrella en Oriente y venimos a adorarle...”. Los Reyes Magos eran, seguramente, astrólogos de la escuela de Sippar, herederos de los antiguos observadores babilónios, poseedores de un gran prestigio como conocedores del cielo y los primeros que descubrieron con precisión los tesoros del firmamento. Y prosigue Mateo: “(...) y he aquí que la estrella que habían visto en Oriente, les precedía” (Mateo 2, 10). Es posible que las observaciones fueran hechas desde la Mesopotamia, cerca de Babilonia, en donde se situaba el centro de los estudiosos del cielo en la escuela de Sippar. Los astrólogos conocedores de los movimientos planetarios deben haber visto que aparentemente los planetas Júpiter y Saturno se unían para formar un solo lucero al llegar a un punto del horizonte occidental en dirección a Judea.

La astrología babilónica consideraba al planeta Saturno como una “estrella” especial de los vecinos de Siria y Palestina.


Desde el reinado de Nabucodonosor (Nabucadnezar), rey de Caldea de 1257 a 1240 a.C., muchos millares de judíos vivían en la esplendorosa Babilonia y muchos de ellos pueden haber realizado estudios en la prestigiada escuela astrológica de Sippar. Observaron una aproximación entre Júpiter y Saturno de gran esplendor; no hay que olvidar que Saturno era considerado el protector del pueblo de Israel. Tal conjunción en la constelación de Los Peces, tierra del Mesías, debió haber conmovido a los astrólogos judíos, pues según la interpretación astrológica significaba la aparición de un rey poderoso en la tierra de Occidente, en la tierra de sus padres y ancestros. El hecho de asistir a ello, verlo con sus propios ojos, coincidía con el pronóstico astrológico de aquellas épocas y fue el motivo que animó el viaje de los astrólogos o Magos de Oriente, conocedores de los “mensajes” y del movimiento de las estrellas.

Herodes, el odiado e impopular tirano del pueblo judío, tuvo miedo. El anuncio de que nacía un rey le hizo temer que había llegado el fin de su soberanía. En cambio, el presagio astrológico llenó de alegría al pueblo y, según se hace patente en otras fuentes históricas, un año después de la conjunción de los planetas en la constelación de Los Peces, despertó un fuerte movimiento en la creencia del nacimiento del Mesías. El historiador judío Flavio Josefo explica que en aquel tiempo se enteró el pueblo que terminaría la dominación romana y que Dios había decidido anunciar por medio de una señal divina, la estrella de Belén, el advenimiento de un soberano judío. Herodes, que había sido nombrado por los romanos, era un idumeo, de Idumea, de la vieja Asia central, es decir, no era judío.


KEPLER DESCUBRE UN ERROR EN EL CÓMPUTO

Los minuciosos cálculos del astrónomo Kepler muestran un error en situar el nacimiento de Jesús. Los cristianos celebran la fiesta de la Navidad del 24 al 25 de diciembre; las investigaciones de astrónomos, historiadores y teólogos han llegado a la conclusión de que el 25 de diciembre del año 0 no es la fecha real del nacimiento de Jesús.

Como se sabe, el monje escita Dionisio El Exiguo (464-540 d.C.) recibió el encargo de determinar con exactitud la fecha del nacimiento de Jesús con el fin de resolver cuándo se había iniciado la nueva era, la era cristiana. Fue en el año 533 cuando Dionisio estableció una cronología a partir del nacimiento de Jesús; no colocó un año cero, pues entonces no existía el concepto de cero, que debería intercalarse entre el año uno antes y el año uno después de Cristo; además, no contó cuatro años de todos los que el emperador Cesar Augusto (63 a.C.-14 d.C.) había reinado en el enorme Imperio Romano, dominador del Mundo Antiguo, y que bajo el nombre de Octavio ejerció el poder. Gobernó del año 27 a.C. al 14 d.C., tampoco contó la presencia en Palestina del protector Cirilo o los años de vida del rey Herodes.


De acuerdo con los cálculos que dejó Dionisio El Exiguo, se celebró por primera vez la Navidad el 25 de diciembre del año 554 y fue reconocido por el emperador romano Justiniano (527-565). La festividad de Navidad curiosamente coincide con la festividad romana Dies Natacie Invicti, día del nacimiento del jamás vencido, y se celebra el solsticio de invierno bajo el símbolo de una estrella, semejante a la de Belén. Además, coincide con el último día de los saturnales, que hacía tiempo se habían convertido en festividad o carnavales, consistentes en una semana de desenfreno, lo que permitía a los cristianos celebrar con austeridad la fiesta del nacimiento de Jesús con la seguridad de no ser perseguidos.

La estrella de Belén es una consecuencia de una doble conjunción de los planetas Júpiter y Saturno ocurrida en el año 7 antes de nuestra era (a.C.). Herodes El Viejo murió en el año 4 antes de Cristo. Según San Mateo, “nacido Jesús en Belén de Judea en los días de Herodes el Rey...”, significa que Jesús debió nacer antes del año considerado como su nacimiento y ese es el error no corregido. La conjunción de Júpiter y Saturno coincide con la verdadera fecha del nacimiento. Esto prueba la veracidad, la precisión y la sutileza del descubrimiento de Kepler, que conocía el movimiento planetario que le permitió uno de las más importantes investigaciones para precisar y corregir una fecha de gran trascendencia y demostrar la verdad sobre la estrella de Belén, una conjunción de los grandes planetas Júpiter y Saturno.


La estrella de Belén resplandeciente en el azul del cielo de Oriente representa el eterno anhelo del hombre de vivir en paz, porque a través de su historia sobresale la incapacidad de los hombres de entenderse y negociar sus diferencias, esto es, de vivir en paz.

La estrella de Belén tiene el simbolismo de marcar el nacimiento de un líder moral, Jesús, predicador de la paz, la concordia, la austeridad y el desprecio al lujo y a los vicios, a la vanidad, al engaño, a la injusticia. ¡Qué difícil es seguirlo y que difícil es entenderlo! Quizás el mejor mensaje del cristianismo sea “paz a los hombres de buena voluntad”.

Un feliz año a todos los lectores de Ciencia en El Sol de Puebla. german@astropuebla.org


CITAS

Hemos visto la estrella en Oriente...”: Los Reyes Magos (Mateo 2,10)

¿En dónde está el rey de los judíos que nació...? Pues vimos su estrella en Oriente y venimos a adorarle. Al oír esto, el rey Herodes se turbó y todo Jerusalén con él”: Mateo 2, 2:3

Nacido Jesús en Belén de la Judea en los días de Herodes el Rey...”: Mateo 2,1

Cada año millones de personas oyen en el mundo la historia de los Magos de Oriente. La estrella de Belén, símbolo inseparable de la Navidad...”: Werner Keller (Y La Biblia Tenía Razón) 1956

LOS ASTRÓLOGOS O REYES MAGOS

El evangelista Mateo dice en el capítulo 2 versículo 2 sobre los Reyes Magos: “(...) pues vimos su estrella en Oriente y venimos a adorarle...”. Los Reyes Magos eran, seguramente, astrólogos de la escuela de Sippar, herederos de los antiguos observadores babilónios, poseedores de un gran prestigio como conocedores del cielo y los primeros que descubrieron con precisión los tesoros del firmamento. Y prosigue Mateo: “(...) y he aquí que la estrella que habían visto en Oriente, les precedía” (Mateo 2, 10). Es posible que las observaciones fueran hechas desde la Mesopotamia, cerca de Babilonia, en donde se situaba el centro de los estudiosos del cielo en la escuela de Sippar. Los astrólogos conocedores de los movimientos planetarios deben haber visto que aparentemente los planetas Júpiter y Saturno se unían para formar un solo lucero al llegar a un punto del horizonte occidental en dirección a Judea.

La astrología babilónica consideraba al planeta Saturno como una “estrella” especial de los vecinos de Siria y Palestina.


Desde el reinado de Nabucodonosor (Nabucadnezar), rey de Caldea de 1257 a 1240 a.C., muchos millares de judíos vivían en la esplendorosa Babilonia y muchos de ellos pueden haber realizado estudios en la prestigiada escuela astrológica de Sippar. Observaron una aproximación entre Júpiter y Saturno de gran esplendor; no hay que olvidar que Saturno era considerado el protector del pueblo de Israel. Tal conjunción en la constelación de Los Peces, tierra del Mesías, debió haber conmovido a los astrólogos judíos, pues según la interpretación astrológica significaba la aparición de un rey poderoso en la tierra de Occidente, en la tierra de sus padres y ancestros. El hecho de asistir a ello, verlo con sus propios ojos, coincidía con el pronóstico astrológico de aquellas épocas y fue el motivo que animó el viaje de los astrólogos o Magos de Oriente, conocedores de los “mensajes” y del movimiento de las estrellas.

Herodes, el odiado e impopular tirano del pueblo judío, tuvo miedo. El anuncio de que nacía un rey le hizo temer que había llegado el fin de su soberanía. En cambio, el presagio astrológico llenó de alegría al pueblo y, según se hace patente en otras fuentes históricas, un año después de la conjunción de los planetas en la constelación de Los Peces, despertó un fuerte movimiento en la creencia del nacimiento del Mesías. El historiador judío Flavio Josefo explica que en aquel tiempo se enteró el pueblo que terminaría la dominación romana y que Dios había decidido anunciar por medio de una señal divina, la estrella de Belén, el advenimiento de un soberano judío. Herodes, que había sido nombrado por los romanos, era un idumeo, de Idumea, de la vieja Asia central, es decir, no era judío.


KEPLER DESCUBRE UN ERROR EN EL CÓMPUTO

Los minuciosos cálculos del astrónomo Kepler muestran un error en situar el nacimiento de Jesús. Los cristianos celebran la fiesta de la Navidad del 24 al 25 de diciembre; las investigaciones de astrónomos, historiadores y teólogos han llegado a la conclusión de que el 25 de diciembre del año 0 no es la fecha real del nacimiento de Jesús.

Como se sabe, el monje escita Dionisio El Exiguo (464-540 d.C.) recibió el encargo de determinar con exactitud la fecha del nacimiento de Jesús con el fin de resolver cuándo se había iniciado la nueva era, la era cristiana. Fue en el año 533 cuando Dionisio estableció una cronología a partir del nacimiento de Jesús; no colocó un año cero, pues entonces no existía el concepto de cero, que debería intercalarse entre el año uno antes y el año uno después de Cristo; además, no contó cuatro años de todos los que el emperador Cesar Augusto (63 a.C.-14 d.C.) había reinado en el enorme Imperio Romano, dominador del Mundo Antiguo, y que bajo el nombre de Octavio ejerció el poder. Gobernó del año 27 a.C. al 14 d.C., tampoco contó la presencia en Palestina del protector Cirilo o los años de vida del rey Herodes.


De acuerdo con los cálculos que dejó Dionisio El Exiguo, se celebró por primera vez la Navidad el 25 de diciembre del año 554 y fue reconocido por el emperador romano Justiniano (527-565). La festividad de Navidad curiosamente coincide con la festividad romana Dies Natacie Invicti, día del nacimiento del jamás vencido, y se celebra el solsticio de invierno bajo el símbolo de una estrella, semejante a la de Belén. Además, coincide con el último día de los saturnales, que hacía tiempo se habían convertido en festividad o carnavales, consistentes en una semana de desenfreno, lo que permitía a los cristianos celebrar con austeridad la fiesta del nacimiento de Jesús con la seguridad de no ser perseguidos.

La estrella de Belén es una consecuencia de una doble conjunción de los planetas Júpiter y Saturno ocurrida en el año 7 antes de nuestra era (a.C.). Herodes El Viejo murió en el año 4 antes de Cristo. Según San Mateo, “nacido Jesús en Belén de Judea en los días de Herodes el Rey...”, significa que Jesús debió nacer antes del año considerado como su nacimiento y ese es el error no corregido. La conjunción de Júpiter y Saturno coincide con la verdadera fecha del nacimiento. Esto prueba la veracidad, la precisión y la sutileza del descubrimiento de Kepler, que conocía el movimiento planetario que le permitió uno de las más importantes investigaciones para precisar y corregir una fecha de gran trascendencia y demostrar la verdad sobre la estrella de Belén, una conjunción de los grandes planetas Júpiter y Saturno.


La estrella de Belén resplandeciente en el azul del cielo de Oriente representa el eterno anhelo del hombre de vivir en paz, porque a través de su historia sobresale la incapacidad de los hombres de entenderse y negociar sus diferencias, esto es, de vivir en paz.

La estrella de Belén tiene el simbolismo de marcar el nacimiento de un líder moral, Jesús, predicador de la paz, la concordia, la austeridad y el desprecio al lujo y a los vicios, a la vanidad, al engaño, a la injusticia. ¡Qué difícil es seguirlo y que difícil es entenderlo! Quizás el mejor mensaje del cristianismo sea “paz a los hombres de buena voluntad”.

Un feliz año a todos los lectores de Ciencia en El Sol de Puebla. german@astropuebla.org


CITAS

Hemos visto la estrella en Oriente...”: Los Reyes Magos (Mateo 2,10)

¿En dónde está el rey de los judíos que nació...? Pues vimos su estrella en Oriente y venimos a adorarle. Al oír esto, el rey Herodes se turbó y todo Jerusalén con él”: Mateo 2, 2:3

Nacido Jesús en Belén de la Judea en los días de Herodes el Rey...”: Mateo 2,1

Cada año millones de personas oyen en el mundo la historia de los Magos de Oriente. La estrella de Belén, símbolo inseparable de la Navidad...”: Werner Keller (Y La Biblia Tenía Razón) 1956

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