/ domingo 16 de agosto de 2020

Hoy los latinos tenemos más poder: Gloria Estefan, la diva del latin power

Gloria Estefan puso a bailar a multitudes en Estados Unidos con su Miami Sound Machine en 1985, apenas cinco años después del éxodo de cubanos en el Mariel

Si el power latino tuviera nombre, se llamaría Gloria Estefan. A más de seis décadas de haber dejado su natal Cuba por la persecución del régimen castrista, la primera diva mundial del pop latino amasa una fortuna superior a 500 millones de dólares, tiene 120 millones de discos vendidos y posee una mansión valuada en 25 millones de dólares en una isla exclusiva de Miami.

Tenía siete años que la cantante cubano-americana no lanzaba un álbum. Su ausencia se debió a muchas razones. Una de ellas, la muerte de su madre, ocurrida en 2017. Pero el tiempo es un bálsamo contra las heridas. Hoy, Gloria luce radicante por el lanzamiento de Cuando hay amor, el primer sencillo de su nuevo álbum, Brazil305, disponible en todas las plataformas de música por streaming.

Maquillada y sonriente, la intérprete de 62 años atiende esta entrevista vía Zoom desde su residencia en Miami, la ciudad a la que, diría Martín Caparrós, todo mundo desea llegar. Su opulencia no reside en sus posesiones, sino en su carácter. Muy segura de sí misma, como cuando ponía a bailar Conga a millones de gringos en los años ochenta, suelta la primera advertencia: “Los hispanos seremos la cuarta parte de la población estadounidense para 2025”.

A Estefan le tocó llegar a Estados Unidos cuando los latinos no ocupaban ni la décima parte de la población de ese país. Hoy son casi 60 millones: el 18 por ciento de la población. Un dato que preocupa a los republicanos más conservadores, quienes se mecen en la hamaca de la nostalgia y sueñan aún con una América blanca y protestante.

“Es muy claro que los latinos hoy tenemos mucho más poder que antes. La oleada cubana llegó a Miami, pero si vemos otras regiones, encontraremos a millones de mexicanos y centroamericanos que forman parte esencial de la gran economía de este país. Lo curioso es que, aunque tenemos ese poder, siempre agarran al último que llegó para echarle la culpa de todos los males que sufre Estados Unidos, y por supuesto que no es así”, observa Estefan.

Para ella, el crecimiento demográfico de la comunidad hispanohablante en Estados Unidos es la razón principal por la cual una parte de la sociedad norteamericana asume actitudes discriminatorias hacia los latinoamericanos. “En mi experiencia, los hispanos han ido creciendo en poder económico y político en Estados Unidos. Sin embargo, cada que hay una campaña electoral se usa la política del miedo para tratar de convencer a las personas de votar de una determinada manera”, asegura.

AMERICAN DREAM

La ganadora de siete Premios Grammy huyó de La Habana en 1957 porque su padre era el guardaespaldas de la esposa del dictador Fulgencio Batista, quien en ese momento estaba a punto de ser derrocado por la revolución de Fidel Castro.

Al igual que cientos de familias cercanas a la dictadura de Batista, los Fajardo se vieron obligados a huir a Miami, que poco a poco se convirtió en el centro neurálgico del exilio cubano. En aquel año, era una ciudad de dos millones de habitantes; hoy, tiene más de seis. Sin embargo, la sangre latina ya se sentía en ese entonces a través de toda la música afroantillana que los inmigrantes hispanos tocaban no sólo en Miami, sino en Nueva York o Los Ángeles. El power latino estaba por nacer.

Por aquellos años, la palabra “salsa” ni siquiera existía. Lo que se tocaba eran ritmos afroantillanos con grupos como Fania All Stars, que congregó a Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Celia Cruz, Willie Colón o Rubén Blades.

Pero hubo otras agrupaciones que llevaron toda esa música latina a un concepto mucho más digerible, mucho más pop. Miami Sound Machine fue una de ellas. Liderada por el músico Emilio Estefan —hoy esposo de Gloria y considerado uno de los mejores productores del mundo—, la banda encontró en la cantante cubana la fórmula del pop latino. Así nació Gloria Estefan.

Madre de la música latina en Estados Unidos, emblema del spanglish y exitosa empresaria, Gloria Estefan encarna el sueño americano. Por eso fue reconocida, junto con su marido, con la Medalla Presidencial de la Libertad, la cual les fue entregada en 2015 de manos del ex presidente Barack Obama. La razón: “haber allanando el camino para un sinnúmero de otros artistas latinos”.

Estefan afirma que aquella condecoración fue un honor, pero admite que su mayor satisfacción sigue siendo la música. Y aunque sabe que el reguetón hoy es el género latino que más vende, asegura que no está interesada en él: “hacerlo no sería parte de quien soy yo”.

Mucho se dijo acerca de la grosería que hizo el presidente Donald Trump al no asistir a la ceremonia en que Gloria fue homenajeada en el Kennedy Center en 2017. Ni siquiera porque ella fue la primera cubanoamericana en ser reconocida en ese recinto, el mandatario se dignó a asistir.

“(Trump) no fue y me alegro, porque esos homenajes se dan a raíz de una vida entera. Recuerdo que la situación estaba muy polarizada. Muchas personas dijeron que no participarían si él iba. Yo no soy partidaria de esos extremos. Creo que es mejor mantener fuera la política de los asuntos artísticos. Sé que el recinto fue creado por el presidente Kennedy, pero antes no estaba tan involucrada la política en estos homenajes”, advierte.

Con una convicción inquebrantable, Estefan llama a la comunidad latina a participar en las próximas elecciones de Estados Unidos. Asegura que esa es la única manera para que los hispanoamericanos sean escuchados en un país que, dice, está sumamente polarizado: “Cuando yo crecí en Estados Unidos, me parecía increíble que existieran debates tan civilizados en la televisión. Sé que los latinos tenemos un poco caliente la cabeza. Cuando los cubanos hablamos sobre política, se pone difícil la cosa en casa. Pero la verdad es que yo crecí enamorada de ese proceso de apertura de opiniones. Esa tolerancia ya se acabó. Ahora veo que la política ha bestializado a todo el mundo. Tenemos que regresar a la oportunidad de poder discutir, aunque tengamos ideas distintas. Lo que hoy más escuchamos son los extremos, las voces más altas, y eso es difícil para cualquier proceso democrático”, concluye la intérprete de 90 millas.

Brazil305 incluye nuevas versiones de temas como Mi tierra, Con los años que me quedan, Rithym is gonna get you, o Here we are, un dueto en portugués con Carlinhos Brown (Magalenha) y cuatro composiciones inéditas.

Si el power latino tuviera nombre, se llamaría Gloria Estefan. A más de seis décadas de haber dejado su natal Cuba por la persecución del régimen castrista, la primera diva mundial del pop latino amasa una fortuna superior a 500 millones de dólares, tiene 120 millones de discos vendidos y posee una mansión valuada en 25 millones de dólares en una isla exclusiva de Miami.

Tenía siete años que la cantante cubano-americana no lanzaba un álbum. Su ausencia se debió a muchas razones. Una de ellas, la muerte de su madre, ocurrida en 2017. Pero el tiempo es un bálsamo contra las heridas. Hoy, Gloria luce radicante por el lanzamiento de Cuando hay amor, el primer sencillo de su nuevo álbum, Brazil305, disponible en todas las plataformas de música por streaming.

Maquillada y sonriente, la intérprete de 62 años atiende esta entrevista vía Zoom desde su residencia en Miami, la ciudad a la que, diría Martín Caparrós, todo mundo desea llegar. Su opulencia no reside en sus posesiones, sino en su carácter. Muy segura de sí misma, como cuando ponía a bailar Conga a millones de gringos en los años ochenta, suelta la primera advertencia: “Los hispanos seremos la cuarta parte de la población estadounidense para 2025”.

A Estefan le tocó llegar a Estados Unidos cuando los latinos no ocupaban ni la décima parte de la población de ese país. Hoy son casi 60 millones: el 18 por ciento de la población. Un dato que preocupa a los republicanos más conservadores, quienes se mecen en la hamaca de la nostalgia y sueñan aún con una América blanca y protestante.

“Es muy claro que los latinos hoy tenemos mucho más poder que antes. La oleada cubana llegó a Miami, pero si vemos otras regiones, encontraremos a millones de mexicanos y centroamericanos que forman parte esencial de la gran economía de este país. Lo curioso es que, aunque tenemos ese poder, siempre agarran al último que llegó para echarle la culpa de todos los males que sufre Estados Unidos, y por supuesto que no es así”, observa Estefan.

Para ella, el crecimiento demográfico de la comunidad hispanohablante en Estados Unidos es la razón principal por la cual una parte de la sociedad norteamericana asume actitudes discriminatorias hacia los latinoamericanos. “En mi experiencia, los hispanos han ido creciendo en poder económico y político en Estados Unidos. Sin embargo, cada que hay una campaña electoral se usa la política del miedo para tratar de convencer a las personas de votar de una determinada manera”, asegura.

AMERICAN DREAM

La ganadora de siete Premios Grammy huyó de La Habana en 1957 porque su padre era el guardaespaldas de la esposa del dictador Fulgencio Batista, quien en ese momento estaba a punto de ser derrocado por la revolución de Fidel Castro.

Al igual que cientos de familias cercanas a la dictadura de Batista, los Fajardo se vieron obligados a huir a Miami, que poco a poco se convirtió en el centro neurálgico del exilio cubano. En aquel año, era una ciudad de dos millones de habitantes; hoy, tiene más de seis. Sin embargo, la sangre latina ya se sentía en ese entonces a través de toda la música afroantillana que los inmigrantes hispanos tocaban no sólo en Miami, sino en Nueva York o Los Ángeles. El power latino estaba por nacer.

Por aquellos años, la palabra “salsa” ni siquiera existía. Lo que se tocaba eran ritmos afroantillanos con grupos como Fania All Stars, que congregó a Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Celia Cruz, Willie Colón o Rubén Blades.

Pero hubo otras agrupaciones que llevaron toda esa música latina a un concepto mucho más digerible, mucho más pop. Miami Sound Machine fue una de ellas. Liderada por el músico Emilio Estefan —hoy esposo de Gloria y considerado uno de los mejores productores del mundo—, la banda encontró en la cantante cubana la fórmula del pop latino. Así nació Gloria Estefan.

Madre de la música latina en Estados Unidos, emblema del spanglish y exitosa empresaria, Gloria Estefan encarna el sueño americano. Por eso fue reconocida, junto con su marido, con la Medalla Presidencial de la Libertad, la cual les fue entregada en 2015 de manos del ex presidente Barack Obama. La razón: “haber allanando el camino para un sinnúmero de otros artistas latinos”.

Estefan afirma que aquella condecoración fue un honor, pero admite que su mayor satisfacción sigue siendo la música. Y aunque sabe que el reguetón hoy es el género latino que más vende, asegura que no está interesada en él: “hacerlo no sería parte de quien soy yo”.

Mucho se dijo acerca de la grosería que hizo el presidente Donald Trump al no asistir a la ceremonia en que Gloria fue homenajeada en el Kennedy Center en 2017. Ni siquiera porque ella fue la primera cubanoamericana en ser reconocida en ese recinto, el mandatario se dignó a asistir.

“(Trump) no fue y me alegro, porque esos homenajes se dan a raíz de una vida entera. Recuerdo que la situación estaba muy polarizada. Muchas personas dijeron que no participarían si él iba. Yo no soy partidaria de esos extremos. Creo que es mejor mantener fuera la política de los asuntos artísticos. Sé que el recinto fue creado por el presidente Kennedy, pero antes no estaba tan involucrada la política en estos homenajes”, advierte.

Con una convicción inquebrantable, Estefan llama a la comunidad latina a participar en las próximas elecciones de Estados Unidos. Asegura que esa es la única manera para que los hispanoamericanos sean escuchados en un país que, dice, está sumamente polarizado: “Cuando yo crecí en Estados Unidos, me parecía increíble que existieran debates tan civilizados en la televisión. Sé que los latinos tenemos un poco caliente la cabeza. Cuando los cubanos hablamos sobre política, se pone difícil la cosa en casa. Pero la verdad es que yo crecí enamorada de ese proceso de apertura de opiniones. Esa tolerancia ya se acabó. Ahora veo que la política ha bestializado a todo el mundo. Tenemos que regresar a la oportunidad de poder discutir, aunque tengamos ideas distintas. Lo que hoy más escuchamos son los extremos, las voces más altas, y eso es difícil para cualquier proceso democrático”, concluye la intérprete de 90 millas.

Brazil305 incluye nuevas versiones de temas como Mi tierra, Con los años que me quedan, Rithym is gonna get you, o Here we are, un dueto en portugués con Carlinhos Brown (Magalenha) y cuatro composiciones inéditas.

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