El director Bryce McGuire considera que como creador, puede capturar los miedos de las personas al retratar sus propios temores. Así lo hizo en su más reciente película, Aguas siniestras, donde la amenaza es una piscina maldita que ataca por las noches.
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“Es como encontrar un grupo de terapia colectiva con otros nadadores nocturnos que también le temen al agua”, bromea en entrevista con El Sol de México el realizador, cuyo pánico por las albercas surgió después de ver la película Tiburón.
“Me metía a la alberca en la noche, tenía esta certeza irracional de que el tiburón estaba conmigo en la piscina cuando se apagaban las luces y emergería para comerme. Aunque sabes que las albercas deben ser divertidas y seguras, y no hay nada adentro, estaba convencido de que había algo conmigo”.
La cinta, protagonizada por Wyatt Russell (Black mirror) y Kerry Condon (Espíritus de la isla), sigue los pasos de un jugador de beisbol, quien padece una enfermedad degenerativa, que tras mudarse a una nueva casa con su familia descubre en la alberca algo sobrenatural que pone en peligro sus vidas.
La primera vez que esta historia se llevó a la pantalla fue en 2014 a manera de cortometraje, escrito por McGuire y Rod Blackhurst. En esta ocasión, se acercaron a los productores James Wan (director de El conjuro) y Jason Blum (Actividad paranormal) para traerla al cine.
“Cuando hicimos el corto simplemente tratábamos de capturar un sentimiento, y esos miedos infantiles de estar en una alberca en la noche, por lo que pudiera estar debajo de nosotros” platicó.
“Necesitábamos más historia para el largometraje, nos preguntamos quién es esta familia que llega a esta casa, qué les puede dar y quitar esta alberca. Qué poderes y secretos tiene, qué está del otro lado, nos tomó alrededor de tres años desde que hicimos el corto” agregó el cineasta.
UN ENTRENAMIENTO INTENSIVO
Dado que Bryce deseaba tomas realistas, evitó el uso de efectos visuales para las escenas bajo el agua. Según asegura, antes de sumarse al elenco los actores se sometieron a una serie de pruebas físicas, que consistían en sostener la respiración por 45 segundos, abrir los ojos debajo del agua o nadar de un lado al otro de la alberca.
“Hicimos mucho entrenamiento previo para asegurarnos que fuera seguro para todos y nadie saliera lastimado. Todos debían pasar una asesoría de natación básica. Trabajamos con algunos de los mejores equipos de acrobacias en el mundo”, expuso.
El director de fotografía Ian Takahashi y el coordinador de acrobacias Mark Ryanair, quien acababa de colaborar en la cinta Avatar: El camino del agua, fueron parte del equipo que lo apoyó en este proyecto.
“No podíamos pedir estar en manos más profesionales o seguras, pero la realidad es que debíamos planear y prepararnos para todas las posibilidades”, agregó el director, quien hace un cameo, interpretando a uno de los fantasmas que aparecen al fondo de la piscina.
Finalmente, reconoció el esfuerzo de Kerry Condon, quien tuvo la mayor cantidad de escenas bajo el agua. La actriz, a quien calificó como una buena nadadora, se entregó a su entrenamiento, e incluso logró sostener la respiración durante más de dos minutos.
“Por tres semanas iba con nuestro coordinador de dobles, y hacía entrenamiento de sostener la respiración, entrenamiento de desorientación, básicamente lo que hacían Sigourney Weaver y parte del elenco de Avatar”.
Aguas siniestras se estrena en salas de cine este 4 de enero, es apta para adolescentes y adultos.
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