Supuesta hija de Dalí: "no quiero el patrimonio, quiero miidentidad"
Un día después de que una jueza española ordene laexhumación de los restos del genio surrealista Salvador Dalí, lamujer que afirma ser su hija explicó a la AFP que no actúa pordinero, sino para recuperar su identidad.
Desde hace una década, Pilar Abel Martínez, una catalana de 62años que durante años se dedicó a la evidencia, lucha paraprobar que, como le dijo de niña su abuela, es hija del pintorcatalán fallecido en 1989.
Según su relato, la relación en la que fue concebida seprodujo mientras su madre trabajaba como sirvienta para unos amigosde Dalí en el enclave costero de Port-Lligat (Cadaqués), donde elgenio pasaba largas temporadas. Su madre terminó casándose conotro hombre y después nació ella.
PREGUNTA: - ¿Cómo valora la orden de exhumación impartida porla jueza instructora del caso en Madrid?
RESPUESTA: - Es una gran victoria, pero todavía queda la másgrande y estoy segura que llegará. Sería un respiro que no tepuedes imaginar, por fin sabría quién soy realmente y seríareconocida. Yo no quiero su patrimonio, si llega vale, pero es loúltimo que quiero. Primero quiero mi identidad.
P: - ¿Cuándo descubrió que Dalí supuestamente era supadre?
R: - Con siete, ocho años me lo explicó mi abuela. Me cogió yme dijo: 'yo sé que tú no eres la hija de mi hijo, que tu padrees un gran pintor, pero eso no hace que yo te quiera menos'. Y medijo el nombre, Dalí.
Pero lo mantuve callado durante mucho tiempo porque habíaproblemas en mi casa, cosas de pareja. Supongo que era por estoporque si mi abuela lo sabía, imagino que le habría dicho algo ami padre.
P: - ¿Y cuándo le preguntó a su madre al respecto y qué leijo ella?
R: - En 2007 le pregunté: '¿Tú estabas con Dalí, mi padre esDalí?'. Y ella me dijo: 'Sí, y mira que era feo ese hombre,aunque tenía su encanto. Haz lo que quieras con esto, yo no metiraré piedras encima de mi tumba', esas fueron sus palabras.(...) Ella no cuenta demasiado de la relación, casi nada, pero meanima a que siga haciendo esto.
P: - Usted es de Figueras, como Dalí. ¿Se conocíanpersonalmente, hablaron alguna vez?
R: - De pequeña lo veía, pero entonces ese hombre ma dabamiedo por su aspecto y por cómo iba vestido. Más adelante, cuandotrabajaba en una procuraduría en la Rambla de Figueras, siemprenos cruzábamos. No nos decíamos nada, sólo eran miradas. Peromás vale una mirada que mil palabras.