/ viernes 19 de noviembre de 2021

Draco Rosa: Antes la música era sabiduría, hoy es un meme

El músico puertorriqueño tiene un nuevo disco que refleja su proceso de sanación, ahora de corte más zen y ambient, más cercano a la música electrónica

Draco Rosa es un artista que ha cambiado de piel varias veces, probablemente ni él mismo sepa cuantas. Tras su salida de Menudo, todavía en los ochentas, el puertorriqueño grabó dos discos solistas bajo el nombre de “Robby”, y a principios de los noventas hizo su primer disco con temas propios, firmado como “Robi”.

Pero a mediados de esa misma década lanzó el que sería su disco definitivo -o el primero de varios, para ser más justos-, titulado Vagabundo; un parteaguas en su carrera musical, ya rebautizado como Robi Draco Rosa y en el que, de la mano de Phil Manzanera (Roxy Music) dio cuenta de sus verdaderas capacidades con un álbum bohemio, oscuro y potente que recibió todo tipo de elogios, entre ellos el de la revista Spin, que lo incluyó en su lista de los mejores 10 álbumes del rock en español de todos los tiempos.

El lado oscuro de esa historia es que en aquel momento el artista estaba pasando por un etapa de adicción a las drogas que casi lo lleva a la muerte. Por fortuna, el músico vivió para contarlo y siguió adelante con su carrera musical -ya sin el Robi- haciéndose llamar únicamente Draco Rosa.

Así, llegaron más discos, algunos mejores que otros, como Mad Love (2004), Amor Vincit Omnia (2009) y el fenomenal Monte Sagrado (2018), además de algunas reediciones, recopilaciones y grabaciones en vivo que daban cuenta de la incansable búsqueda artística del cantautor, que por otro lado sumaba todo tipo de reconocimientos por ser autor de grandes éxitos comerciales de su compañero de mil batallas, Ricky Martin.

Pero la bonanza no siempre viene sola. En el caso de Robi Rosa, hace exactamente una década, en abril de 2011, se le diagnosticó un cáncer cerca del hígado que como suele suceder en estos casos, le cambió la vida.

Luego de someterse a distintos tratamientos alternativos con los que logró, una vez más, vivir para contarlo, Draco Rosa siguió adelante con su carrera, aunque ya nada volvería a ser igual para él.

Su visión, dentro y fuera de la música fue trastocada, en un proceso en el que reubicó sus prioridades y como parte de ellas se volcó hacia una vida más natural, mudándose a vivir a una finca en la que construyó su propio estudio de grabación, y en la que poco después incursionaría en el mundo de la producción y venta de café.

Foto: Jessica Menda

Su proceso de sanación ha sido largo. Todavía en su disco anterior, Monte Sagrado, escuchamos a un Draco Rosa exorcizando miles de fantasmas en una obra llena de energía y realmente contagiosa.

Sirva esta larga introducción para poner en contexto por qué llegamos al 2021 con un nuevo disco de estudio del artista que ofrece varias novedades. La primera de ellas, es que se trata de una grabación que estilísticamente apunta hacia terrenos hasta ahora inexplorados por él.

El nuevo álbum se llama Sound Healing 1:11, y a diferencia de todo lo que había hecho hasta ahora el músico, está más enfocado a la capacidad curativa de las sonoridades, que al clásico formato de canción pop rock que ya tenía tan dominado.

Así, nos enfrentamos por primera vez a un disco de Draco Rosa más relacionado con la electrónica, el ambient y ¿por qué no decirlo? hasta el new age, en una obra que funge como banda sonora del proceso de sanación que sigue experimentando.

“En 2019 me fui a Anaheim, y adquirí varios instrumentos y juguetitos nuevos, porque quería enfocarme en sanar a un nivel más personal. Luego vinieron unos amigos a tocar y la pasamos muy bien, pero llegó el Covid y todas las cosas que quería hacer ya no se dieron”, recuerda en entrevista con El Sol de México.

De ese periodo salió una de las canciones de este disco, “Quiero vivir (como nunca he vivido)”, mientras que el músico se quedó recluido, experimentando en su estudio.

“Estaba jugando y estudiando solo, y me di cuenta de lo bien que me sentía. Obviamente había mucho miedo en las calles, pero yo al estar en la finca me sentía bien. Comencé a experimentar y a montar varias cosas, y fue cuando hice “Selva” y “Fragancia de una flor”, otros dos tracks de este disco.

Cuenta que en esos momentos lo contactaron de la Fundación Isha Sadhguru, que es dirigida por un gurú hindú con el que se conocieron y comenzaron a intercambiar puntos de vista e información sobre cómo funcionan las frecuencias a nivel de sanación.

Así fue como surgieron las colaboraciones con Sadhguru en “Más allá del tiempo” y “Ladrón de fuego”, que terminaron por convencer a Draco Rosa de que se estaba encaminando a completar una obra conceptual como la descrita.

“¿Qué te puedo decir? Esto para mí ha sido una linda sorpresa”, dice. “Yo traté de pasarla bien, a pesar de que afuera había mucha tristeza y mucho miedo por lo que estaba pasando, pero fui descubriendo algo que me hacía sentir bien, ya que llegaba al estudio y me tiraba a crear todo el tiempo. Sólo me dejé llevar y creo que eso se nota”, cuenta.

Foto: Cortesía Sony Latin

Estamos pues ante un disco que no tiene afanes comerciales, que es justo lo único que las compañías disqueras y las radios no esperan. Draco sólo recuerda las eternas conversaciones con los ejecutivos discográficos pidiéndole siempre enfocarse en algo más o repetir algún éxito del pasado:

“El chiste más grande de mi vida, fue estar en una sala con los ejecutivos y que me dijeran: Oye Draco, ¿por qué no haces una canción con otro estilo? Y me mostraban las canciones que saqué años atrás… Y yo les decía que no, que no quiero hacer un programa de televisión, porque se trata sólo de ir y repetir todo. Eso de “recordar es vivir” para mí es una estupidez, ¡recordar es sufrir! Vamos para adelante, porque eso es lo que importa... Yo veo que hoy en día la música es un meme, aunque antes era sabiduría. Por ejemplo, escuchabas a los Rolling Stones y decías: Esto me va a ayudar en estos tiempos difíciles, pero ahora no, ahora sólo es un meme. Ahora vas a una disquera y hay mucho de lo mismo, pero es el mundo en que vivimos”.

Y como parte de esa reflexión, vuelven los episodios por los que ha pasado en los últimos años, los que lo han hecho llegar hasta aquí:

“Me dijeron los médicos que tendría que tomar medicamentos toda la vida. Aún recuerdo cuando me formé en la fila de una farmacia en Los Ángeles, y dije: ¡tiene que haber algo más! Pues lo encontré. La meditación me ha dado un enfoque diferente y sigo aprendiendo, porque no es nada fácil. La primera vez que me dijeron que meditara, pensé: ¿Meditar? ¿Qué es eso? No tengo tiempo, estoy ocupado. Y tuve que esperar todos estos años para despertar. Ahora sé que es una bendición tener una revelación así cuando eres joven, que te llegue de manera “natural” sin algún tipo de dolor o sufrimiento... Y este disco es un producto de todo eso”.

Así que sobre advertencia no hay engaño. Draco Rosa está de vuelta con otro disco, que pudiera no ser el disco que el mainstream esperaba de él, como recalca:

“Hay muchos que buscan la fama y el dinero, pero esto es una caminata personal. Una cosa es la fama y otra cosa es el arte… El estar vivo es la meta, la vida es la meta. Si tú te enfocas en tu vida no estarás pensando en el que dirán”, dice.

Así que parece haber punto de retorno para el artista, que hace una pausa y luego remata: “Creo que el universo ha sido muy generoso conmigo y le soy fiel a ese proceso. Trato de ofrecer algo completo, buena música. Porque ese es el propósito, dejar algo para la humanidad”

“HAY QUE BUSCAR UN BALANCE”

Draco Rosa sigue viviendo su proceso de sanación, citando a diferentes biólogos e ideólogos que lo han ayudado a salir adelante. No olvida las peripecias que tuvo que pasar en el sistema de salud estadounidense para intentar curarse, y tampoco pierde la oportunidad de decir que incluso aquellos alimentos que consideramos saludables, como la cebolla o el ajo, no se deben consumir indiscriminadamente, sino de una forma más consciente, lo mismo que el café, que aunque lo comercialice, no lo recomienda de forma imprudente:

Foto: Cortesía

“Yo vendo café, pero estoy aprendiendo que lo debes beber sólo cuando quieres disfrutar de un café. Me causa mucho conflicto la gente que dice: Si yo no me tomo un café en la mañana, no me puedo activar, porque eso es mental, y son condicionamientos y creencias con las que crecimos… Creencias que ahora estoy partiendo en pedazos”.

Cuenta que fue a visitarlo el chef Gordon Ramsay, que probó su café para uno de sus programas y que lo pasaron muy bien.

“Es un café exquisito, pero volvemos a lo mismo, no se debe tomar por tomar, como lo hacen los alcohólicos, hay que buscar un balance”.

Y hablando de balances, tratamos de jugar a los ajustes de cuentas con el pasado:

¿Qué le dirías a Draco Rosa de 1995?

Le diría, ¡Bro, tienes que hacer yoga y meditar, porque así cómo estás, te vas a matar!

¿Y qué le dirías al Robi de 1985?

¡Pásala bien, todo está bien! Yo en 1985 estaba bien, no tenía complicaciones. Estaba brindando el amor que tenía, pero después de que salí de Menudo perdí todo ese amor, esa pureza y alegría de ver las flores, los montes, el océano, todos los detalles, así como el simple hecho de estar vivo, que te levantes por la mañana y sepas que puedes llamar a tu papá, a tu mamá o a un primo, quienes también se levantaron, ¡eso es éxito! Y hoy estoy aprendiendo otra vez eso, porque llegué a un punto de oscuridad terrible y me salvé, de lo contrario me hubiese quedado como muchos y hubiera terminado en el suicidio.

Y antes de terminar, un adelanto del futuro.

Asegura que en 2022 quiere salir a tocar en vivo y después irse a encerrar de nuevo. “Me quiero enfocar más en estar en el estudio, grabando canciones, no es que ya no quiera tocar, pero ya no me veo haciendo giras, no me interesa. Voy a estar más en el metaverso, que me parece fenomenal. ¿Pero sabes algo¿ De aquí a que tenga 80 años, quiero tener una transformación, después ya me podré calmar”.

¿Entonces ya no volverás a México?

Sí, pero para dar sólo un show y luego quedarme ahí dos semanas. Quiero disfrutar la vida, compartir y conectar con mis amigos del DF, quiero disfrutar la ciudad... Y luego regresaré a casa para hacer más música en mi tiempo libre, haciendo música, que es lo más maravilloso.

Si no mal recuerdo, ese era tu enfoque también cuando salió Vagabundo, querías estar más haciendo música que tocando en vivo.

Sí claro. Porque como te dije, sacar la música es todo. Estamos en una época en la que se sacan muchas piezas iguales. Pero ahora me siento más atraído incluso por otras cosas, como la literatura.



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Draco Rosa es un artista que ha cambiado de piel varias veces, probablemente ni él mismo sepa cuantas. Tras su salida de Menudo, todavía en los ochentas, el puertorriqueño grabó dos discos solistas bajo el nombre de “Robby”, y a principios de los noventas hizo su primer disco con temas propios, firmado como “Robi”.

Pero a mediados de esa misma década lanzó el que sería su disco definitivo -o el primero de varios, para ser más justos-, titulado Vagabundo; un parteaguas en su carrera musical, ya rebautizado como Robi Draco Rosa y en el que, de la mano de Phil Manzanera (Roxy Music) dio cuenta de sus verdaderas capacidades con un álbum bohemio, oscuro y potente que recibió todo tipo de elogios, entre ellos el de la revista Spin, que lo incluyó en su lista de los mejores 10 álbumes del rock en español de todos los tiempos.

El lado oscuro de esa historia es que en aquel momento el artista estaba pasando por un etapa de adicción a las drogas que casi lo lleva a la muerte. Por fortuna, el músico vivió para contarlo y siguió adelante con su carrera musical -ya sin el Robi- haciéndose llamar únicamente Draco Rosa.

Así, llegaron más discos, algunos mejores que otros, como Mad Love (2004), Amor Vincit Omnia (2009) y el fenomenal Monte Sagrado (2018), además de algunas reediciones, recopilaciones y grabaciones en vivo que daban cuenta de la incansable búsqueda artística del cantautor, que por otro lado sumaba todo tipo de reconocimientos por ser autor de grandes éxitos comerciales de su compañero de mil batallas, Ricky Martin.

Pero la bonanza no siempre viene sola. En el caso de Robi Rosa, hace exactamente una década, en abril de 2011, se le diagnosticó un cáncer cerca del hígado que como suele suceder en estos casos, le cambió la vida.

Luego de someterse a distintos tratamientos alternativos con los que logró, una vez más, vivir para contarlo, Draco Rosa siguió adelante con su carrera, aunque ya nada volvería a ser igual para él.

Su visión, dentro y fuera de la música fue trastocada, en un proceso en el que reubicó sus prioridades y como parte de ellas se volcó hacia una vida más natural, mudándose a vivir a una finca en la que construyó su propio estudio de grabación, y en la que poco después incursionaría en el mundo de la producción y venta de café.

Foto: Jessica Menda

Su proceso de sanación ha sido largo. Todavía en su disco anterior, Monte Sagrado, escuchamos a un Draco Rosa exorcizando miles de fantasmas en una obra llena de energía y realmente contagiosa.

Sirva esta larga introducción para poner en contexto por qué llegamos al 2021 con un nuevo disco de estudio del artista que ofrece varias novedades. La primera de ellas, es que se trata de una grabación que estilísticamente apunta hacia terrenos hasta ahora inexplorados por él.

El nuevo álbum se llama Sound Healing 1:11, y a diferencia de todo lo que había hecho hasta ahora el músico, está más enfocado a la capacidad curativa de las sonoridades, que al clásico formato de canción pop rock que ya tenía tan dominado.

Así, nos enfrentamos por primera vez a un disco de Draco Rosa más relacionado con la electrónica, el ambient y ¿por qué no decirlo? hasta el new age, en una obra que funge como banda sonora del proceso de sanación que sigue experimentando.

“En 2019 me fui a Anaheim, y adquirí varios instrumentos y juguetitos nuevos, porque quería enfocarme en sanar a un nivel más personal. Luego vinieron unos amigos a tocar y la pasamos muy bien, pero llegó el Covid y todas las cosas que quería hacer ya no se dieron”, recuerda en entrevista con El Sol de México.

De ese periodo salió una de las canciones de este disco, “Quiero vivir (como nunca he vivido)”, mientras que el músico se quedó recluido, experimentando en su estudio.

“Estaba jugando y estudiando solo, y me di cuenta de lo bien que me sentía. Obviamente había mucho miedo en las calles, pero yo al estar en la finca me sentía bien. Comencé a experimentar y a montar varias cosas, y fue cuando hice “Selva” y “Fragancia de una flor”, otros dos tracks de este disco.

Cuenta que en esos momentos lo contactaron de la Fundación Isha Sadhguru, que es dirigida por un gurú hindú con el que se conocieron y comenzaron a intercambiar puntos de vista e información sobre cómo funcionan las frecuencias a nivel de sanación.

Así fue como surgieron las colaboraciones con Sadhguru en “Más allá del tiempo” y “Ladrón de fuego”, que terminaron por convencer a Draco Rosa de que se estaba encaminando a completar una obra conceptual como la descrita.

“¿Qué te puedo decir? Esto para mí ha sido una linda sorpresa”, dice. “Yo traté de pasarla bien, a pesar de que afuera había mucha tristeza y mucho miedo por lo que estaba pasando, pero fui descubriendo algo que me hacía sentir bien, ya que llegaba al estudio y me tiraba a crear todo el tiempo. Sólo me dejé llevar y creo que eso se nota”, cuenta.

Foto: Cortesía Sony Latin

Estamos pues ante un disco que no tiene afanes comerciales, que es justo lo único que las compañías disqueras y las radios no esperan. Draco sólo recuerda las eternas conversaciones con los ejecutivos discográficos pidiéndole siempre enfocarse en algo más o repetir algún éxito del pasado:

“El chiste más grande de mi vida, fue estar en una sala con los ejecutivos y que me dijeran: Oye Draco, ¿por qué no haces una canción con otro estilo? Y me mostraban las canciones que saqué años atrás… Y yo les decía que no, que no quiero hacer un programa de televisión, porque se trata sólo de ir y repetir todo. Eso de “recordar es vivir” para mí es una estupidez, ¡recordar es sufrir! Vamos para adelante, porque eso es lo que importa... Yo veo que hoy en día la música es un meme, aunque antes era sabiduría. Por ejemplo, escuchabas a los Rolling Stones y decías: Esto me va a ayudar en estos tiempos difíciles, pero ahora no, ahora sólo es un meme. Ahora vas a una disquera y hay mucho de lo mismo, pero es el mundo en que vivimos”.

Y como parte de esa reflexión, vuelven los episodios por los que ha pasado en los últimos años, los que lo han hecho llegar hasta aquí:

“Me dijeron los médicos que tendría que tomar medicamentos toda la vida. Aún recuerdo cuando me formé en la fila de una farmacia en Los Ángeles, y dije: ¡tiene que haber algo más! Pues lo encontré. La meditación me ha dado un enfoque diferente y sigo aprendiendo, porque no es nada fácil. La primera vez que me dijeron que meditara, pensé: ¿Meditar? ¿Qué es eso? No tengo tiempo, estoy ocupado. Y tuve que esperar todos estos años para despertar. Ahora sé que es una bendición tener una revelación así cuando eres joven, que te llegue de manera “natural” sin algún tipo de dolor o sufrimiento... Y este disco es un producto de todo eso”.

Así que sobre advertencia no hay engaño. Draco Rosa está de vuelta con otro disco, que pudiera no ser el disco que el mainstream esperaba de él, como recalca:

“Hay muchos que buscan la fama y el dinero, pero esto es una caminata personal. Una cosa es la fama y otra cosa es el arte… El estar vivo es la meta, la vida es la meta. Si tú te enfocas en tu vida no estarás pensando en el que dirán”, dice.

Así que parece haber punto de retorno para el artista, que hace una pausa y luego remata: “Creo que el universo ha sido muy generoso conmigo y le soy fiel a ese proceso. Trato de ofrecer algo completo, buena música. Porque ese es el propósito, dejar algo para la humanidad”

“HAY QUE BUSCAR UN BALANCE”

Draco Rosa sigue viviendo su proceso de sanación, citando a diferentes biólogos e ideólogos que lo han ayudado a salir adelante. No olvida las peripecias que tuvo que pasar en el sistema de salud estadounidense para intentar curarse, y tampoco pierde la oportunidad de decir que incluso aquellos alimentos que consideramos saludables, como la cebolla o el ajo, no se deben consumir indiscriminadamente, sino de una forma más consciente, lo mismo que el café, que aunque lo comercialice, no lo recomienda de forma imprudente:

Foto: Cortesía

“Yo vendo café, pero estoy aprendiendo que lo debes beber sólo cuando quieres disfrutar de un café. Me causa mucho conflicto la gente que dice: Si yo no me tomo un café en la mañana, no me puedo activar, porque eso es mental, y son condicionamientos y creencias con las que crecimos… Creencias que ahora estoy partiendo en pedazos”.

Cuenta que fue a visitarlo el chef Gordon Ramsay, que probó su café para uno de sus programas y que lo pasaron muy bien.

“Es un café exquisito, pero volvemos a lo mismo, no se debe tomar por tomar, como lo hacen los alcohólicos, hay que buscar un balance”.

Y hablando de balances, tratamos de jugar a los ajustes de cuentas con el pasado:

¿Qué le dirías a Draco Rosa de 1995?

Le diría, ¡Bro, tienes que hacer yoga y meditar, porque así cómo estás, te vas a matar!

¿Y qué le dirías al Robi de 1985?

¡Pásala bien, todo está bien! Yo en 1985 estaba bien, no tenía complicaciones. Estaba brindando el amor que tenía, pero después de que salí de Menudo perdí todo ese amor, esa pureza y alegría de ver las flores, los montes, el océano, todos los detalles, así como el simple hecho de estar vivo, que te levantes por la mañana y sepas que puedes llamar a tu papá, a tu mamá o a un primo, quienes también se levantaron, ¡eso es éxito! Y hoy estoy aprendiendo otra vez eso, porque llegué a un punto de oscuridad terrible y me salvé, de lo contrario me hubiese quedado como muchos y hubiera terminado en el suicidio.

Y antes de terminar, un adelanto del futuro.

Asegura que en 2022 quiere salir a tocar en vivo y después irse a encerrar de nuevo. “Me quiero enfocar más en estar en el estudio, grabando canciones, no es que ya no quiera tocar, pero ya no me veo haciendo giras, no me interesa. Voy a estar más en el metaverso, que me parece fenomenal. ¿Pero sabes algo¿ De aquí a que tenga 80 años, quiero tener una transformación, después ya me podré calmar”.

¿Entonces ya no volverás a México?

Sí, pero para dar sólo un show y luego quedarme ahí dos semanas. Quiero disfrutar la vida, compartir y conectar con mis amigos del DF, quiero disfrutar la ciudad... Y luego regresaré a casa para hacer más música en mi tiempo libre, haciendo música, que es lo más maravilloso.

Si no mal recuerdo, ese era tu enfoque también cuando salió Vagabundo, querías estar más haciendo música que tocando en vivo.

Sí claro. Porque como te dije, sacar la música es todo. Estamos en una época en la que se sacan muchas piezas iguales. Pero ahora me siento más atraído incluso por otras cosas, como la literatura.



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