Carrie Fisher tenía solo 20 años cuando se estrenó "StarWars" y el inmediato y gigantesco éxito de la película, unido asu desorden bipolar, la llevó a una espiral de drogas de la quetardó muchos años en salir, pero pese a todo, siempre estuvoagradecida al personaje de princesa Leia.
"La gente quiere oirme decir que estoy harta de interpretar aLeia y que ese personaje arruinó mi vida. Pero si mi vida era tanfácil de arruinar, entonces merecía ser arruinada", dijo en 2015en una entrevista con la web The Daily Beast.
En una visita a Australia en 2010 para promocionar el documental"Wishful Drinking", basado en un libro escrito por la actriz y conclaro carácter autobiográfico, Fisher aseguró que empezó aconsumir cocaína en 1980 durante el rodaje de "The Empire StrikesBack".
Lo hizo, aseguraba, para mantener el ritmo, no porque legustara, pero su adicción la llevó a visitar regularmente lasclínicas de desintoxicación e incluso sufrió una sobredosis.
En el libro "Wishful Drinking" (2009), Fisher relatóabiertamente y sin pudor sus problemas con las drogas y con suenfermedad, un trastorno bipolar que le diagnosticaron cuando erauna adolescente y que le costó mucho tiempo asumir y entender.
"Puedes reconocer los síntomas de la mayoría de lasenfermedades. Fiebre, dolor de estómago, frío.... Con ladepresión maníaca es promiscuidad sexual, gastos excesivos yabuso de sustancias. ¡Y eso sonaba simplemente como un fantásticofin de semana en Las Vegas para mí!", asegura la actriz en ellibro.
Durante años no supo controlarse, rechazaba los tratamientosque le proponían los médicos y actuaba por impulsos. Uno de ellosle llevó a casarse con el cantante Paul Simon.
El matrimonio duró menos de un año -de agosto de 1983 a juliode 1984- pero la pareja continuó su relación después deldivorcio e incluso ambos visitaron a un brujo durante un viaje porel Amazonas, según relató Peter Ames Carlin en su libro "HomewardBound: The Life of Paul Simon by Peter Ames Carlin".
La relación se rompió definitivamente pero sus problemas conlas drogas y con su enfermedad continuaron durante años. "A vecessolo puedes encontrar el paraíso cuando regresas lentamente delinfierno", escribió Fisher en su libro.
Porque la escritura fue la forma en la que la actriz pudo hacerfrente a sus adicciones y a sus fantasmas: al peso de ser hija delcantante Eddie Fisher y la actriz Debbie Reynolds, el deltremendo éxito de "Star Wars", el de sus problemas mentales, y elde sus relaciones fallidas.
Comenzó con su primera novela, "Postcards from the Edge", quepublicó en 1987 y que era una historia claramente autobiográfica,aunque ficcionada.
El guion que escribió para la película que posteriormenteprotagonizaron Meryl Streep y Shirley McLaine le valió unanominación a los BAFTA del cine británico y un reconocimientomayor al conseguido como actriz.
Continuó su particular terapia con "Wishful Drinking" y"Shockaholic" (2011) y la finalizó con "The Princess Diarist"(2016), en la que volvió a hablar de sus problemas.
Aunque la revelación de la que más se habló fue de larelación que la actriz y Harrison Ford mantuvieron durante tresmeses en el rodaje de la primera entrega de "Star Wars".
"Si Harrison era incapaz de ver que yo sentía algo por él,entonces no era tan listo como yo creía que era -como sabía queera-. Le quise y él lo permitió", aseguró la actriz en suúltimo libro.
También reconoció que no se sintió bien al tener unarelación con un hombre casado, mayor que ella (Ford tenía 33) ycon dos hijos, y por eso no habló de la relación hasta cuatrodécadas más tarde.
Secretos y adicciones de una actriz inestable que sin embargonunca quiso culpar ni a su temprana fama ni a su mitificadopersonaje de Leia de sus problemas posteriores, según señalabahoy US Weekly.
"Soy la princesa Leia, pase lo que pase. Si estuviera intentandoconseguir una buena mesa en un restaurante, no diría que escribí'Postcards'. O si estoy intentando que alguien acepte mi cheque yno tengo identificación, no diría: '¿Has visto Harry encontró aSally?', La princesa Leia estará en mi lápida".