/ jueves 7 de marzo de 2019

Disruptores | Comunidad Feliz: El negocio de vivir en paz

Antti Kulppi platica de su incursión en México con una plataforma que mediante la tecnología se propone resolver los conflictos entre vecinos y administradores de edificios

Todos los hemos conocido o sabemos de algunos: el administrador del condominio que nunca entregó cuentas claras de las cuotas de mantenimiento, el vecino que no quiso cooperar para el pago de la seguridad del edificio, la vecina que cambió el foco del pasillo y ahora exige que se le pague una cantidad absurda.

Y es que, como reconoce Antti Kulppi, creador de Comunidad Feliz, vivir en condominio no es nada fácil.

Sin embargo, este joven chileno –quien vino a México para expandir su creciente negocio por Latinoamérica– asegura que su aplicación aporta la solución a algunos de los problemas que vivir junto a personas distintas a nosotros genera, y lo hace inyectando tecnología donde antes no la había.

"Comunidad Feliz nace porque la cuota de mantenimiento es la cuenta más cara de una familia, más cara que la luz, el agua o el gas, y de la que menos información tiene uno. A veces te llega la boleta sin información y solamente con un monto a pagar y te tienes que conformar con eso.

"Nos empezamos a dar cuenta que los administradores están llenos de procesos manuales y que generalmente utilizan Excel, que no es eficiente y mucho menos transparente, y vimos una tremenda oportunidad de cómo automatizar esto y hacerlo más técnico. Uno ve todas las industrias donde esto está creciendo pero en la inmobiliaria y de los condominios no lo era", platica.

En Comunidad Feliz los administradores y vecinos de condominios, conjuntos habitacionales y fraccionamientos de cualquier tamaño llevan un registro puntual de la vida comunitaria entre vecinos.

La plataforma tiene tres niveles en los que recibe la data generada por el conjunto de viviendas y facilita la convivencia en sociedad.

Como una herramienta social, Comunidad Feliz sirve para que los vecinos puedan votar en conjunto sobre temas específicos, agendar los espacios comunes o amenidades, comunicarse con la administración, o levantar reportes sobre los problemas que hay en el edificio.

Foto: Alejandro Aguilar

Como herramienta financiera lleva todos los registros de ingresos y egresos de la comunidad y a través de ella los vecinos pueden realizar sus cuotas de mantenimiento vía online, con lo que los administradores se libran de la responsabilidad de manejar dinero.

Y como registro de seguridad, Comunidad Feliz permite que todas las personas ajenas que visiten el edificio o conjunto dejen registradas sus identificaciones para el conocimiento de los residentes.

"La idea es hacer que el edificio se convierta en una institución, que quede todo registrado y se puedan hacer pagos como si fuera un Oxxo, para que se sepa quiénes entran y quiénes salen. Pensamos en ayudar a los vecinos para ponerse de acuerdo, pero también a los administradores.

"Creo que los administradores hoy día quieren tener más edificios, quieren hacer mejor su trabajo, que no los acusen de ser ladrones y Comunidad Feliz es una herramienta que promueve la transparencia porque todo está en línea y es mucho más sencillo fiscalizar al administrador", dice Antti.

CAMINANDO, CAMINANDO

Antti habla rápido y nerviosamente, pero una vez que se le acaban las respuestas institucionales que tenía listas se suelta un poco y se relaja en su silla. Tiene sólo 27 años, pero ha tenido el valor de dejar su país para venir acompañado de su perro y su novia para echar a andar en el mayor mercado latinoamericano su sueño de universidad.

Luego de estudiar la carrera de Computación en Santiago de Chile, en 2015 Antti trabajaba como desarrollador de apps para terceros y consultoría en temas tecnológicos.

Sin embargo –según cuenta– se cansó de trabajar para que otros tuvieran sus emprendimientos y decidió comenzar el suyo.

"Antes la gracia era hacer las cosas lo más rápido posible (desarrollar apps), pero ya no quería hacerlo, quería hacer una app que fuera muy buena y que mucha gente la utilizara.

"Veía todos los días historias de emprendedores y pensaba '¿por qué yo no?'. Decidí que tenía que renunciar a mi trabajo y dedicarme full time a eso", recuerda el empresario.

Buscando ideas para un emprendimiento, Antti se topó con la necesidad de llevar tecnología al mercado de edificios y fraccionamientos de vivienda, que se calculan son 600 mil en Latinoamérica y mueven una suma de 80 billones de dólares al año en cuotas de mantenimiento y gastos comunes.

"¡Todo ese dinero y se mueve informalmente! Yo rentaba y fui a hablar con mi administrador para pedirle que quería probar esto (Comunidad Feliz) y ahí fue donde empezamos a probar el sistema", platica.

Foto: Alejandro Aguilar

La empresa comenzó como una pequeña sociedad entre Antti, su primo y dos conocidos y logró ganar capital semilla de un fondo de gobierno del homólogo chileno del Inadem (el Instituto Nacional del Emprendedor de la Secretaría de Economía de México); sin embargo, el desarrollo lento del negocio terminó por ahuyentar a todos menos a Antti, quien se quedó solo.

"Necesitaba nuevos socios y me fui a las fiestas de titulación de alumnos y grupo por grupo iba contándoles sobre Comunidad Feliz en 30 segundos, de que teníamos una pequeña inversión, unos poquitos clientes y si se quería nsumar conmigo porque no me veía haciendo una empresa solo.

"Imaginaba hacer un Netflix teniendo un millón de edificios y para llegar a eso no lo iba a hacer solo. Y gracias a eso conocí a David (Peña) y Pablo (Exss), que se encargan ahora de la operación en Chile", recuerda.

El primer edificio utilizando la app llegó en enero de 2016 y durante todo ese año fue de desarrollo y de venta de puerta en puerta. Con el paso del tiempo un inversionista dueño de un condominio en Chile decidió capitalizar aún más a Comunidad Feliz, así como la incubadora de startups de Telefónica, Wayra.

"Creyeron en nuestra visión, en un equipo joven y que podíamos llegar a toda Latinoamérica", dice.

El primer año de operación Comunidad Feliz cerró con 150 edificios administrados. Al día de hoy ya está presente en la administración de mil, que incluyen 160 mil departamentos en Chile, Ecuador, Colombia y México.

En México la inmobiliaria tapatía Tierra y Armonía se convirtió en inversionista del negocio y sentó las bases para la expansión en este país. Al ser una inmobiliaria, Tierra y Armonía está implementado Comunidad Feliz en todos sus desarrollos.

"Lo que nos encantaba de México es que veíamos el problema más real que en cualquier otra parte. Vemos a México como el país más grande de habla hispana y creo que cualquier emprendimiento lo ve como el lugar donde tiene que funcionar. Chile apenas tiene 15 millones de habitantes y eso no llega ni a lo que es la Ciudad de México".

EL DERECHO A VIVIR EN PAZ

En el centro del debate internacional sobre el futuro de las ciudades está cómo hacer de éstas un lugar donde la gente pueda vivir cerca de sus lugares de trabajo y servicios y bienes para su vida cotidiana. Con esto en mente, el impulso a la vivienda vertical, ciudades más compactas y la redensificación de los centros urbanos no harán más que tomar fuerza durante los años por venir.

Estas tendencias globales del urbanismo son precisamente lo que está empujando al modelo de Comunidad Feliz hacia un futuro promisorio, pues se encarga de solucionar problemas que surgen precisamente de la convivencia en espacios densamente habitados.

"Los problemas de vivir en sociedad son los mismos en todas partes, el problema es global", opina Antti, quien se refiere a la malversación del dinero comunal, falta de transparencia, abandono de la infraestructura y morosidad de los vecinos para cubrir sus cuotas.

"Estas tareas antes se les dejaban a los municipios, pero su trabajo es demasiado complicado como para llegar a tal detalle".

De acuerdo con las estadísticas de la empresa, la morosidad en las cuotas de pago alcanza 50 por ciento, por vecinos que pagan fuera de la fecha de vencimiento. Hay otro 15% de vecinos que deben más de tres meses.

Foto: Alejandro Aguilar

Según Antti, el uso de su app –por ejemplo– reduce la morosidad en el pago de cuotas de mantenimiento en 30 por ciento, principalmente debido a que la plataforma transparenta los gastos que se hacen con el dinero recolectado y con recordatorios y facilidades de pago.

"Si te gastas dos mil pesos y no te enteras en qué se gasta en el edificio, obviamente nadie quiere pagarlos".

Uno de los mayores argumentos de venta de Comunidad Feliz en México es que permite a los edificios bancarizarse al eliminar las transacciones en efectivo, que en México son la gran mayoría.

Según estudios de Comunidad Feliz, en México los condominios logran en promedio juntar ahorros acumulados por 450 mil pesos. Con esta cantidad sobre la mesa, la transparencia y la seguridad son temas prioritarios.

Con un esquema de cobro accesible por sólo 15 pesos al mes por cada usuario y una red de soporte técnico las 24 horas, Comunidad Feliz permite tecnologizar a edificios de todos los presupuestos y con administradores de todas las edades en cualquier ciudad del país.

En el fondo de la idea de Comunidad Feliz –dice– está el convertirse en un canal que limite las fricciones entre personas al agilizar la comunicación y construir verdadero sentido de comunidad entre personas tan diversas como las que habitan este continente.

"La comunidad es muy buena, que la gente sea parte del edificio, porque cuando se distancia eso produce los roces.

"Creo que un tema importante es cómo se abordan los condominios, porque pueden ser muy ingratos, hay lugares donde la gente se odia y por eso creamos el nombre Comunidad Feliz, para que no se odien tanto", finaliza.

Foto: Alejandro Aguilar

Todos los hemos conocido o sabemos de algunos: el administrador del condominio que nunca entregó cuentas claras de las cuotas de mantenimiento, el vecino que no quiso cooperar para el pago de la seguridad del edificio, la vecina que cambió el foco del pasillo y ahora exige que se le pague una cantidad absurda.

Y es que, como reconoce Antti Kulppi, creador de Comunidad Feliz, vivir en condominio no es nada fácil.

Sin embargo, este joven chileno –quien vino a México para expandir su creciente negocio por Latinoamérica– asegura que su aplicación aporta la solución a algunos de los problemas que vivir junto a personas distintas a nosotros genera, y lo hace inyectando tecnología donde antes no la había.

"Comunidad Feliz nace porque la cuota de mantenimiento es la cuenta más cara de una familia, más cara que la luz, el agua o el gas, y de la que menos información tiene uno. A veces te llega la boleta sin información y solamente con un monto a pagar y te tienes que conformar con eso.

"Nos empezamos a dar cuenta que los administradores están llenos de procesos manuales y que generalmente utilizan Excel, que no es eficiente y mucho menos transparente, y vimos una tremenda oportunidad de cómo automatizar esto y hacerlo más técnico. Uno ve todas las industrias donde esto está creciendo pero en la inmobiliaria y de los condominios no lo era", platica.

En Comunidad Feliz los administradores y vecinos de condominios, conjuntos habitacionales y fraccionamientos de cualquier tamaño llevan un registro puntual de la vida comunitaria entre vecinos.

La plataforma tiene tres niveles en los que recibe la data generada por el conjunto de viviendas y facilita la convivencia en sociedad.

Como una herramienta social, Comunidad Feliz sirve para que los vecinos puedan votar en conjunto sobre temas específicos, agendar los espacios comunes o amenidades, comunicarse con la administración, o levantar reportes sobre los problemas que hay en el edificio.

Foto: Alejandro Aguilar

Como herramienta financiera lleva todos los registros de ingresos y egresos de la comunidad y a través de ella los vecinos pueden realizar sus cuotas de mantenimiento vía online, con lo que los administradores se libran de la responsabilidad de manejar dinero.

Y como registro de seguridad, Comunidad Feliz permite que todas las personas ajenas que visiten el edificio o conjunto dejen registradas sus identificaciones para el conocimiento de los residentes.

"La idea es hacer que el edificio se convierta en una institución, que quede todo registrado y se puedan hacer pagos como si fuera un Oxxo, para que se sepa quiénes entran y quiénes salen. Pensamos en ayudar a los vecinos para ponerse de acuerdo, pero también a los administradores.

"Creo que los administradores hoy día quieren tener más edificios, quieren hacer mejor su trabajo, que no los acusen de ser ladrones y Comunidad Feliz es una herramienta que promueve la transparencia porque todo está en línea y es mucho más sencillo fiscalizar al administrador", dice Antti.

CAMINANDO, CAMINANDO

Antti habla rápido y nerviosamente, pero una vez que se le acaban las respuestas institucionales que tenía listas se suelta un poco y se relaja en su silla. Tiene sólo 27 años, pero ha tenido el valor de dejar su país para venir acompañado de su perro y su novia para echar a andar en el mayor mercado latinoamericano su sueño de universidad.

Luego de estudiar la carrera de Computación en Santiago de Chile, en 2015 Antti trabajaba como desarrollador de apps para terceros y consultoría en temas tecnológicos.

Sin embargo –según cuenta– se cansó de trabajar para que otros tuvieran sus emprendimientos y decidió comenzar el suyo.

"Antes la gracia era hacer las cosas lo más rápido posible (desarrollar apps), pero ya no quería hacerlo, quería hacer una app que fuera muy buena y que mucha gente la utilizara.

"Veía todos los días historias de emprendedores y pensaba '¿por qué yo no?'. Decidí que tenía que renunciar a mi trabajo y dedicarme full time a eso", recuerda el empresario.

Buscando ideas para un emprendimiento, Antti se topó con la necesidad de llevar tecnología al mercado de edificios y fraccionamientos de vivienda, que se calculan son 600 mil en Latinoamérica y mueven una suma de 80 billones de dólares al año en cuotas de mantenimiento y gastos comunes.

"¡Todo ese dinero y se mueve informalmente! Yo rentaba y fui a hablar con mi administrador para pedirle que quería probar esto (Comunidad Feliz) y ahí fue donde empezamos a probar el sistema", platica.

Foto: Alejandro Aguilar

La empresa comenzó como una pequeña sociedad entre Antti, su primo y dos conocidos y logró ganar capital semilla de un fondo de gobierno del homólogo chileno del Inadem (el Instituto Nacional del Emprendedor de la Secretaría de Economía de México); sin embargo, el desarrollo lento del negocio terminó por ahuyentar a todos menos a Antti, quien se quedó solo.

"Necesitaba nuevos socios y me fui a las fiestas de titulación de alumnos y grupo por grupo iba contándoles sobre Comunidad Feliz en 30 segundos, de que teníamos una pequeña inversión, unos poquitos clientes y si se quería nsumar conmigo porque no me veía haciendo una empresa solo.

"Imaginaba hacer un Netflix teniendo un millón de edificios y para llegar a eso no lo iba a hacer solo. Y gracias a eso conocí a David (Peña) y Pablo (Exss), que se encargan ahora de la operación en Chile", recuerda.

El primer edificio utilizando la app llegó en enero de 2016 y durante todo ese año fue de desarrollo y de venta de puerta en puerta. Con el paso del tiempo un inversionista dueño de un condominio en Chile decidió capitalizar aún más a Comunidad Feliz, así como la incubadora de startups de Telefónica, Wayra.

"Creyeron en nuestra visión, en un equipo joven y que podíamos llegar a toda Latinoamérica", dice.

El primer año de operación Comunidad Feliz cerró con 150 edificios administrados. Al día de hoy ya está presente en la administración de mil, que incluyen 160 mil departamentos en Chile, Ecuador, Colombia y México.

En México la inmobiliaria tapatía Tierra y Armonía se convirtió en inversionista del negocio y sentó las bases para la expansión en este país. Al ser una inmobiliaria, Tierra y Armonía está implementado Comunidad Feliz en todos sus desarrollos.

"Lo que nos encantaba de México es que veíamos el problema más real que en cualquier otra parte. Vemos a México como el país más grande de habla hispana y creo que cualquier emprendimiento lo ve como el lugar donde tiene que funcionar. Chile apenas tiene 15 millones de habitantes y eso no llega ni a lo que es la Ciudad de México".

EL DERECHO A VIVIR EN PAZ

En el centro del debate internacional sobre el futuro de las ciudades está cómo hacer de éstas un lugar donde la gente pueda vivir cerca de sus lugares de trabajo y servicios y bienes para su vida cotidiana. Con esto en mente, el impulso a la vivienda vertical, ciudades más compactas y la redensificación de los centros urbanos no harán más que tomar fuerza durante los años por venir.

Estas tendencias globales del urbanismo son precisamente lo que está empujando al modelo de Comunidad Feliz hacia un futuro promisorio, pues se encarga de solucionar problemas que surgen precisamente de la convivencia en espacios densamente habitados.

"Los problemas de vivir en sociedad son los mismos en todas partes, el problema es global", opina Antti, quien se refiere a la malversación del dinero comunal, falta de transparencia, abandono de la infraestructura y morosidad de los vecinos para cubrir sus cuotas.

"Estas tareas antes se les dejaban a los municipios, pero su trabajo es demasiado complicado como para llegar a tal detalle".

De acuerdo con las estadísticas de la empresa, la morosidad en las cuotas de pago alcanza 50 por ciento, por vecinos que pagan fuera de la fecha de vencimiento. Hay otro 15% de vecinos que deben más de tres meses.

Foto: Alejandro Aguilar

Según Antti, el uso de su app –por ejemplo– reduce la morosidad en el pago de cuotas de mantenimiento en 30 por ciento, principalmente debido a que la plataforma transparenta los gastos que se hacen con el dinero recolectado y con recordatorios y facilidades de pago.

"Si te gastas dos mil pesos y no te enteras en qué se gasta en el edificio, obviamente nadie quiere pagarlos".

Uno de los mayores argumentos de venta de Comunidad Feliz en México es que permite a los edificios bancarizarse al eliminar las transacciones en efectivo, que en México son la gran mayoría.

Según estudios de Comunidad Feliz, en México los condominios logran en promedio juntar ahorros acumulados por 450 mil pesos. Con esta cantidad sobre la mesa, la transparencia y la seguridad son temas prioritarios.

Con un esquema de cobro accesible por sólo 15 pesos al mes por cada usuario y una red de soporte técnico las 24 horas, Comunidad Feliz permite tecnologizar a edificios de todos los presupuestos y con administradores de todas las edades en cualquier ciudad del país.

En el fondo de la idea de Comunidad Feliz –dice– está el convertirse en un canal que limite las fricciones entre personas al agilizar la comunicación y construir verdadero sentido de comunidad entre personas tan diversas como las que habitan este continente.

"La comunidad es muy buena, que la gente sea parte del edificio, porque cuando se distancia eso produce los roces.

"Creo que un tema importante es cómo se abordan los condominios, porque pueden ser muy ingratos, hay lugares donde la gente se odia y por eso creamos el nombre Comunidad Feliz, para que no se odien tanto", finaliza.

Foto: Alejandro Aguilar

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