Entre aplausos y vítores despidieron ayer a la gran Dama del Teatro, Fela Fábregas, en el marco de un sentido homenaje póstumo organizado por sus hijos en uno de los espacios escénicos que ella ayudó a construir, y más adoraba, el teatro Manolo Fábregas de la colonia San Rafael, que recién había reabierto sus puertas.
"¡Fe-la, Fe-la!", exclamó la concurrencia al finalizar el acto, como si se tratase de la última función, en un escenario apenas iluminado y con cinco coronas fúnebres colgando en el telón de fondo, a manera de escenografía.
La emoción se regó entre las butacas al recordar anécdotas y resaltar la obra de la empresaria y productora infatigable, cuyo talento y dedicación impulsaron decisivamente el teatro en nuestro país. Uno a uno, actores cercanos a ella como Héctor
Bonilla y Patricio Castillo fueron desfilando ante el féretro, para ofrendarle un agradecimiento sincero.
Y, en efecto, fue la última función de Fela Fábregas en el teatro de la vida (la vida es un teatro, a final de cuentas, que fluye entre el drama y la comedia), pero antes de caer el telón el padre José de Jesús Aguilar ofició una misa y sentenció que "seguirá viva en la memoria".
Figuras como María Victoria, Marta Zamora, Chantal Andere, Alicia Encinas, Marta Fernanda, Jorge Ortiz de Pinedo, Juan Ferrara y Rafael Perrín, seguían atentos la homilía luego de haber montado guardias póstumas.
Después un coro de alumnos del Centro Cultural Virginia Fábregas le dedicó un fragmento de El diluvio que viene, la comedia que Fela adquirió en España y duró tres años y medio en cartelera, en el teatro San Rafael, y finalmente otro aplauso rubricó el acto. "Gracias a todos los aquí presentes.
El alma de mi madre parte con alegría", expresó su hija Virginia.