Una habitación, ocho historias, ocho directores y 100 años que recorren un México prerevolucionario hasta nuestros días, es lo que a la película La habitación la hace única, pues los protagonistas cambian conforme al director que crea su propia atmósfera para narrar lo que ocurre en estas cuatro paredes donde el racismo, explotación, desapariciones, crimen organizado y sobre todo violencia, es el común denominador de este largometraje que a decir de sus directores, no es una miscelánea de cuentos, sino una historia que pone al espectador en primera fila de las preocupaciones, secretos y alegrías de sus protagonistas.
Los directores Carlos Carrera, Ernesto Contreras, Carlos Bolado, Alfonso Pineda, Alejandro Valle, Daniel Giménez Cacho, Iván Ávila y Natalia Beristain, así como la guionista María Diego, explicaron cómo fue su participación en este proyecto que se estrena a nivel nacional el próximo 20 de octubre.
En La habitación, el público “va a encontrar varios estilos narrativos, podrán sentirse más cercanos a unos que a otros, pero en general encontrará una consistencia de talentos, un collage de caras muy rico y variado, y además algo resuena: el por qué estamos viviendo el México que estamos viviendo, es una película que abre preguntas y se remite a la memoria, algo que como país nos hace falta, saber de dónde venimos y por qué estamos donde estamos, esta película apunta a eso”, dijo en entrevista la productora Natalia Beristain.
Beristain, quien dirigió el segmento de La evocación, comentó que “En términos generales esta habitación que hemos visto durante 100 años, inicia con personajes extranjeros, un matrimonio dentro del marco del porfiriato que termina abandonando el predio y de ahí una serie de melodramas familiares se desarrollan dentro de ella, culminando con su renacimiento de las cenizas porque la casa también se vio afectada por el terremoto del 85 y solo fue habitada por personas en condiciones de calle y luego en 2010 un grupo de jóvenes en adaptación social empiezan a reconstruirla y crear en ese espacio un refugio para los más desvalidos en la captia del país.
La cinta cuenta con esa magia que atrapa, no solo son los diálogos, sino toda la escenografía que llama la atención, pues los detalles de cada época y costumbres son expresadas a detalle, como dice el productor Eder Campos, “queremos que el espectador sea como una mosca que vivió dentro de esa casa 100 años y vio todo.