En lo que va de 2020, la banca del país acumula 8.6 millones de reclamaciones por parte de los usuarios, las cuales equivalen a 25 mil 300 millones de pesos, informó Luis Niño de Rivera, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM).
En conferencia de prensa, el banquero mencionó que las quejas presentadas sólo representan un 0.3 por ciento del total de las operaciones que realizan los bancos todos los días.
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De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), la pandemia del coronavirus elevó el uso de transacciones digitales y el comercio electrónico, lo cual representó un riesgo para las personas que hicieron por primera vez una compra a través de una página de internet.
Esto también provocó nuevas modalidades de fraudes bancarios, como la clonación de chips de celulares para obtener la información de las personas, al igual que se presentaron reclamos por llamadas o correos apócrifos de los bancos.
Luis Niño de Rivera puntualizó que de las 8.6 millones de quejas, el 61 por ciento ha sido resuelta a favor de las personas; mientras que de los 25 mil 300 millones de pesos, se han atendido el 34 por ciento de los casos a favor de los usuarios.
“Atendemos todas las reclamaciones y le damos respuesta lo más rápido posible a los clientes. Esos son los datos que podemos compartir; la banca sí trabaja para resolver los problemas que tienen las personas”, destacó.
Empleo reactivará la demanda de crédito
El presidente de la ABM reiteró que la demanda del crédito sigue mermada, a pesar de las recientes reducciones a las tasas de interés, debido a las afectaciones por la pandemia del coronavirus que provocaron pérdidas laborales o reducciones salariales.
En el corto plazo, argumentó, será necesario que el empleo se recupere para que las personas puedan tener mayores recursos para pedir financiamientos a los bancos, ya sea para adquirir un automóvil, una casa, entre otros productos.
“La banca tiene los recursos disponibles y la voluntad de prestar, pero el acreditado tiene gran incertidumbre en las condiciones actuales sobre la permanencia de su ingreso o de la recuperación de su empleo. Eso determina su capacidad de pago y, por lo tanto, la posibilidad de que sea inteligente tomar un crédito”, concretó Niño de Rivera.
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