Una nueva disminución en la calificación de Pemex es una amenaza para las finanzas del país, ya que sí baja un escalón más, muchos tenedores de deuda de la empresa venderán sus bonos, lo que provocaría volatilidad, alertó Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA Bancomer.
En conferencia de prensa, recordó que la calificación de Pemex está bajo revisión en Moody’s y Fitch, y que hoy en día, ambas calificadoras ubican a la empresa solamente un escalón por encima de perder grado de inversión.
"Con que una de estas agencias le baje un escalón a la calificación, Pemex dejaría de ser grado de inversión y esto podría traer problemas para la estabilidad financiera del país, porque muchos tenedores de deuda tendrán que vender su posición", comentó.
Serrano explicó que algunos fondos que invierten en Pemex tienen reglas que les prohíben comprar bonos de una entidad que no tenga grado de inversión. En ese sentido, si Pemex baja de calificación, habría una caída en el valor de estos papeles.
El 29 de enero, Fitch bajó dos escalones la calificación de Pemex, lo que puso en alerta a los inversionistas.
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador denostó a la calificadora, para el analista en jefe de BBVA Bancomer, el plan de apoyo para Pemex presentado por el gobierno federal la semana pasada está encaminado a "ganar tiempo" para la empresa, aunque no resuelve el problema fundamental de la baja en la producción.
"Para atacar este problema es fundamental que se reanuden las asociaciones de Pemex con empresas privadas", indicó Serrano.
Para estabilizar la producción petrolera, Pemex requiere entre 12 mil y 15 mil millones de dólares cada año.
El apoyo del gobierno, dijo, es de apenas 3.6 mil millones de dólares, más 1.6 mil millones en ahorros con el combate al robo de gasolina.
Asimismo, opinó que la reducción impositiva que el gobierno otorgó a Pemex es mínima, ya que lleva décadas con tasas cercanas a 70 por ciento, lo que se compara con 30 por ciento que paga una empresa privada.