En los últimos cinco años, los gobiernos de todo el mundo crearon mil 400 Zonas Económicas Especiales (ZEE) nuevas, para alcanzar cinco mil 400 áreas con condiciones preferenciales para la inversión, según reveló el Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2019, elaborado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés).
El organismo detalló que el crecimiento no se detendrá en el corto plazo, pues actualmente están en desarrollo 500 ZEE adicionales en el mundo y el crecimiento acelerado de estos hubs es el cambio en la política industrial a nivel global, a lo que se suma un incremento en la competencia por atraer inversiones internacionales.
México anunció la creación de cinco Zonas Económicas Especiales en septiembre de 2015, la mayoría de ellas para impulsar el desarrollo en los estados del sureste mexicano, así como en Michoacán, cuyo crecimiento económico es menor al de otras regiones del país.
Sin embargo, la administración encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió desaparecer las ZEE y sustituirlas por la empresa paraestatal Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT). El reporte de Naciones Unidas añade que en el mundo hay 145 economías que integran este modelo de desarrollo económico aunque los niveles de éxito no son iguales para todas las regiones.
“Hay numerosos ejemplos de Zonas Económicas Especiales que han sido clave para transformar las economías, facilitar una mayor participación en las cadenas de valor mundiales y acelerar la modernización industrial”, señaló en el documento el secretario general de la UNCTAD, Mukhisa Kituyi.
Aunque añadió que “por cada caso ejemplar hay muchas que no atraen a los inversores esperados, y algunas acaban siendo fracasos muy costosos”.
El documento detalla que estas zonas se distinguen por ofrecer incentivos fiscales y reglas más flexibles que permitan incrementar el atractivo para la Inversión Extranjera Directa (IED).
En este sentido, Kituyi recomendó evaluar periódicamente el desempeño y el impacto económico de las ZEE para generar estados de resultados de las zonas en términos de desarrollo sostenible.
Agregó que es la supervisión es necesaria para garantizar la sostenibilidad financiera y fiscal de las zonas, ya que su impacto en el crecimiento económico puede tardar años en concretarse.
El documento refiere que un tercer factor es la diversificación, pues aunque la mayoría de las Zonas Económicas Especiales se concentran en la atracción de empresas manufactureras, es necesario atraer nuevas industrias, como las de alta tecnología, servicios financieros, desarrollo regional, recuperación urbana o con vocación ambiental.
