- Canciones, bohemia, huellas, alegría y mucho talento
Muy animado estuvo el viernes el Paseo de las Luminarias deGalerías, Plaza de las Estrellas, donde plasmaron sus huellasdiversas personalidades del espectáculo, quienes sintieronprofundamente la emoción de lo que representa dicho acto dereconocimiento a su talento, trabajo, trayectoria y labor en losescenarios.
Y el talento repletó de pronto el lugar, convertido en música,en canto y alegría, para deleite del público que asiste semanacon semana a los eventos que dirige, conduce y anima elcarismático Edoardo Narváez (¡ocho!) al cien por ciento.
Belleza. El viernes se disfruta. Alcanza el reloj las cuatro dela tarde y estallan los primeros aplausos en cuanto apareceNarváez con su habitual don de dirigirse a la gente.
Esta vez, los dichosos que plasman las palmas de sus manos sonFelicia Garza, es decir, el cantautor Felipe Gil, pero en su papelde dama, tan humano, tan humana. Y ahí están junto con él,Rodrigo de la Cadena, inquieto, desparpajado y regando humor, comode costumbre y Hortencia, “La voz sin Fronteras”, apenassaliendo de un terrible accidente que por poco la deja sin voz,precisamente, pero cantando hermoso.
Y ahí estaban también la peruana Roberta, aquella morena queen los años setenteros del siglo pasado deleitó a los grandespúblicos de Iberoamérica interpretando el tema Angelitos Negros yhasta hizo teatro en México con Mauricio Garcés.
El cubano Franco, igual, se unió a los invitados y con su Todala Vida puso a bailar a la concurrencia, mientras Álvaro CarrilloJr. recordaba los boleros de su padre, grandiosos, y Hortenciahacía dueto con él ya casi con la noche encima.
Gran honor para Hortencia, un reconocimiento muy merecido. Laexplosiva cantante guerrerense, de Iguala, planea presentarsenuevamente en La Cueva de Rodrigo de la Cadena.
Asimismo, hubo tributo para la periodista Rocío Maldonado, porsu programa en una estación de radio.
Pero ¡vaya! Felicia Garza en un momento se puso salerosa yregó histrionismo puro sobre el entarimado, y Rodrigo convirtióaquello en una bohemia con la calidad musical que lo caracteriza.¡Wow! Qué viernes el de aquel día.