El 31 de marzo de 1964 Brasil vivió un golpe de Estado que derrocó al presidente João Goulart, quien había gobernado durante tan sólo tres años bajo un régimen socialista. Luego de su destitución, el país quedó bajo el mando de una dictadura militar que se extendió hasta 1985.
Este período estuvo marcado por una fuerte censura a los medios de comunicación, que pronto se extendió también a la industria del entretenimiento. Bajo la creencia de que sus letras iban en contra de los valores nacionales e incitaban al comunismo, algunos músicos fueron perseguidos y torturados, provocando incluso su exilio.
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Estas historias habían permanecido ocultas durante muchos años, por lo que el productor Omar Marzagão y la directora Úrsula Corona se dieron a la tarea de darles voz en una serie documental de ocho episodios titulada El silencio que canta por libertad.
“Son artistas que influenciaron los grandes nombres de la música brasileña”, señala Omar Marzagão en entrevista. “Muchos se emocionaron por contar su historia porque pensaron que se habían apagado por la dictadura y estaban olvidados. Tenemos muchas historias inéditas, no contadas antes, es un legado con el que queremos contribuir a la música, y a las personas y artistas que vivieron esta censura”.
A lo largo de 23 minutos, en cada capítulo los entrevistados narran a detalle cómo lograron salir de su patria y continuar su carrera en el extranjero. Uno de ellos es Gilberto Gil, quien estuvo exiliado en Londres de 1969 a 1971, desde donde grabó los éxitos que lo llevaron a la fama como Andar com fé, Aquele abraco y Você é linda.
Para Úrsula Corona fue muy enriquecedor realizar este proyecto, ya que es un tema que llevaba más de diez años investigando y conocer de viva voz la experiencia de los involucrados le permitió comprender mejor este proceso histórico. La también actriz enfatizó que todas las entrevistas se desarrollaron con el mayor respeto, y asegura que el público encontrará los testimonios muy emotivos.
En cuanto al prouctor, este tema lo toca de manera muy personal, ya que su padre, Augusto Marzagão, fue una de las personas que se vio obligada a huir del país, y en 1971 trasladó a toda la familia a México, donde forjó una exitosa carrera como vicepresidente de Televisa durante casi veinte años.
Al haber convivido de cerca con la industria desde pequeño, está convencido de que no importa cuánta represión pueda existir, o los esfuerzos por silenciar el arte que hagan los gobiernos, éste siempre encontrará la manera de salir a la luz, especialmente en el caso de la música.
“Siempre fue un mecanismo extremadamente poderoso porque tiene un papel importantísimo. Si no fuera así, ciertas personas no se esforzarían tanto para callar esta expresión. Tiene un poder enorme de unir personas, si pensamos por ejemplo en el movimiento (hippie) de los años 60 de los Estados Unidos, vemos que significó mucho para la gente y fue parte de su lucha”.
Y aunque ambos reconocen que, gracias a la apertura que brinda internet, actualmente es más fácil tener medios de expresión, lamentan que el actual gobierno en Brasil también busca reprimir, por lo que esperan este trabajo inspire a los artistas para no dejar que se callen sus voces.
“Cancelaron los recursos financieros, eso es una forma que hoy, llamándose un país democrático en donde hay libertades, en realidad existe represión. Tenemos que los estados tienen sus propios mecanismos de financiamiento, sin necesidad de la federación, entonces eso ayuda a apoyar más una expresión libre de las artes”, confía el productor.
El silencio que canta por libertad estará disponible a través de la plataforma Music Box Brazil a mediados de este año.
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