/ sábado 13 de agosto de 2016

Mujer saca adelante fundación en Afganistán con ayuda de Prince

Kabul, Afganistán.- A Marni Gustavson se le salieronlas lágrimas al ver a una docena de niños afganos aprendiendo laletra de "Purple Rain" de Prince.

"Es un homenaje", dijo, a un artista quediscretamente donó fondos para ayudar a pagar por el edificio enel que estaba parada: la sede del movimiento nacional de niñosexploradores de Afganistán, a las afueras de Kabul.

Los chicos y chicas de entre 12 y 17 años, conbandanas azules y amarillas atadas cuidadosamente alrededor delcuello, se aprendieron la canción en tan solo una hora. Afuera,disparos de armas automáticas sonaban desde un cercano campo detiro militar.

Gustavson, una nativa de Seattle radicada en Kabul,dirige una organización que ha revivido un movimiento de niñosexploradores afgano con 80 años de historia. Dijo que esimportante que los niños sepan que un artista tan querido por losestadounidenses como Prince se preocupó por ellos.

[caption id="attachment_393649" align="aligncenter"width="615"]Foto: AP[/caption]

"Especialmente ahora", manifestó, "con toda laretórica antimusulmana que estamos oyendo de Estados Unidos".

Gustavson es la directora ejecutiva de Parsa, quesignifica integridad en persa pero cuyas siglas en inglés tambiénse refieren a Servicios de Fisioterapia y Rehabilitación paraAfganistán, una organización benéfica independiente que realizaproyectos alrededor del país. La sede estaba en mal estado hastaque un amigo de Gustavson conoció a Prince entre bambalinasdurante un concierto en Los Ángeles en el 2007 y le dijo cómopodía ayudar a niños afganos. "Al día siguiente hizo un cheque"de 15.000 dólares, relató, y pagó por los cimientos del nuevoedificio.

Prince, quien murió en abril, nunca estuvo en Parsay Gustavson nunca lo conoció. Pero el cantante hizo una grandiferencia para los niños exploradores de Afganistán.

[caption id="attachment_393643" align="aligncenter"width="615"]Foto: AP[/caption]

La mayoría de los patrocinadores de Parsa sonpequeños donantes, dijo Gustavson, "gente corriente que no tienemucho dinero pero que contribuye con 10, 50, 100 dólares cuandopuede y eso nos ha mantenido a flote". Pero son grandes donantescomo Prince los que realmente ayudan a que sus nuevos proyectosdespeguen.

Tras su dádiva inicial, Prince hizo unacontribución anual a Parsa que "fue fundamental para desarrollarnuestro programa de niños exploradores a lo que es hoy", dijoGustavson.

Los niños exploradores se establecieronoriginalmente en Afganistán en 1931. El programa fue reconocidopor la Organización Mundial de Niños Exploradores en 1964. Cuandoestalló la guerra en Afganistán en la década de 1970, elmovimiento se desintegró, hasta que Parsa lo revivió en el2003.

Ahora, dijo Gustavson, hay 2.000 niños exploradoresen 14 provincias. Además de ir a acampar, las niñas exploradoras,que representan el 40% del movimiento a nivel nacional, participanen las mismas actividades que los niños y Gustavson esperaenseñarles herramientas de liderazgo que las ayuden a convertirseen adultas seguras de sí mismas en un país donde las mujeressuelen ser discriminadas.

[caption id="attachment_393647" align="aligncenter"width="615"]Foto: AP[/caption]

Al igual que con todos los proyectos de Parsa quesupervisa, Gustavson no recibe fondos del gobierno para los niñosexploradores. Los programas de Parsa son en vez diseñados para queotras organizaciones no gubernamentales pequeñas las acojan, algoque dice que les da a las comunidades un sentimiento de"propiedad".

"Vamos a las comunidades y les decimos '¿quénecesitan?'. Puede que digan una escuela o una clínica", dijoGustavson. "Somos una organización pequeña, podemos financiar aun docente pero (les decimos) que ellos tienen proveer el salón declase. Así que siempre hacemos nuestros programas de la mano".

Parsa frecuentemente tiene que forcejear con lanaturaleza conservadora de la sociedad afgana, donde las vidas delas mujeres son ampliamente controladas, primero por sus padres yhermanos, y después por sus esposos e hijos. Como dice Gustavson:"Realmente tuvimos que luchar con los hombres".

Cita un programa en Bamiyán, una de las provinciasmás pobres de un país que de por sí está entre los más pobresdel mundo. Era un programa de alfabetización para mujeres y loshombres locales se mostraron abiertamente apáticos, no veían lanecesidad de implementarlo. Pero las mujeres con las que hablóliteralmente le rogaron que ofreciera el programa.

"Una mujer me dijo, y nunca lo voy a olvidar: 'Sinalfabetización solo soy una vaca, como una del ganado aquí''',dijo Gustavson.

Cinco años después, volvieron para ver cómo iba elprograma y los hombres le dijeron: "Ellas están haciendo todo sutrabajo. Nuestros hijos están más limpios y sanos, y las mujeresestán más felices. Nos encanta ese programa".

Gustavson pasó cuatro años en Afganistán, de los 9a los 13, cuando su padre enseñaba biología en la EscuelaAmericana Internacional en Kabul. Volvió "a casa" 30 añosdespués, luego que la invasión estadounidense de 2001 sacó alTalibán, y en el 2003 convenció a su esposo de que se mudaran aKabul permanentemente.

/afa

Kabul, Afganistán.- A Marni Gustavson se le salieronlas lágrimas al ver a una docena de niños afganos aprendiendo laletra de "Purple Rain" de Prince.

"Es un homenaje", dijo, a un artista quediscretamente donó fondos para ayudar a pagar por el edificio enel que estaba parada: la sede del movimiento nacional de niñosexploradores de Afganistán, a las afueras de Kabul.

Los chicos y chicas de entre 12 y 17 años, conbandanas azules y amarillas atadas cuidadosamente alrededor delcuello, se aprendieron la canción en tan solo una hora. Afuera,disparos de armas automáticas sonaban desde un cercano campo detiro militar.

Gustavson, una nativa de Seattle radicada en Kabul,dirige una organización que ha revivido un movimiento de niñosexploradores afgano con 80 años de historia. Dijo que esimportante que los niños sepan que un artista tan querido por losestadounidenses como Prince se preocupó por ellos.

[caption id="attachment_393649" align="aligncenter"width="615"]Foto: AP[/caption]

"Especialmente ahora", manifestó, "con toda laretórica antimusulmana que estamos oyendo de Estados Unidos".

Gustavson es la directora ejecutiva de Parsa, quesignifica integridad en persa pero cuyas siglas en inglés tambiénse refieren a Servicios de Fisioterapia y Rehabilitación paraAfganistán, una organización benéfica independiente que realizaproyectos alrededor del país. La sede estaba en mal estado hastaque un amigo de Gustavson conoció a Prince entre bambalinasdurante un concierto en Los Ángeles en el 2007 y le dijo cómopodía ayudar a niños afganos. "Al día siguiente hizo un cheque"de 15.000 dólares, relató, y pagó por los cimientos del nuevoedificio.

Prince, quien murió en abril, nunca estuvo en Parsay Gustavson nunca lo conoció. Pero el cantante hizo una grandiferencia para los niños exploradores de Afganistán.

[caption id="attachment_393643" align="aligncenter"width="615"]Foto: AP[/caption]

La mayoría de los patrocinadores de Parsa sonpequeños donantes, dijo Gustavson, "gente corriente que no tienemucho dinero pero que contribuye con 10, 50, 100 dólares cuandopuede y eso nos ha mantenido a flote". Pero son grandes donantescomo Prince los que realmente ayudan a que sus nuevos proyectosdespeguen.

Tras su dádiva inicial, Prince hizo unacontribución anual a Parsa que "fue fundamental para desarrollarnuestro programa de niños exploradores a lo que es hoy", dijoGustavson.

Los niños exploradores se establecieronoriginalmente en Afganistán en 1931. El programa fue reconocidopor la Organización Mundial de Niños Exploradores en 1964. Cuandoestalló la guerra en Afganistán en la década de 1970, elmovimiento se desintegró, hasta que Parsa lo revivió en el2003.

Ahora, dijo Gustavson, hay 2.000 niños exploradoresen 14 provincias. Además de ir a acampar, las niñas exploradoras,que representan el 40% del movimiento a nivel nacional, participanen las mismas actividades que los niños y Gustavson esperaenseñarles herramientas de liderazgo que las ayuden a convertirseen adultas seguras de sí mismas en un país donde las mujeressuelen ser discriminadas.

[caption id="attachment_393647" align="aligncenter"width="615"]Foto: AP[/caption]

Al igual que con todos los proyectos de Parsa quesupervisa, Gustavson no recibe fondos del gobierno para los niñosexploradores. Los programas de Parsa son en vez diseñados para queotras organizaciones no gubernamentales pequeñas las acojan, algoque dice que les da a las comunidades un sentimiento de"propiedad".

"Vamos a las comunidades y les decimos '¿quénecesitan?'. Puede que digan una escuela o una clínica", dijoGustavson. "Somos una organización pequeña, podemos financiar aun docente pero (les decimos) que ellos tienen proveer el salón declase. Así que siempre hacemos nuestros programas de la mano".

Parsa frecuentemente tiene que forcejear con lanaturaleza conservadora de la sociedad afgana, donde las vidas delas mujeres son ampliamente controladas, primero por sus padres yhermanos, y después por sus esposos e hijos. Como dice Gustavson:"Realmente tuvimos que luchar con los hombres".

Cita un programa en Bamiyán, una de las provinciasmás pobres de un país que de por sí está entre los más pobresdel mundo. Era un programa de alfabetización para mujeres y loshombres locales se mostraron abiertamente apáticos, no veían lanecesidad de implementarlo. Pero las mujeres con las que hablóliteralmente le rogaron que ofreciera el programa.

"Una mujer me dijo, y nunca lo voy a olvidar: 'Sinalfabetización solo soy una vaca, como una del ganado aquí''',dijo Gustavson.

Cinco años después, volvieron para ver cómo iba elprograma y los hombres le dijeron: "Ellas están haciendo todo sutrabajo. Nuestros hijos están más limpios y sanos, y las mujeresestán más felices. Nos encanta ese programa".

Gustavson pasó cuatro años en Afganistán, de los 9a los 13, cuando su padre enseñaba biología en la EscuelaAmericana Internacional en Kabul. Volvió "a casa" 30 añosdespués, luego que la invasión estadounidense de 2001 sacó alTalibán, y en el 2003 convenció a su esposo de que se mudaran aKabul permanentemente.

/afa

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