Beto Cuevas no está peleado con el reguetón, sin embargo considera que su quehacer artístico siempre lo ha llevado a ir en la dirección contraria a lo que el mainstream dicta, por eso a su último disco lo componen temas en donde explora por primera vez sonidos de décadas pasadas y se siente bien haciéndolo.
“Colateral, es un disco muy honesto y real, el nuevo sencillo Requiem del amor, está absolutamente fuera de mi zona de confort, es una canción que suena a los años 50 y no responde tampoco al sonido urbanizado que no critico, pero como artista creo que cuando todo el mundo va hacia el norte me gusta la idea de ir hacia el sur”, asegura el cantante en entrevista para El Sol de México y añade, “hay más oportunidades de cautivar al publico que no está escuchando la música comercial yendo para otro lado”.
Y sabe que tal vez eso pueda afectar un poco los números de sus escuchas y ventas, sin embargo al cantante no está interesado en eso, “si me habas de millones vendidos no me interesa, ni si puedo tocar en lugares grandes o pequeños, lo que sí me importa es que a la gente que me escucha le guste y poder salir hacer conciertos y compartir mi música”, asegura.
Cuevas además sigue siendo parte del musical Jesucristo Superestrella que tiene fechas agendadas del 16 de enero al 16 de febrero en el Centro Cultural Teatro I, en donde interpreta al protagonista, y cuya actuación ha traído a su vida certezas espirituales con las que anteriormente no se había confrontado.
“Dios no es un señor con barba blanca, es una energía que existe y yo no tengo ninguna duda de eso ahora”, explica y recuerda que fue gracias a una presentación que realizó en Monterrey que lo corroboró.
“Una mañana desperté completamente afónico y yo tenía presentación, me llevaron a un otorrino, me dio un remedio pero me dijo que no era seguro que fuera a funcionar porque yo tenía función tres horas después, hice el primer acto con muchos errores y en el segundo acto me puse a rezar con fe para Jesús y Dios pilotearan mi voz porque tenía que cantar Getsemani una canción muy difícil y cuando empecé la canción, se me abrió la voz, no solamente cante como canto, sino que lo hice aun mejor, fue una intervención divina y ahora tengo la certeza absoluta de que existe Dios”.
Sin embargo deja claro que dicho evento no “me convertiré en un predicador ni nada parecido”, sino que únicamente le da otra perspectiva de la religión.